Salvo que aparezcan tecnologías por hoy inimaginables, la energía
solar parece ser la única fuente capaz de ir reemplazando los combustibles
fósiles (hidrocarburos). A diferencia de ellos, se trata de un recurso
autorrenovable -la estrella amarilla se agota, verdad, pero le quedan varios millones
de años- cuyo volumen supera de lejos al de fuentes hídricas, eólicas
y nucleares.
No obstante, aprovechar a Helios -dios heleno del sol- requiere, al presente,
láminas de silicio cuyo proceso de producción es tan exigente y
costoso como el de chips (sólo que éstos se fabrican en volúmenes
muchísimo mayores y su costos unitario tiende a reducirse). Por hoy, la
energía solar exige diez veces más capital que los hidrocarburos,
para los mismos paquetes de generación. De ahí que sólo resulte
económica para satélites, naves espaciales y otras aplicaciones
"extraterrestres".
Pero el grecoamericano Paul Alivisatos, químico que trabaja en los laboratorios
de la universidad de California (Berkeley), ha tenido una idea. Consiste en apelar
a la nanotecnología para producir materiales fotovoltaicos capaces de desplegarse
y cubrir superficies como si fuesen pinturas. Además, las futuras "helionanocélulas"
podrían integrarse a otros materiales, lo cual reduciría los costos
totales y convertirían los generadores solares en una alternativa rentable
a gran escala.
Salvo que aparezcan tecnologías por hoy inimaginables, la energía
solar parece ser la única fuente capaz de ir reemplazando los combustibles
fósiles (hidrocarburos). A diferencia de ellos, se trata de un recurso
autorrenovable -la estrella amarilla se agota, verdad, pero le quedan varios millones
de años- cuyo volumen supera de lejos al de fuentes hídricas, eólicas
y nucleares.
No obstante, aprovechar a Helios -dios heleno del sol- requiere, al presente,
láminas de silicio cuyo proceso de producción es tan exigente y
costoso como el de chips (sólo que éstos se fabrican en volúmenes
muchísimo mayores y su costos unitario tiende a reducirse). Por hoy, la
energía solar exige diez veces más capital que los hidrocarburos,
para los mismos paquetes de generación. De ahí que sólo resulte
económica para satélites, naves espaciales y otras aplicaciones
"extraterrestres".
Pero el grecoamericano Paul Alivisatos, químico que trabaja en los laboratorios
de la universidad de California (Berkeley), ha tenido una idea. Consiste en apelar
a la nanotecnología para producir materiales fotovoltaicos capaces de desplegarse
y cubrir superficies como si fuesen pinturas. Además, las futuras "helionanocélulas"
podrían integrarse a otros materiales, lo cual reduciría los costos
totales y convertirían los generadores solares en una alternativa rentable
a gran escala.