Se llaman Bluetooth HD y los fabrica 180s, una compañía especializada en dispositivos “para vestir”. Saldrán a un precio de US$ 80 hacia finales de año. Esconden tecnología inalámbrica Bluetooth y parlantes de alta definición además de aislar humedad y retener el calor del cuerpo.
Las orejeras se suman a las carteras que ya están en el mercado y que también esconden tecnología, como un sobre de que al abrirse se ven parlantes conectados con Bluetooth, y carteras que cargan teléfonos.
La tecnología de vestir, dice hoy Claire Cain Miller en el New York Times, parece haberse convertido en la última moda, desde Google Glass hasta el reloj inteligente Galaxy Gear de Samsung, que acaba de salir. Pero parte de la resistencia a usar dispositivos como éstos se explica porque implican llevar sobre el cuerpo una computadora que no se ve. También, claro, acordarse de agarrar otro aparatito más antes de salir de casa.
“This is a feature that changes the way we interact, the way we express and the way we capture,” Pranav Mistry, the head of research at Samsung Research America, said at the introduction of the smartwatch in Berlin.
Mucha gente no está lista para ese cambio, dice Pranav Mistry, jefe de investigación de Samsung Research America, al presentar en público el reloj inteligente. Por eso los diseñadores de moda han pescado el mensaje y comienzan a incorporar tecnología en los accesorios. No son tan útiles como un dispositivo conectado a Internet y con pantalla, pero son una transición más fácil.
Esos artículos podrían convertirse en un una especie de Puente que lleve de la mano a los consumidores desde un mundo donde la tecnología es una máquina instalada sobre un escritorio o guardada en una cartera a otro donde la tecnología es un accesorio que llevamos puesto sobre el cuerpo.
