lunes, 23 de diciembre de 2024

Una larga historia de mapas detrás del GPS

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La cartografía fue siempre un instrumento inexacto pero que confería poder.

La aparición del GPS ha tenido la virtud de adormecer nuestro sentido de la orientación y también nuestra capacidad para apreciar los mapas físicos y su historia. La civilización llegó al GPS después de recorrer un largo camino de mapas que nacieron para ubicar al ser humano en el mundo.

Muchos de nosotros hemos dejado de prestar atención al mundo exterior que nos rodea porque estamos demasiado concentrados siguiendo instrucciones de un dispositivo. Esto debería preocuparnos porque representa un nuevo y peligroso cambio en la forma de orientarnos. Desde hace ya muchos años los científicos vienen insistiendo en que tenemos una especie de representación cartográfica dentro de la caja negra de nuestro sistema nervioso.

Y sin embargo son innumerables los casos de conductores que terminan perdidos o en lugares insólitos porque dejaron de lado su sentido común y siguieron ciegamente las instrucciones del GPS.

¿Será posible que los teléfonos celulares y los sistemas de posicionamiento global estén afectando nuestra capacidad básica para orientarnos? ¿La tecnología cambiará para siempre la forma en que nos movemos por el mundo? Estas preguntas las formula Clive Thompson en su historia de la cartografía. Hace varios miles de años, dice allí, nuestros antepasados comenzaron un largo experimento para averiguar cómo encajaban en el mundo e inventaron una herramienta ingeniosa: el mapa.

Uno de los más antiguos que han llegado hasta nosotros tiene, curiosamente, el tamaño de un iPhone: es el mapa babilónico del mundo. Es una tabla de arcilla creada en algún momento entre el 700 y el 500 An en la Mesopotamia que muestra a Babilonia en el centro atravesada por el río eufrates y rodeada por el océano. No tiene mucho detalle, algunas regiones tienen nombre, como Asiria, por ejemplo, pero no tenía la función de orientar los movimientos. El objetivo era más primario: ubicarse en el mundo y colocarse en el centro.

La precisión no era una gran preocupación para los primeros cartógrafos. Los mapas eran una forma de expresión artística, o una forma de declarar el propio feudo. Muchos siglos después los romanos dibujaron un extenso mapa de su imperio en un largo rollo pero fue un simple intento de presentar la expansión de Roma como algo coherente.

El primer gran intento de hacer mapas realistas llegó en el siglo II Después de Cristo con Claudio Ptolomeo. Él era un astrónomo y astrólogo obsesionado con hacer horóscopos precisos. Para eso necesitaba ubicar la ciudad de nacimiento de una persona en el mapa del mundo. “Ptolomeo ionventó la geografía pero solamente porque quería hacer buenos horóscopos”, dice Matthew Edney, profesor de cartografía en la Universidad de Southern Maine.

Ptolemeo reunió documentos detallando ubicación de ciudades y aumentó esa información con relatos de viajeros. Para cuando terminó, había concebido un sistema de líneas de latitud y longitud y marcado 10.000 lugares . también inventó formas de achatar el planeta en un mapa bidimensional, aunque sabía que la tierra era redonda. A esa nueva técnica le dio el nombre de “geografía”.

Cuando cayó el Imperio Romano se perdió en Occidente la geografía realista de Ptolomeo casi por mil años. Otra vez los mapas se hacían para contar historias. A los mapas cristianos les importaba poco la precisión, eran mapamundis diseñados para contar cómo la historia de Cristo penetró el mundo entero.

En los albores del Renacimiento los mapas comenzaron a mejorar. Así lo exigía el comercio, los barcos cruzaban océanos y los reyes interesados en crear imperiornecesitaban un mapa de sus tierras. La tecnología aumentaba la precisión. Con la aparición de la brújula se crearon mapas que tenían líneas que iban de puerto a puerto para guiar a los marineros. Se redescubrió el trabajo de Ptolomeo y se dibujaron nuevosmapas usando sus antiquísimos cálculos.

Por cierto, el descubrimiento de América por Cristóbal Colón se debió en parte a Ptolomeo y los errores en su cartografía. Colón llevaba un mapa con influencia de los trabajos romanos. Pero ptolomeo pensaba que el mundo era 30% más pequeño de lo que en verdad es; quien había confeccionado el mapa había usado millas árabs, que eran más largas que las italianas. Todos esos errores juntos hicieron creer a Colón que el viaje al Asia sería mucho más corto. Fue un ejemplo temprano de un desastre estilo GPS.

A medida que aumentaba el comercio marítimo, los mapas del Nuevo Mundo mejoraron, al menos las costas y los principales ríos, tan importantes para el comercio de pieles. El interior del continente americano era, en general, un misterio. A menudo los cartógrafos dibujaban un gran espacio en blanco que llamaban “terra incognita”.

El siguiente capítulo en el desarrollo de la carrtografía comenzó en 1569 con Gerardus Mercator, quien introdujo lo que luego se llamó la proyección mercator unveiled the single greatest innovation in mapping after Ptolemy: the Mercator Projection. Era un erudito hábil en grabados y en matemáticas que inventó el mejor truco hasta la fecha para representar la superficie del globo en un mapa: ensanchando las masas terrestres y los océanos que están más alejados al norte y al sur. Eso resultó de gran ayuda para la navegación pero distorsionaba sutilmente la comra de ser el mundo: los países cercanos a los polos aparecian más grandes que los cercanos al Ecuador.

Y así, se impuso la idea de que ningún mapa dice toda la verdad, siempre hay alguna distorsión, algún punto de vista desde la cual se parte.

La gente comenzaba a darse cuenta de que un mapa era un acto de persuasión, una retórica visual. Era datos visibles.

Los mapas se convertían no solamente en símbolos de poder sino que además conferían poder. Con un buen mapa, un militar llevaba ventaja en la batalla y un rey sabía cuánta tierra podía gravarLos mapas occidentales que mostraban vacío el interior del Ãfrica daban a los imperios la ilusión de poder declararla suya: todo ese espacio vacío parecía, a sus ojos, listo para que ellos se lo apropien. Los mapas ayudaron a impulsar las depredaciones del colonialismo.

Hacia finales del siglo 19 la aparición del razonamiento matemático y la tecnología de medición generaron una explosión de mañas. Con trigonometría se introdujo la “triangulación” para lograr una precisión desconocida hasta lz fecha. Los turistas podían ahora recorrer lugares con confianza con guías en la mano que se actualizaban anualmente para localizar edificios y novedades incorporadas.

En el siglo 20 los mapas ayudaron a ganar la Segunda Guerra Mundial. Winston Churchill peleaba desde su “sala de mapas”, un sótano donde hasta 40 militares colocaban tachuelas de colores sobre los mapas que tapizaban las paredes. Churchill decoró su dormitorio con un inmenso mapa de la costa sur de Inglaterra para visualizar constantemente cómo se podía defenderla de la invasió nazi.

En estos días, nuestros mapas cobraron vida. Hablan con voces robóticas para decirnos con toda precisión, ayudados por satélites, dónde nos encontramos y dónde ir. Es muy fuere la seducción que ejercen esas indicaciones. Hay quienes se preocupan, sin embargo, que este sometimiento al GPS está debilitando algo fundamental en nosotros, anulando no solo nuestra capacidad de orientación sino también la capacidad para recordar detalles del entorno. Del otro lado están los que creen que con el GPS y el mapeo online vivimos cada vez más en una era cartográfica.

Muchas búsquedas en internet incorporan un mapa como parte del resultado. : cómo llegar a una tienda, a una playa, a una ciudad. Cuanto más interactuamos con los mapas, más ágiles nos volvemos. Disfrutemos el GPS entonces.

 

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