Tecnología: muchos quieren convertirse en el futuro Google+1

Uno de los emprendedores es Powerset, un trío que, con apenas treinta personas, se lanza en una misión casi imposible: ser más Google que Google. Lo integran Charles Moldow, Esther Dyson y Barney Pell, todos de Silicon valley.

3 enero, 2007

La meta de la compañía es brindar mejores respuestas que otros motores de búsqueda (Google inclusive) y su método –aún en ensayo- consiste en poder tipear las preguntas en inglés corriente. Una mercancía cada vez más rara en el mundo de la computación y las tecnologías informáticas. Esta propuesta ha atraído inversores que han hecho fortunas detectando grandes hallazgos antes que el resto. “Un segmento del mercado nos tacha de delirantes”, admite Moldow, también socio en Foundation Capital, firma dedicada a esas aventuras y principal sostén de Powerset. “En 2000, mucha gente decía que los de Google estaban locos…”

Esta pequeña empresa no está sola, en todo caso. Mientras Google sigue ganándoles espacios en otros negocios a Yahoo o Microsoft, surge una horda de recienvenidos, con nombres tales como Hakia, ChaCha o Snap. Todos tratan de hacerle frente al gigante en su propio terreno. De esa forma, Wikia (fundada por el creador de Wikipedia) proyecta desarrollar un motor de búsquedas que -como la loca enciclopedia- se arme entre programadores y usuarios.

En verdad, Silicon valley rezuma de emprendedores cuyo objeto esencial es que los compren Google, Yahoo o Microsoft. Un número incalculable se respalda en Google para tráfico o propósitos publicitarios. Virtualmente todas esas nuevas empresas compiten con Google para reclutar técnicos y, en realidad, su común fijación es adivinar qué hará el megamotor. “Hay una obsesión desmedida con las búsquedas, como si el mundo terminara en ellas”, señala Dyson, conocida en el campo TI como inversora y pronosticadora. “Muchos suponen que Google es el último gran modelo de negocios. Lo mismo paseaba con IBM o Microsoft”.

Durante el trienio 2004-6, los capitales de riesgo han colocado casi US$ 350 millones en no menos de ochenta emprendedores, de algún modo vinculados a búsquedas en la Red. Así informa National venture capital association. Una inmensa mayoría no trata de enfrentar abiertamente a Google, sino que se centra en segmentos de búsqueda especializados, tipo videos, blogs o datos médicos. Dado que la tarea básica de Google es organizar toda la información que recorre el mundo, los recienvenidos no podrán evitar cruces indeseables. Pero, mientras dure el auge, habrá oportunidades de hacer negocio aun para quienes tengan la ambición de transformarse en un “mejor Google”.

Hace poco, Powerset obtuvo financiamientos por US$ 12.500.000. Hakia, que también trata de crear un motor de búsquedas en “lenguaje natural”, juntó 16 millones. Igual suma consiguió Snap, dedicada a presentar resultados de búsquedas en forma más atractiva y a experimentar con un nuevo modelo publicitario.

Sin embargo, la historia reciente sugiere que levantar vuelo será difícil. Entre docenas de emprendedoras lanzadas en los últimos años en Estados Unidos, ninguna ha obtenido más de 1% de porción en el mercado, por lo menos hasta diciembre. Así revela Nielsen NetRatings, firma especializada en investigar y medir el tráfico por Internet.

Construirse una amplia audiencia ha probado ser arduo aun para empresas con antecedentes y recursos. Está el caso de A9, un motor de búsquedas propiedad de Amazon.com, muy aplaudido por los analistas hace tres años, cuando empezaba a operar. Pese a algunos rasgos innovadores y éxitos iniciales, ha captado apenas una pequeña parte del mercado.

No obstante, algunos emprendedores son optimistas.”Esperamos llegar a figurar entre los tres o cuatro grandes motores”, se ilusiona el persa Rizá Berkán, presidente ejecutivo de Hakia. Es mucho pedir, máxime porque su tecnología no está aún lista para la pelea y –confiesa- tomará tiempo perfeccionarla.

“Me resulta difícil creer que algunos traten de sacarle a Google su propio negocio”, observa Randoph Komisar, un capitalista de riesgo otrora llamado en Silicon valley “CEO virtual”, por su papel como mentor de decenas de firmas TI. “Pero tirar la toalla, sólo porque a Google le ha ido tan bien, sería negar la historia”.

En cierto sentido, la disposición de tantos a invertir para hacerles frente a Google y otros grandes motores es de por sí un cambio. A fines de los años 90, cuando Microsoft dominaba el mundo TI, inventores e inversores hacían lo imposible para no ponerse en el camino de William Gates o competir en materia de software. Hoy los emprendedores hacen al revés y se colocan a tiro de la aplanadora Google.

Muchos señalan que su actual hegemonía es diferente a la de Microsoft en los años 90. Por entonces, el sistema operativo Windows era un virtual monopolio casi invulnerable. En el negocio de búsquedas por Internet, al contrario, “es preciso retener o ganar espacios cada día, clic tras clic”, sostiene Pell, director ejecutivo de Powerset, cuyo servicio –cabe subrayar- aún no está disponible.

Otros creen que el mercado es simplemente demasiado grande para resistir tentaciones. Según Nielsen, Google maneja casi la mitad de las búsqueda en la Redy su valor bursátil es alucinante: US$ 140.000 millones. Por ende, cualquiera que pueda morder apenas un pedacito de semejante torta, sacará altos réditos.

Cuando Lawrence Page y Serge Brin empezaban a armar lo que sería Google, otros motores –Altavista, Lycos, Excite, AskJeeves- eran los dominantes. Pero sus empresas propietarias perdieron demasiado tiempo en esfuerzos para diversificar negocios y dejaron de innovar en materia de búsquedas. En la actualidad, “cuanto más piensa Google en alcanzar a Microsoft –asi lo demuestra la compra de Skype-, va cesando de centrarse en búsquedas y abriendo la puerta a innovadores. Eso nos conviene”, remata Moldow.

La meta de la compañía es brindar mejores respuestas que otros motores de búsqueda (Google inclusive) y su método –aún en ensayo- consiste en poder tipear las preguntas en inglés corriente. Una mercancía cada vez más rara en el mundo de la computación y las tecnologías informáticas. Esta propuesta ha atraído inversores que han hecho fortunas detectando grandes hallazgos antes que el resto. “Un segmento del mercado nos tacha de delirantes”, admite Moldow, también socio en Foundation Capital, firma dedicada a esas aventuras y principal sostén de Powerset. “En 2000, mucha gente decía que los de Google estaban locos…”

Esta pequeña empresa no está sola, en todo caso. Mientras Google sigue ganándoles espacios en otros negocios a Yahoo o Microsoft, surge una horda de recienvenidos, con nombres tales como Hakia, ChaCha o Snap. Todos tratan de hacerle frente al gigante en su propio terreno. De esa forma, Wikia (fundada por el creador de Wikipedia) proyecta desarrollar un motor de búsquedas que -como la loca enciclopedia- se arme entre programadores y usuarios.

En verdad, Silicon valley rezuma de emprendedores cuyo objeto esencial es que los compren Google, Yahoo o Microsoft. Un número incalculable se respalda en Google para tráfico o propósitos publicitarios. Virtualmente todas esas nuevas empresas compiten con Google para reclutar técnicos y, en realidad, su común fijación es adivinar qué hará el megamotor. “Hay una obsesión desmedida con las búsquedas, como si el mundo terminara en ellas”, señala Dyson, conocida en el campo TI como inversora y pronosticadora. “Muchos suponen que Google es el último gran modelo de negocios. Lo mismo paseaba con IBM o Microsoft”.

Durante el trienio 2004-6, los capitales de riesgo han colocado casi US$ 350 millones en no menos de ochenta emprendedores, de algún modo vinculados a búsquedas en la Red. Así informa National venture capital association. Una inmensa mayoría no trata de enfrentar abiertamente a Google, sino que se centra en segmentos de búsqueda especializados, tipo videos, blogs o datos médicos. Dado que la tarea básica de Google es organizar toda la información que recorre el mundo, los recienvenidos no podrán evitar cruces indeseables. Pero, mientras dure el auge, habrá oportunidades de hacer negocio aun para quienes tengan la ambición de transformarse en un “mejor Google”.

Hace poco, Powerset obtuvo financiamientos por US$ 12.500.000. Hakia, que también trata de crear un motor de búsquedas en “lenguaje natural”, juntó 16 millones. Igual suma consiguió Snap, dedicada a presentar resultados de búsquedas en forma más atractiva y a experimentar con un nuevo modelo publicitario.

Sin embargo, la historia reciente sugiere que levantar vuelo será difícil. Entre docenas de emprendedoras lanzadas en los últimos años en Estados Unidos, ninguna ha obtenido más de 1% de porción en el mercado, por lo menos hasta diciembre. Así revela Nielsen NetRatings, firma especializada en investigar y medir el tráfico por Internet.

Construirse una amplia audiencia ha probado ser arduo aun para empresas con antecedentes y recursos. Está el caso de A9, un motor de búsquedas propiedad de Amazon.com, muy aplaudido por los analistas hace tres años, cuando empezaba a operar. Pese a algunos rasgos innovadores y éxitos iniciales, ha captado apenas una pequeña parte del mercado.

No obstante, algunos emprendedores son optimistas.”Esperamos llegar a figurar entre los tres o cuatro grandes motores”, se ilusiona el persa Rizá Berkán, presidente ejecutivo de Hakia. Es mucho pedir, máxime porque su tecnología no está aún lista para la pelea y –confiesa- tomará tiempo perfeccionarla.

“Me resulta difícil creer que algunos traten de sacarle a Google su propio negocio”, observa Randoph Komisar, un capitalista de riesgo otrora llamado en Silicon valley “CEO virtual”, por su papel como mentor de decenas de firmas TI. “Pero tirar la toalla, sólo porque a Google le ha ido tan bien, sería negar la historia”.

En cierto sentido, la disposición de tantos a invertir para hacerles frente a Google y otros grandes motores es de por sí un cambio. A fines de los años 90, cuando Microsoft dominaba el mundo TI, inventores e inversores hacían lo imposible para no ponerse en el camino de William Gates o competir en materia de software. Hoy los emprendedores hacen al revés y se colocan a tiro de la aplanadora Google.

Muchos señalan que su actual hegemonía es diferente a la de Microsoft en los años 90. Por entonces, el sistema operativo Windows era un virtual monopolio casi invulnerable. En el negocio de búsquedas por Internet, al contrario, “es preciso retener o ganar espacios cada día, clic tras clic”, sostiene Pell, director ejecutivo de Powerset, cuyo servicio –cabe subrayar- aún no está disponible.

Otros creen que el mercado es simplemente demasiado grande para resistir tentaciones. Según Nielsen, Google maneja casi la mitad de las búsqueda en la Redy su valor bursátil es alucinante: US$ 140.000 millones. Por ende, cualquiera que pueda morder apenas un pedacito de semejante torta, sacará altos réditos.

Cuando Lawrence Page y Serge Brin empezaban a armar lo que sería Google, otros motores –Altavista, Lycos, Excite, AskJeeves- eran los dominantes. Pero sus empresas propietarias perdieron demasiado tiempo en esfuerzos para diversificar negocios y dejaron de innovar en materia de búsquedas. En la actualidad, “cuanto más piensa Google en alcanzar a Microsoft –asi lo demuestra la compra de Skype-, va cesando de centrarse en búsquedas y abriendo la puerta a innovadores. Eso nos conviene”, remata Moldow.

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