¿Será Google el próximo Netscape?

El inmenso mercado de las búsquedas en Internet, dominado claramente por Google, quita el sueño a Bill Gates, quien ahora reconoce que se equivocó al ignorar el mercado de las búsquedas. Se avecina una guerra entre dos rivales con fuerza desigual.

6 febrero, 2004

En el Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza, en la última semana de enero, el director ejecutivo de Google, Eric E. Schmidt, dijo a la prensa que
Microsoft estudia con fruición la cartera de patentes de Google en busca posibles vulnerabilidades. “Como Google basa su negocio en Linux, el software gratuito de fuente abierta se ha convertido en el desafío más grande que tiene Windows. A Microsoft le aterra quedar en desventaja competitiva, por eso le obsesiona la posibilidad de que la fuente abierta se convierta en el modelo de negocios”.

El recuerdo de Netscape

No es la primera vez que Microsoft le declara la guerra a un rival. La última vez fue a mediados de los ’90, cuando Netscape Communications, una start-up de Silicon Valley lanzó al mercado un potente navegador (browser) Web. La compañía tuvo el atrevimiento de decir a cuantos quisieran escuchar que su nuevo software era capaz de proyectar una enorme sombra sobre el Explorer, de Microsoft.

Microsoft – desde Seattle y lejos de Silicon Valley – escuchaba. Gates, algo lerdo para comprender la amenaza que significaba la Internet para su negocio, apuntó sus cañones a Netscape y lo aplastó. Netscape fue luego comprado por America Online y hoy es una sombra de lo que fue, relegado a un oscuro rincón de Time Warner.

Muchos en el medio se preguntan hoy si Google será el próximo Netscape.
Bill Gates parece haber decidido que el negocio de las búsquedas en Internet es un peligro y una oportunidad. Reconoce su equivocación al no haberse interesado a tiempo, a pesar de su gran visión, en desarrollar software que mejore la capacidad de los usuarios de computadoras para encontrar información. El negocio no le interesó hasta que no vio que podía generar ingresos.

Pero los dos creadores de Google, Sergey Brin y Larry Page – graduados en computación ambos – no prestaron atención a quienes les decían que la tecnología de búsqueda no era negocio y que se convertiría en un commodity marginal. Mientras las principales empresas de Internet se peleaban por los grandes portales y la promesa del comercio electrónico, ellos crearon un rapidísimo motor de búsquedas que pronto se convirtió en casi un primer paso universal para ingresar a Internet. Desplazó a los anteriores porque la tecnología inventada por Brin y Page era mucho más eficiente en los resultados que daba a los usuarios.

En consecuencia, Google hoy tiene un inmenso número de usuarios, con un promedio de 200 millones de búsquedas diarias. Eso le da una inmensa ventaja sobre sus competidores, que ahora tratan de alcanzarlo.

Más que una nueva tecnología

Pero Google hizo mucho más que desarrollar una nueva e inteligente tecnología. Además descubrió cómo convertirla en un negocio altamente rentable. La compañía demostró que una forma muy efectiva de publicidad online es colocar avisos relacionados con las palabras clave que los usuarios usan en sus búsquedas.

Eso desató una guerra a tres puntas entre Microsoft y sus dos rivales de Silicon Valley: Yahoo y Google. Por su parte, Yahoo, que hasta ahora se apoyaba en el motor de búsquedas de Google, también comprendió el negocio publicitario y proyecta instalar su propio laboratorio de investigación para disputar el liderazgo.

El éxito financiero de Google es claro. In 2001, la compañía prácticamente no tuvo ingresos; el año pasado, registró ventas por casi US$ 1.000 millones y ganancias de alrededor de US$ 350 millones, según varios ejecutivos con acceso a los números de la compañía.

En algún momento de este año, se espera que Microsoft presente su propia tecnología de búsquedas, que – según Gates – permitirá a Microsoft ponerse a la par de Google.

Para Google el gran peligro es que Microsoft decida que la búsqueda en Internet, como antes el navegador Web, debe ser parte integrante de las futuras versiones del sistema operativo Windows.

Pero aun en el caso de que pueda proteger su liderazgo tecnológico, ¿podrá Google hacer frente al músculo marketinero de Microsoft? Google practica la misma ética laboral que caracterizó a muchas compañías de Silicon Valley, como Netscape. Muchos veteranos en el ambiente, sin embargo, dudan de su capacidad para mantener intacta su cultura empresarial una vez que la compañía comience a cotizar en bolsa, cosa que ocurrirá este año. La oferta pública inicial va a convertir en millonarios a sus actuales empleados mientras que los contratados no gozarán de grandes privilegios. Como resultado, algunos creen que Google va a crear entre sus filas una sociedad de clases. Lo que parece evidente, de todos modos, es que le va a resultar difícil, después de la OPI, mantener el espíritu de cuerpo tan firme como hasta ahora. Mientras se prepara para la OPI, Google está tratando de evitar correr el mismo destino que Netscape concentrándose en dos cosas: su creatividad y la satisfacción de las necesidades de los clientes.

Su competidor, Microsoft, no es especialmente creativo. Más allá de Office y Windows – su negocio central – no ha tenido mayores éxitos en los últimos tiempos. Lo que sí sabe hacer muy bien es desmoralizar a los empleados de sus competidores. En este caso, sus reclutadores ya comenzaron a llamar a los empleados de Google (todos poseedores de opciones accionarias) a sus casas para convencerlos de que les conviene trabajar en Microsoft. Sus opciones accionarias perderán valor, les dicen, una vez que Microsoft ingrese seriamente al mercado de las búsquedas.

En el Foro Económico Mundial realizado en Davos, Suiza, en la última semana de enero, el director ejecutivo de Google, Eric E. Schmidt, dijo a la prensa que
Microsoft estudia con fruición la cartera de patentes de Google en busca posibles vulnerabilidades. “Como Google basa su negocio en Linux, el software gratuito de fuente abierta se ha convertido en el desafío más grande que tiene Windows. A Microsoft le aterra quedar en desventaja competitiva, por eso le obsesiona la posibilidad de que la fuente abierta se convierta en el modelo de negocios”.

El recuerdo de Netscape

No es la primera vez que Microsoft le declara la guerra a un rival. La última vez fue a mediados de los ’90, cuando Netscape Communications, una start-up de Silicon Valley lanzó al mercado un potente navegador (browser) Web. La compañía tuvo el atrevimiento de decir a cuantos quisieran escuchar que su nuevo software era capaz de proyectar una enorme sombra sobre el Explorer, de Microsoft.

Microsoft – desde Seattle y lejos de Silicon Valley – escuchaba. Gates, algo lerdo para comprender la amenaza que significaba la Internet para su negocio, apuntó sus cañones a Netscape y lo aplastó. Netscape fue luego comprado por America Online y hoy es una sombra de lo que fue, relegado a un oscuro rincón de Time Warner.

Muchos en el medio se preguntan hoy si Google será el próximo Netscape.
Bill Gates parece haber decidido que el negocio de las búsquedas en Internet es un peligro y una oportunidad. Reconoce su equivocación al no haberse interesado a tiempo, a pesar de su gran visión, en desarrollar software que mejore la capacidad de los usuarios de computadoras para encontrar información. El negocio no le interesó hasta que no vio que podía generar ingresos.

Pero los dos creadores de Google, Sergey Brin y Larry Page – graduados en computación ambos – no prestaron atención a quienes les decían que la tecnología de búsqueda no era negocio y que se convertiría en un commodity marginal. Mientras las principales empresas de Internet se peleaban por los grandes portales y la promesa del comercio electrónico, ellos crearon un rapidísimo motor de búsquedas que pronto se convirtió en casi un primer paso universal para ingresar a Internet. Desplazó a los anteriores porque la tecnología inventada por Brin y Page era mucho más eficiente en los resultados que daba a los usuarios.

En consecuencia, Google hoy tiene un inmenso número de usuarios, con un promedio de 200 millones de búsquedas diarias. Eso le da una inmensa ventaja sobre sus competidores, que ahora tratan de alcanzarlo.

Más que una nueva tecnología

Pero Google hizo mucho más que desarrollar una nueva e inteligente tecnología. Además descubrió cómo convertirla en un negocio altamente rentable. La compañía demostró que una forma muy efectiva de publicidad online es colocar avisos relacionados con las palabras clave que los usuarios usan en sus búsquedas.

Eso desató una guerra a tres puntas entre Microsoft y sus dos rivales de Silicon Valley: Yahoo y Google. Por su parte, Yahoo, que hasta ahora se apoyaba en el motor de búsquedas de Google, también comprendió el negocio publicitario y proyecta instalar su propio laboratorio de investigación para disputar el liderazgo.

El éxito financiero de Google es claro. In 2001, la compañía prácticamente no tuvo ingresos; el año pasado, registró ventas por casi US$ 1.000 millones y ganancias de alrededor de US$ 350 millones, según varios ejecutivos con acceso a los números de la compañía.

En algún momento de este año, se espera que Microsoft presente su propia tecnología de búsquedas, que – según Gates – permitirá a Microsoft ponerse a la par de Google.

Para Google el gran peligro es que Microsoft decida que la búsqueda en Internet, como antes el navegador Web, debe ser parte integrante de las futuras versiones del sistema operativo Windows.

Pero aun en el caso de que pueda proteger su liderazgo tecnológico, ¿podrá Google hacer frente al músculo marketinero de Microsoft? Google practica la misma ética laboral que caracterizó a muchas compañías de Silicon Valley, como Netscape. Muchos veteranos en el ambiente, sin embargo, dudan de su capacidad para mantener intacta su cultura empresarial una vez que la compañía comience a cotizar en bolsa, cosa que ocurrirá este año. La oferta pública inicial va a convertir en millonarios a sus actuales empleados mientras que los contratados no gozarán de grandes privilegios. Como resultado, algunos creen que Google va a crear entre sus filas una sociedad de clases. Lo que parece evidente, de todos modos, es que le va a resultar difícil, después de la OPI, mantener el espíritu de cuerpo tan firme como hasta ahora. Mientras se prepara para la OPI, Google está tratando de evitar correr el mismo destino que Netscape concentrándose en dos cosas: su creatividad y la satisfacción de las necesidades de los clientes.

Su competidor, Microsoft, no es especialmente creativo. Más allá de Office y Windows – su negocio central – no ha tenido mayores éxitos en los últimos tiempos. Lo que sí sabe hacer muy bien es desmoralizar a los empleados de sus competidores. En este caso, sus reclutadores ya comenzaron a llamar a los empleados de Google (todos poseedores de opciones accionarias) a sus casas para convencerlos de que les conviene trabajar en Microsoft. Sus opciones accionarias perderán valor, les dicen, una vez que Microsoft ingrese seriamente al mercado de las búsquedas.

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