En los últimos veinte años la investigación biomédica internacional ha demostrado formas cada vez más sofisticadas de permitir que el cerebro de una persona se comunique con un dispositivo permitiendo avances tendientes a mejorar la calidad de vida, como el acceso a computadoras y a internet y, más recientemente el control de un miembro prostético.
El estado del arte en las comunicaciones cerebro-sistema ha empleado técnicas invasivas que permiten conexiones precisas y de alta calidad a neuronas específicas o grupos de neuronas. A la cabeza de esas investigaciones siempre estuvo DARPA, siglas inglesas para la Agencia de Proyectos de Invstigación Avanzada de Defensa. Sin embargo, esas técnicas no son apropiadas para individuos que gozan de plena salud. DARPA ahora busca lograr altos niveles de comunicaciones cerebro-sistema sin cirugía con su nuevo programa llamado Next-Generation Nonsurgical Neurotechnology (N3).
El organismo del Pentágono está financiando a seis organizaciones científicas para que desarrollen un programa de neurotecnología no quirúrgica de próxima generación. O sea, para lograr lo que hasta ahora se consigue solamente implantando un chip en el cerebro.
Las instituciones elegidas son Battelle Memorial Institute, Carnegie Mellon University, Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory, Palo Alto Research Center (PARC), Rice University y Teledyne Scientific. Todas ellas conducen equipos interdisciplinarios para desarrollar una interfaz cerebral bidireccional y de alta resolución para uso de los miembros de las fuerzas armadas. Esas interfaces wearable podrían permitir diversas aplicaciones de seguridad nacional como el control de los sistemas de defensa y los vehículos aéreos no tripulados o la combinación de varias computadoras para sistemas multitareas durante misiones militares complejas.
“DARPA se está preparando para un futuro en el que una combinación de sistemas no tripulados, inteligencia artificial y cíber operaciones puede provocar que los conflictos se desarrollen en tiempos demasiado cortos para que los seres humanos pueden manejarlos eficientemente solo con la tecnología actual”, dice Al Emondi, director del programa. “Al crear una interfaz cerebral más accesible cuyo uso no requiera cirugía, DARPA puede ofrecer herramientas que permitan a los comandantes de misiones militares mantenerse involucrados en las operaciones dinámicas que se desarrollan a alta velocidad”.
El resultado buscado es que, mediante un casco o un auricular, los militares puedan dirigir centros de control e incluso percibir en el cerebro intrusiones en una red segura sin necesidad de tocar un teclado, solo con el pensamiento. Cuando el cerebro se activa ante una circunstancia, el sistema detecta la actividad neuronal y convierte ese impulso nervioso en campos magnéticos que son detectados por el casco o los auriculares del usuario. Luego el casco o el auricular interpretan la señal recibida y reaccionan aplicando otro campo magnético a las neuronas que han enviado el impulso nervioso. Así logran que la actividad neuronal se oriente en una determinada dirección.