<p>Interrelaciones<br />
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<em>1. Delegar la innovación</em></p>
<p>Internet brinda a las empresas diferentes formas para aprovechar a innovadores que actúan fuera de ellas. Hasta ahora, aquéllas crean o modifican productos interactuando con clientes, proveedores, pequeños especialistas y contratistas independientes. Los de afuera aportan ideas, pero cada compañía controla el proceso. </p>
<p>Sin embargo, la tecnología permite hoy delegar aspectos substanciales del contralor en redes de socios externos. Ello permite reducir costos y eliminar cuellos de botella típicos de la excesiva centralización.</p>
<p>Áreas como software o contenidos son aptas para delegar. Una es el sistema operativo Linux, desarrollado por una red de especialistas. Pero las empresas también pueden crear bienes durables –por caso- de esa manera. Por ejemplo, Loncin, una fábrica china de motocicletas, dicta especificaciones latas y permite a los proveedores interactuar en el diseño de componentes.</p>
<p>Hasta hace pocos años, eso era impensable en la firma. Pero el avance en sistemas de fuente abierta facilitar co-crear productos físicos. O sea, programa de diseño computado que combinan bien con software preexistente. </p>
<p>Si la variante cunde, tendrá amplios efectos en varios sectores. Tres expertos de McKinsey –James Manyika, Richard Roberts, Kara Sprague- estiman que, sólo en Estados Unidos, 12% de la actividad laboral puede transformarse vía redes innovadoras autónomas. Esto incluye reestructurar o eliminar tareas convencionales en investigación y desarrollo. </p>
<p><em>2. Clientes = innovadores</em></p>
<p>Las diferencias entre co-crear con equipos propios o socios y hacerlo con clientes son tan marcadas que lo segundo es realmente otra tendencia. Esas brechas abarcan interacciones, sinergias, sus economías y su management.</p>
<p>A medida como evoluciona Internet, máxime Web 2.0 y 3.0, se convierte en plataforma para interactuar y comunicarse. Clientes y consumidores buscan relacionarse entre sí en línea y con organizaciones de todo tipo. El sector privado puede aprovechar el fenómeno. </p>
<p>Las organizaciones que involucran al cliente en diseño, ensayos, marketing o procesos posventa captan mejores detalles sobre necesidades y actitudes de la gente. Esto genera lealtad a la marca y acelera los ciclos en innovación y el desarrollo de productos. Pero las empresas deben desechar lo inmediato y enfocarse en el largo plazo, aparte de no crear expectativas que luego se frustren.</p>
<p><em>3. Un mundo de talentos</em></p>
<p>Una compañía puede tercerizar cada vez más tareas especializadas, sin perder coherencia. Por un lado, la tecnología le permite descentralizar innovaciones. Por otro, el mismo factor le permite distribuir más funciones o proyectos entre talentos, agentes libres y redes de profesionales. </p>
<p>Las implicaciones de esa política son interesantes. Para empezar, genera modelos aptos para atare talentos. Un ejemplo es TopCoder. Esta firma ha tendido una red de desarrolladores de software, que ofrece a empresas deseosas de tener acceso a ese tipo de especialistas. </p>
<p><em>4. Interacciones</em></p>
<p>Muchas compañías mudan a países emergentes (“offshoring”) crecientes proporciones de actividades transformadoras. Por consiguiente, cada vez más mano de obra en economías centrales se dedica a negociaciones, evaluaciones y otras interacciones. </p>
<p>Hacia 2015, el empleo estadounidense en esas actividades pasará de 40 en 2008 a 44%. Esta proporción será mayor si la actual ola de despidos en la economía física –determinada por la crisis recesiva- no cede o se revierte en un lapso razonable. </p>
<p><strong>Capital y activos</strong><br />
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5. Automatización</em></p>
<p>Empresas y gobiernos van poniendo en línea sistemas para automatizar tareas y procesos, por ejemplo, planeamiento de recursos humanos o relaciones con clientes y proveedores. Al presente, se intercambian bases de datos y se reducen los procesos a bitios. </p>
<p>Lo que es más, este flujo informático es en sí otro modo de automatizar. Como tal, promueve una gama de actividades, desde gestión de inventarios a servicios posventa. En el futuro, habrá más intercambios en forma de “islas de automatización”-</p>
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<em>6. Separar producción y entrega</em></p>
<p>La tecnología permite emplear mejor los activos fijos, desagregando monolíticos sistemas en componentes reutilizables. Datos y comunicaciones manejan, pues, seguimiento y mediciones críticas para que los nuevos modelos sean eficaces.</p>
<p>Separar funciones también importa en el mundo físico. Hoy ya es posible “comprar” tiempo discriminando entre fabricación y entrega. Especialmente por el lados de la oferta en negocios tan dependientes de un activo como plantas, depósitos, flotas de camiones, etc.<br />
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<strong>Manejar información</strong><br />
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<em>7. Gestión más científica</em></p>
<p>Así como las herramientas de Internet amplían los alcances de quien está en un escritorio, la tecnología ayuda a los managers a aprovechan más los datos y adoptar decisiones correctas. Desde “ideágoras” (subastas de ideas en eBay) hasta predecir tendencias, una serie de tecnologías ubicuas promueven procesos cifrados en la creciente disponibilidad de datos.</p>
<p>Esto no se limita a lo interno e influye en las relaciones con clientes. Cuando mas los conoce una compañía, más “científica” será la gama de bienes o servicios orientados al público. <br />
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<em>8. Información = negocios</em></p>
<p>Cúmulos de datos captados vía una cantidad de sistemas, en organizaciones grandes, o extraídos en nodos de la web, constituyen la materia prima de cada día más negocios.</p>
<p>El repertorio abarca asimetrías de información, problemas por falta de datos para quienes toman decisiones sobre una fusión, diferencia de precios entre proveedores y otras imperfecciones. Internet confiere transparencia a muchos sectores, pero otros siguen en penumbras. </p>
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Ocho tendencias que pueden cambiar tecnologías, mercados y negocios
Sola, es difícil que la tecnología sea clave: el sector privado crea riqueza al combinarla con nuevas formas de gestión y operación. Al respecto, la consultoría McKinsey detecta ocho tendencias capaces de modificar contextos este año y siguientes. Surgen en tres niveles: interrelaciones, capital/activos y nuevas formas de manejar datos