Hacer copias ilegales de programas informáticos comerciales para uso personal no es delito, si no existe ánimo de lucro, según ha decidido en una sentencia sin precedentes un Tribunal de Turín en el norte de Italia.
El juez ha resuelto absolver a Angello Rovella, propietario de una pequeña empresa de electrónica, del delito de violación de derechos de autor, después de que la policía interviniera en la sede de su compañía cientos de programas informáticos duplicados sin licencia del fabricante.
Según la fiscalía encargada de delitos informáticos, el valor de los programas, utilizados para el normal funcionamiento de la empresa, ascendía en el mercado a más de US$ 15.000.
Ahora, el juez Giorgio Gianetti ha decidido que el hecho por el que Rovella se encontraba procesado no constituye delito, ya que los programas duplicados no estaban destinados a la venta.
La sentencia ha causado alarma entre los grandes fabricantes de productos informáticos, que consideran que el ahorro del empresario turinés constituye un grave perjuicio para sus intereses.
Noticias Intercom
Hacer copias ilegales de programas informáticos comerciales para uso personal no es delito, si no existe ánimo de lucro, según ha decidido en una sentencia sin precedentes un Tribunal de Turín en el norte de Italia.
El juez ha resuelto absolver a Angello Rovella, propietario de una pequeña empresa de electrónica, del delito de violación de derechos de autor, después de que la policía interviniera en la sede de su compañía cientos de programas informáticos duplicados sin licencia del fabricante.
Según la fiscalía encargada de delitos informáticos, el valor de los programas, utilizados para el normal funcionamiento de la empresa, ascendía en el mercado a más de US$ 15.000.
Ahora, el juez Giorgio Gianetti ha decidido que el hecho por el que Rovella se encontraba procesado no constituye delito, ya que los programas duplicados no estaban destinados a la venta.
La sentencia ha causado alarma entre los grandes fabricantes de productos informáticos, que consideran que el ahorro del empresario turinés constituye un grave perjuicio para sus intereses.
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