¿Podrá Intel volver a ser un campeón mundial de chips?

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Hace diez años, era el líder indiscutido en fabricación global de semiconductores. Pero cometió un error fatal. Una nueva tecnología, la litografía extrema, ofrecía otras posibilidades.

Una forma de comprimir más potencia de computación en las láminas de silicio de las que se cortaban chips diminutos, fundamentales para la fabricación de teléfonos y computadoras.
La EUV (extreme ultraviolet), usando luz para grabar complicados circuitos integrados prometía un inigualable grado de miniaturización, pero los ejecutivos de Intel pensaron que pasarían años antes de que el método fuera práctico. Se mantuvieron entonces con las viejas técnicas de fabricación para la siguiente generación de chips.
Aquella resultó ser una equivocación histórica, con consecuencias que se sienten ahora, cuando Estados Unidos pone la fabricación avanzada de chips en el centro de la política industrial del país.
Taiwan Semiconductor Manufacturing Company, que adoptó EUV en 2019, la pasó a Intel por encima para convertirse en el más avanzado fabricante de chips del mundo, seguida de cerca por Samsung.
Intel está hoy en otra gran encrucijada.
Si, como tiene planeado, la compañía finalmente fabrica chips con tecnología EUV en grandes volúmenes en la segunda mitad del año, será un paso importante de volver al camino correcto. En ninguna parte ese progreso será observado con más ansiedad que en Washington, donde la administración Biden debe decidir cuánto respaldo financiero otorga a la compañía.
El año pasado la Ley de Chips comprometió US$ 52.000 millones en subsidios directos para sostener la fabricación de semiconductores y aumentar la investigación y desarrollo junto con créditos impositivos de alrededor de US$ 24.000 millones para los próximos ocho años. La ley se proponía revertir la caída de la participación mundial de Estados Unidos en la fabricación de chips, de 37% en 1990 a 12%.
La pieza angular de ese plan es volver a colocar a Estados Unidos en la fabricación de chips de última generación. Eso coloca a Washington en la necesidad de apostar fuertemente a Intel , a pesar de que la compañía haya quedado atrás en una de las tecnologías más importantes del mundo.
Además, Intel tiene otros problemas. Los grandes cambios en las necesidades de los clientes, como el crecimiento de la inteligencia artificial, están amenazando dejar a un lado a los chips de la PC tradicional y los servidores. El intento de la compañía de ir directamente a competir con TSCM y fabricar chips a nombre de otras compañías, representa el mayor desafío a su negocio.

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