El lanzamiento exitoso de SpaceX, otra empresa del innovador Elon Musk (autos Tesla), ha demostrado que una empresa privada es capaz de alcanzar la Luna y de abrir una nueva etapa en vuelos interplanetarios.
Es el cohete más grande disparado hasta ahora. El Falcon Heavy partió de la base de Cabo Cañaveral, de donde partieron siempre los cohetes enviados por la NASA al espacio.
Incluso el propio lugar de lanzamiento elegido fue el mismo desde donde se lanzó la misión con astronautas hace años, que llego al satélite terrestre. Fue construido uniendo tres impulsores Falcon 9, capaces de transportar más de 60.000 kilos. Puede llevar, en el futuro, astronautas y carga (una prioridad actual para la NASA).
La experiencia demostró que es viable que la iniciativa privada aborde esta actividad, antes reservada exclusivamente para organizaciones estatales. La misión perseguía recuperar, para su reutilización (menores costos), las etapas del cohete original. Dos de las tres partes fueron recuperados por barcos que los esperaban en puntos previstos del mar. El tercero ingresó a gran velocidad e hizo impacto en el océano a 100 metros de donde lo esperaba un barco. Cada lanzamiento tiene un costo estimado en US$ 90 millones.
La intención de Musk es desarrollar más potencia para que una nave tripulada pueda llegar a Marte.
Esta vez transportó un automóvil Tesla rojo, para que orbitara alrededor del sol, entre la Tierra y Marte. El auto logró ponerse en órbita. Todo indica que irá más allá de Marte. Por ahora se dirige a un cinturón de asteroides.
