Con la actividad fabril detenida la naturaleza recuperaba su lugar. Durante las primeras semanas del confinamiento global y entre tantas noticias sobre la crisis sanitaria, se comenzaron a filtrar las primeras noticias acerca del impacto positivo que se estaba viendo el medio ambiente.
Ahora que el mundo retoma de a poco la actividad, las empresas debemos tomar el compromiso de comenzar con un proceso de descarbonización a la par del relanzamiento de nuestras actividades. Desde ya que es un proceso que llevará tiempo, y por ello la política corporativa debe ser a largo plazo, pero con la firme convicción de realizar un cambio a favor del medio ambiente.
En el caso de la Tecnología Informática tenemos un rol muy importante que cumplir: la tecnología digital representa el 10% del consumo global de electricidad y es responsable por el 4% de la emisión de gases que causan el efecto invernadero.
Las empresas debemos recorrer un proceso de maduración que va desde el desconocimiento general de cómo actuar, hasta el estadio de reducción de la marca propia de CO2 que generamos anualmente. Ello incluye en una primera etapa cambios de hábitos a través de la capacitación y formación del personal hasta llegar a la migración hacia tecnologías verdes.
¿Cómo comenzar? Ante todo, tomando conciencia de la huella de carbono que genera cada actividad que realizamos: el vehículo con el que vamos a trabajar, el tipo de iluminación de las oficinas, la marca de hardware con que trabajamos, el aire acondicionado, el Data Center, todos tienen una huella de carbono que al final del día genera nuestra huella de carbono y su impacto en el medio ambiente. Existen varias aplicaciones que permiten calcular ese impacto y tabularlo a nivel empresa.
Al conocer esta información podemos tomar acciones para la reducción, es decir, comenzar el proceso de descarbonización. Cada empresa puede plantear su propia estrategia trabajando sobre los hábitos de los colaboradores, pero también con políticas específicas: priorizando aquellos proveedores que adoptan políticas verdes en sus procesos productivos, seleccionando equipamiento con certificaciones verdes, como ISO 14001:2015, experimentando con vehículos eléctricos, etc.
Es un camino largo, que demanda organización y planificación, pero con el aporte al bien común y al medio ambiente como gran objetivo, un esfuerzo que en definitiva brindará grandes satisfacciones y beneficios a toda la sociedad.
(*) CEO de Atos para la Región Austral Andina