Windows Vista: US$ 6.000 millones y 50.000 millones de líneas

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Desde este martes, los usuarios norteamericanos tienen a su disposición la versión “minorista” de nuevo sistema operativo que presenta Microsoft. Pero la clave del éxito reside en cómo reacciones el mercado a la versión empresaria.

En efecto, la suerte del sistema depende de las grandes organizaciones, no de “consumidores”, como muchos dicen hoy. Ese sector de usuarios es el que más aplicaciones exige –no ya fantasías multimediáticas ni otras formas de entretenimiento- y, por ende, el que más factores sopesará al momento de comprar el nuevo software.

A dos meses de la versión institucional, salen a la venta computadoras cargadas con el programa en escala minorista. Se trata, claro, de la primera mejora substancial al sistema operativo Windows desde XP (octubre 2001). En camino, quedó Longhorn.

Sea como fuere, Windows y sus diversas avatares equipan 90% de las computadora existentes alrededor del mundo. Basta el detalle para apostar al éxito comercial de las dos nuevas versiones, pues los usuarios individuales virtualmente no tienen alternativa. Entre otros, porque casi 75% de las máquinas nuevas salen este año con Vista.

A la inversa, las organizaciones pueden cargar el sistema para mejorar los existentes en sus máquinas y servidores. Aun si se trata de Linux, el rival de fuente abierta. Por ende, la actitud de estos grandes usuarios decidirá el volumen y el ritmo de ganancias para Microsoft. Esto es, cuánto tiempo le llevará compensar los gastos en Vista y softwares complementarios tales como Office 2007 o Exchange, el programa de e-mail para servidores.

Se explica, pues, que muchos ejecutivos de tecnología informática estén tomándose tiempo, como es habitual en cualquier cambio mayor en la materia. “Si fuese director de TI y no quisiera perder el trabajo, no movería un dedo para adoptar Vista en diez a doce meses. Será mejor esperar”. Eso sostiene Andrew Walker, un reconocido analista a punto de editar el primer libro sobre Windows Vista.

En efecto, la suerte del sistema depende de las grandes organizaciones, no de “consumidores”, como muchos dicen hoy. Ese sector de usuarios es el que más aplicaciones exige –no ya fantasías multimediáticas ni otras formas de entretenimiento- y, por ende, el que más factores sopesará al momento de comprar el nuevo software.

A dos meses de la versión institucional, salen a la venta computadoras cargadas con el programa en escala minorista. Se trata, claro, de la primera mejora substancial al sistema operativo Windows desde XP (octubre 2001). En camino, quedó Longhorn.

Sea como fuere, Windows y sus diversas avatares equipan 90% de las computadora existentes alrededor del mundo. Basta el detalle para apostar al éxito comercial de las dos nuevas versiones, pues los usuarios individuales virtualmente no tienen alternativa. Entre otros, porque casi 75% de las máquinas nuevas salen este año con Vista.

A la inversa, las organizaciones pueden cargar el sistema para mejorar los existentes en sus máquinas y servidores. Aun si se trata de Linux, el rival de fuente abierta. Por ende, la actitud de estos grandes usuarios decidirá el volumen y el ritmo de ganancias para Microsoft. Esto es, cuánto tiempo le llevará compensar los gastos en Vista y softwares complementarios tales como Office 2007 o Exchange, el programa de e-mail para servidores.

Se explica, pues, que muchos ejecutivos de tecnología informática estén tomándose tiempo, como es habitual en cualquier cambio mayor en la materia. “Si fuese director de TI y no quisiera perder el trabajo, no movería un dedo para adoptar Vista en diez a doce meses. Será mejor esperar”. Eso sostiene Andrew Walker, un reconocido analista a punto de editar el primer libro sobre Windows Vista.

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