(EFE).- La Feria Internacional del Vino Vinitaly, una de las más importantes del mundo con más de 3.000 bodegas de veintiún países, ha supuesto este año una reivindicación de la calidad y los métodos naturales frente al avance de los productos transgénicos.
“Alrededor del vino el hombre ha creado un mundo que hace entrar de pleno derecho a la agricultura en el campo de la cultura”, afirmó el ministro italiano de Agricultura, Alfonso Pecoraro, convertido en el paladín de la lucha contra la entrada de organismos genéticamente modificados (OGM) en los viñedos.
Sus palabras, con la defensa de la calidad y el trabajo artesanal, resumen el espíritu de un certamen que en su XXXV edición en Verona (norte de Italia) se ha convertido en la segunda cita vitivinícola en Europa después de la de Burdeos (Francia).
Al recorrer los 120.000 metros cuadrados del certamen, que permanecerá abierto mañana, lunes, Pecoraro alertó contra una manipulación genética que “solamente puede hacer daño” y destruir un patrimonio extraordinario, “fruto del esfuerzo de generaciones”.
En una época en que el consumidor no gana para sustos, con la alarma por las “vacas locas” o el pollo contaminado por dioxinas, los organizadores de “Vinitaly” han tratado de ofrecer la garantía de un producto natural y “de absoluta confianza”, como recordó hoy Giuseppe Martelli, director de la Asociación de Enólogos italianos.
Desde el pasado viernes, los amantes del vino y los profesionales del sector han participado en numerosas degustaciones y debates, en un certamen que ha superado este año los 100.000 visitantes, que no han dudado en pagar las 50.000 liras (cerca de 25 dólares) del billete que daba acceso al recinto de la Feria de Verona.
Empresas de la Argentina, Chile, España y Uruguay figuran entre los participantes en este Salón, que demuestra la importancia de un sector que sólo en Italia mueve anualmente 8.000 millones de dólares, con 17 millones de consumidores habituales que poseen en sus hogares una reserva de sus caldos preferidos.
Los expositores, entre ellos los procedentes de las principales regiones vinícolas italianas, como Toscana y Piamonte, han hecho hincapié en los vinos de calidad y a precio moderado, pues como recordó el crítico Marco Caprai “el vino bueno no es sólo el caro”.
Entre las miles de botellas expuestas en la Feria destaca la realizada en peltre -una aleación de cinc, plomo y estaño- encontrada intacta en el interior de una nave que naufragó en las costas de Sicilia en el siglo XV y considerado como uno de los vinos más antiguos del mundo.
Los investigadores esperan descubrir con el análisis de su contenido datos de gran valor para conocer el tipo de uva y la técnica de vinificación de la época, según declaró el enólogo Sebastiano Tusa, quien señaló que se trata sin duda de un vino de excelente calidad “ya que se encontró en el camarote del capitán”.
Una de las novedades de la Feria en su presente edición ha sido la importancia alcanzada por las nuevas tecnologías en el proceso de comercialización, con la oferta de la producción de los cosecheros y de las bodegas a través de Internet.
Un amante de los buenos vinos puede hoy en día realizar a través de la red un pedido de sus caldos preferidos desde cualquier parte del mundo e incluso entrar en contacto con los viticultores para estudiar la evolución de la producción en una región determinada.
A la caza de nuevos segmentos de mercado, las empresas tratan de seducir al público más joven e intentar que las compras pasen de hacerse en las estanterías de los supermercados a las enotecas especializadas en manos de entusiastas expertos.
Al mismo tiempo que “Vinitaly” han tenido lugar dos ferias paralelas: la Muestra del Aceite de Oliva, que ha presentado la producción de 350 empresas de once países, y el Salón de las Técnicas para la Enología y la Viticultura, concentrado en analizar todos los aspectos de la fase productiva del vino.
Además, el certamen de Verona ha concedido como cada año los premios otorgados por un jurado internacional, cuyo mayor galardón a un productor, el “Gran Vinitaly”, recayó en las bodegas Gallo de California (Estados Unidos).
(EFE).- La Feria Internacional del Vino Vinitaly, una de las más importantes del mundo con más de 3.000 bodegas de veintiún países, ha supuesto este año una reivindicación de la calidad y los métodos naturales frente al avance de los productos transgénicos.
“Alrededor del vino el hombre ha creado un mundo que hace entrar de pleno derecho a la agricultura en el campo de la cultura”, afirmó el ministro italiano de Agricultura, Alfonso Pecoraro, convertido en el paladín de la lucha contra la entrada de organismos genéticamente modificados (OGM) en los viñedos.
Sus palabras, con la defensa de la calidad y el trabajo artesanal, resumen el espíritu de un certamen que en su XXXV edición en Verona (norte de Italia) se ha convertido en la segunda cita vitivinícola en Europa después de la de Burdeos (Francia).
Al recorrer los 120.000 metros cuadrados del certamen, que permanecerá abierto mañana, lunes, Pecoraro alertó contra una manipulación genética que “solamente puede hacer daño” y destruir un patrimonio extraordinario, “fruto del esfuerzo de generaciones”.
En una época en que el consumidor no gana para sustos, con la alarma por las “vacas locas” o el pollo contaminado por dioxinas, los organizadores de “Vinitaly” han tratado de ofrecer la garantía de un producto natural y “de absoluta confianza”, como recordó hoy Giuseppe Martelli, director de la Asociación de Enólogos italianos.
Desde el pasado viernes, los amantes del vino y los profesionales del sector han participado en numerosas degustaciones y debates, en un certamen que ha superado este año los 100.000 visitantes, que no han dudado en pagar las 50.000 liras (cerca de 25 dólares) del billete que daba acceso al recinto de la Feria de Verona.
Empresas de la Argentina, Chile, España y Uruguay figuran entre los participantes en este Salón, que demuestra la importancia de un sector que sólo en Italia mueve anualmente 8.000 millones de dólares, con 17 millones de consumidores habituales que poseen en sus hogares una reserva de sus caldos preferidos.
Los expositores, entre ellos los procedentes de las principales regiones vinícolas italianas, como Toscana y Piamonte, han hecho hincapié en los vinos de calidad y a precio moderado, pues como recordó el crítico Marco Caprai “el vino bueno no es sólo el caro”.
Entre las miles de botellas expuestas en la Feria destaca la realizada en peltre -una aleación de cinc, plomo y estaño- encontrada intacta en el interior de una nave que naufragó en las costas de Sicilia en el siglo XV y considerado como uno de los vinos más antiguos del mundo.
Los investigadores esperan descubrir con el análisis de su contenido datos de gran valor para conocer el tipo de uva y la técnica de vinificación de la época, según declaró el enólogo Sebastiano Tusa, quien señaló que se trata sin duda de un vino de excelente calidad “ya que se encontró en el camarote del capitán”.
Una de las novedades de la Feria en su presente edición ha sido la importancia alcanzada por las nuevas tecnologías en el proceso de comercialización, con la oferta de la producción de los cosecheros y de las bodegas a través de Internet.
Un amante de los buenos vinos puede hoy en día realizar a través de la red un pedido de sus caldos preferidos desde cualquier parte del mundo e incluso entrar en contacto con los viticultores para estudiar la evolución de la producción en una región determinada.
A la caza de nuevos segmentos de mercado, las empresas tratan de seducir al público más joven e intentar que las compras pasen de hacerse en las estanterías de los supermercados a las enotecas especializadas en manos de entusiastas expertos.
Al mismo tiempo que “Vinitaly” han tenido lugar dos ferias paralelas: la Muestra del Aceite de Oliva, que ha presentado la producción de 350 empresas de once países, y el Salón de las Técnicas para la Enología y la Viticultura, concentrado en analizar todos los aspectos de la fase productiva del vino.
Además, el certamen de Verona ha concedido como cada año los premios otorgados por un jurado internacional, cuyo mayor galardón a un productor, el “Gran Vinitaly”, recayó en las bodegas Gallo de California (Estados Unidos).