Telcos y afines: cuadro de situación

AT&T, WorldCom, Sprint, Nokia, Deutsche Telekom, Vodafone,NTL, Vivendi, France Télécom, Kirch, Global Crossing, Qwest... todas en problemas.

7 mayo, 2002

La lista de grupos dedicados a telecomunicaciones, medios, entretenimientos
y otras actividades dependientes de tecnologías informáticas en
graves problemas eclipsa ya la de aquellas puntocom que desinflaron sus propios
paneles bursátiles.

Circulan ya dos estimaciones parecidas sobre el monto involucrado en la depreciación
de activos y el endeudamiento consiguiente: US$ 1 billón (Precursor Group,
Washington) y € 1,2 billón (Cisco Systems).
En rigor “el actual cuadro de situación deriva de una desordenada
euforia, en 1998/2000 de banqueros, inversores, consultores, empresarios y ahorristas”.
Así señala uno de los análisis internos que circulan en
las tres principales agencias calificadoras de riesgos (Moody´s, Standard &
Poor´s, Fitch IBCA). Según trascendió en Londres, Nueva York y
Zürich, esas firmas y varias más se hallan abocadas a reformular
las bases mismas que sustentan sus criterios y escalas calificatorias.

En otro plano y según sostiene el influyente semanario británico
The economist (un clásico de la ortodoxia financiera), la crisis que
viven tantas grandes empresas en unas pocas áreas “representa el
fin del culto a líderes empresarios y gurúes estelares, al cual
adhirieron sin matices tantos medios. Empezando por los canales de TV dedicados
a negocios y finanzas, por ejemplo CNN Money, Bloomberg o sus imitadores europeos”.
Duras palabras, por cierto.

Otro estudio, en este caso de US Bancorp Asset Management, revela que las tres
mayores telefónicas norteamericanas de larga distancia (AT&T, WorldCom,
Sprint) llegaron a fines del primer cuatrimestre con una deuda global de US$
80.500 millones. Su génesis es la misma: compras de activos y licencias,
tan cuantiosas como apresuradas, para subirse a la ola de un negocio al parecer
tan lucrativo que ningún directivo ni gerente se animaba a cuestionar
los montos comprometidos por sus CEO triunfalistas.

Al empezar mayo, entonces, los bonos a 9/10 años de AT&T y Sprint
implicaban retornos superiores a 9% anual. En los de WorldCom, esa renta desbordaba
22% anual. Estos quería decir que (a) las presentes cotizaciones eran
bajas y (b) crecía la brecha respecto de las tasas normales (5,10%, tomando
letras de Tesorería a diez años). El trasfondo de la crisis remite
a un cambio entre los usuarios, que prefieren llamar por celulares, y la agresiva
competencia de teléfonicas locales. Por ejemplo, Verizon Communications,
hoy la firma con mayor valor en mercado dentro de la actividad.

Víctima propiciatoria ha sido WorldCom, agobiada por una deuda de casi
US$ 30.000 millones, originada en más de 75 adquisiciones. Los bonos
de la segunda firma de larga distancia en EE.UU. han sido rebajados en abril
a la categoría chatarra por S&P, Moody´s y Fitch (todavía
era la única supertelco que hubiese caído a ese nivel). Su fundados
y “dictador” Bernard Ebbers ha sido despedido y deberá explicar
-entre otras cosas que investigan la Securities & Exchange Commission y
la justicia- cómo obtuvo de la empresa un préstamo personal de
US$ 335 millones.

“Las telcos atraviesan toda una ordalía, que WorldCom ha agravado,
con efectos generales todavía difíciles de imagina”. Eso
opina Julius Baer Investments (Londres), una cartera que maneja US$ 6.000 millones
en activos de renta fija. Entretanto, AT&T ha sido degradada a A3 por Moody´s
y a BBB+ por S&P. Hace dos años, la compañía todavía
era AAA. Pero esta nota, la más alta, se ha convertido en una rareza,
en entre deudores soberanos. Dicho a la inversa, cada vez hay menos empresas
y estados aptos para obtener fondos frescos a tasas razonables en los mercados
voluntarios de deuda.

La inquietud interna en las principales calificadoras se relaciones con un
futuro nada fácil. En las semanas que quedan para concluir el semestre,
las crisis WorldCom, Vivendi, NTL y demás “pueden perjudicar a sus
propios competidores vía menos flujo de inversiones y consiguiente deterioro
del sector en escala global”, teme el estudio aludido al principio. Por
de ponro, mayo arrancaba con Deutsche Telekom tratando de colocar bonos por
US$ 7.000 millones, ofreciendo tasas asaz superiores al promedio en la Unión
Europea (que estaba en alrededor de 6% anual).

La lista de grupos dedicados a telecomunicaciones, medios, entretenimientos
y otras actividades dependientes de tecnologías informáticas en
graves problemas eclipsa ya la de aquellas puntocom que desinflaron sus propios
paneles bursátiles.

Circulan ya dos estimaciones parecidas sobre el monto involucrado en la depreciación
de activos y el endeudamiento consiguiente: US$ 1 billón (Precursor Group,
Washington) y € 1,2 billón (Cisco Systems).
En rigor “el actual cuadro de situación deriva de una desordenada
euforia, en 1998/2000 de banqueros, inversores, consultores, empresarios y ahorristas”.
Así señala uno de los análisis internos que circulan en
las tres principales agencias calificadoras de riesgos (Moody´s, Standard &
Poor´s, Fitch IBCA). Según trascendió en Londres, Nueva York y
Zürich, esas firmas y varias más se hallan abocadas a reformular
las bases mismas que sustentan sus criterios y escalas calificatorias.

En otro plano y según sostiene el influyente semanario británico
The economist (un clásico de la ortodoxia financiera), la crisis que
viven tantas grandes empresas en unas pocas áreas “representa el
fin del culto a líderes empresarios y gurúes estelares, al cual
adhirieron sin matices tantos medios. Empezando por los canales de TV dedicados
a negocios y finanzas, por ejemplo CNN Money, Bloomberg o sus imitadores europeos”.
Duras palabras, por cierto.

Otro estudio, en este caso de US Bancorp Asset Management, revela que las tres
mayores telefónicas norteamericanas de larga distancia (AT&T, WorldCom,
Sprint) llegaron a fines del primer cuatrimestre con una deuda global de US$
80.500 millones. Su génesis es la misma: compras de activos y licencias,
tan cuantiosas como apresuradas, para subirse a la ola de un negocio al parecer
tan lucrativo que ningún directivo ni gerente se animaba a cuestionar
los montos comprometidos por sus CEO triunfalistas.

Al empezar mayo, entonces, los bonos a 9/10 años de AT&T y Sprint
implicaban retornos superiores a 9% anual. En los de WorldCom, esa renta desbordaba
22% anual. Estos quería decir que (a) las presentes cotizaciones eran
bajas y (b) crecía la brecha respecto de las tasas normales (5,10%, tomando
letras de Tesorería a diez años). El trasfondo de la crisis remite
a un cambio entre los usuarios, que prefieren llamar por celulares, y la agresiva
competencia de teléfonicas locales. Por ejemplo, Verizon Communications,
hoy la firma con mayor valor en mercado dentro de la actividad.

Víctima propiciatoria ha sido WorldCom, agobiada por una deuda de casi
US$ 30.000 millones, originada en más de 75 adquisiciones. Los bonos
de la segunda firma de larga distancia en EE.UU. han sido rebajados en abril
a la categoría chatarra por S&P, Moody´s y Fitch (todavía
era la única supertelco que hubiese caído a ese nivel). Su fundados
y “dictador” Bernard Ebbers ha sido despedido y deberá explicar
-entre otras cosas que investigan la Securities & Exchange Commission y
la justicia- cómo obtuvo de la empresa un préstamo personal de
US$ 335 millones.

“Las telcos atraviesan toda una ordalía, que WorldCom ha agravado,
con efectos generales todavía difíciles de imagina”. Eso
opina Julius Baer Investments (Londres), una cartera que maneja US$ 6.000 millones
en activos de renta fija. Entretanto, AT&T ha sido degradada a A3 por Moody´s
y a BBB+ por S&P. Hace dos años, la compañía todavía
era AAA. Pero esta nota, la más alta, se ha convertido en una rareza,
en entre deudores soberanos. Dicho a la inversa, cada vez hay menos empresas
y estados aptos para obtener fondos frescos a tasas razonables en los mercados
voluntarios de deuda.

La inquietud interna en las principales calificadoras se relaciones con un
futuro nada fácil. En las semanas que quedan para concluir el semestre,
las crisis WorldCom, Vivendi, NTL y demás “pueden perjudicar a sus
propios competidores vía menos flujo de inversiones y consiguiente deterioro
del sector en escala global”, teme el estudio aludido al principio. Por
de ponro, mayo arrancaba con Deutsche Telekom tratando de colocar bonos por
US$ 7.000 millones, ofreciendo tasas asaz superiores al promedio en la Unión
Europea (que estaba en alrededor de 6% anual).

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