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<p>A veinte años del colapso, las herencias que dejó la Unión Soviética siguen impidiendo a Rusia volver a ser la superpotencia que fuera en otros tiempos. Su última iniciativa, Skolkovo, tiene la posibilidad de convertirse en la solución que el país busca desde los días de la perestroika. Es el primer intento verdadero de hacer la transición de la Era Industrial del siglo 20 a la Era Digital del 21. Si Skilkovo logra sus objetivos, posicionará a Rusia otra vez entre los líderes tecnológicos e ideológicos del mundo.</p>
<p>Los últimos 100 años de historia Rusa fueron testigo de las conmociones políticas y sociales más influyentes con notables efectos en la psiquis de la población. Los líderes comunistas Vladimir Lenin y José Stalin transformaron profundamente un país pobre con siglos de antiguas tradiciones agrarias en una de las naciones industriales más modernas del mundo. La rápida industrialización catapultó a la Unión Soviética al primer plano de la economía política mundial convirtiéndola en una superpotencia comparable a Estados Unidos. Sin embargo9, la desaparición de la Unión Soviética fue producto de su adhesión inconmovible a la industrialización subestimando la vital importancia de diversificar su base de tecnologías en una nueva era de la información, entrada en computadoras y nanotecnología.</p>
<p>Según Sergey Medvedev, docente de la Escuela de Economía de Moscú, sin relación de parentesco con el actual presidente ruso, “La Unión Soviética colapsó en parte porque el Estado no pudo hacer la transición a la Era de Información. La URSS se volvió complaciente, víctima de su propio éxito. Siguió el curso de la modernización a toda velocidad mientras el resto del mundo hacía la transición a nuevas tecnologías basadas en conocimiento t a nuevos esquemas de organización basados en redes”.</p>
<p>Pero ahora la dirigencia está haciendo esfuerzos por aumentar la presencia en el sector tecnológico. En junio 2010, el presidente Dimitry Medvedev hizo un viaje especial a Silicon Valley, California, para asistir a las reuniones del G8 y el G20. se reunió allí con representantes de Google, Apple, Cisco y Twitter, entre las principales compañías tecnológicas. Su plan era convencerlas de que invirtieran recursos e instalaran operaciones en Rusia, específicamente en Skolkovo, una pequeña región al oeste de Moscú, donde se está desarrollando un polo tecnológico.</p>
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<p>Allí ya hay dos proyectos en marcha desarrollados conjuntamente por el gobierno y el sector privado. Innograd quiere decir, literalmente, “ciudad de la innovación” y tendrá un conjunto de empresas tecnológicas que algunos ya llaman el “Silicon Valley de Rusia”. También están inaugurando la escuela de negocios Skolkovo-Moscú, cuyo campus abrió en los últimos meses de 2010.</p>
<p><strong>Innograd, el Silicon Valley de Rusia</strong></p>
<p>La crisis financiera global de los dos últimos años puso al descubierto la economía unidimensional rusa: una concentrada principalmente en petróleo, gas y metalurgia. Pero a diferencia de líderes comunistas anteriores como Kruschev y Brezhnev, que resistieron el cambio, Medvedev y Putin, más democráticos, advirtieron que la dependencia rusa de recursos naturales no renovables los conduce a un callejón sin salida. La preferencia mundial por innovaciones tecnológicas y la mayor preocupación por iniciativas “verdes” en todo el mundo debilitaron la demanda de petróleo y gas. Uno de los grandes objetivos de Innograd es fomentar un clima general de innovación tecnológica y de nuevo liderazgo en Rusia. <br />
El centro tecnológico de Innograd se especializará en investigación en cinco esferas prioritarias: energía, tecnología de la información, comunicación, investigación biomédica y tecnología nuclear.</p>
<p>¿Por qué las empresas internacionales habrían de arriesgarse a entrar en este nuevo mercado? En principio, porque instalar operaciones en Rusia significaría poner un pie en uno de los países BRIC. . También porque accederían a una fuerza laboral bien educada y más barata que la de Estados Unidos y otras naciones totalmente modernizadas. En Rusia se paga alrededor de 55% menos que en Estados Unidos. Además, casi 43% de los rusos tienen título universitario que le permiten acceso a programas avanzados de investigación y trabajos muy calificados. De todos los graduados universitarios, 27% tiene una especialización en ciencia o tecnología (sólo 16% en Estados Unidos. Con semejante énfasis en ciencia y tecnología, Innograd debería estar en condiciones de encontrar amplia oferta de profesionales calificados ansiosos por crecer en la carrera de su elección. <br />
Finalmente, las empresas internacionales de tecnología podrán comprobar que el gobierno ruso va a apoyar sus emprendimientos allí.</p>
<p>Si tiene éxito, el proyecto Skolkovo volverá a colocar a Rusia en el papel de líder de la economía global. La pregunta que queda en el aire es si será suficiente el apoyo externo. Para atraer empresas innovadoras y capitalistas de riesgo, deberán hacerse mejoras básicas en el gobierno. Por ejemplo, el gobierno deberá reducir burocracia política y prestar atención a la corrupción empresarial tan generalizada en todos los sectores. <br />
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