Microsoft se ha lanzado judicialmente contra los spams

Finalmente, Microsoft ha iniciado una lucha judicial contra la invasión de “spams”. Hace pocos días, sus letrados radicaron demandas en tribunales de Estados Unidos y Gran Bretaña, en otro paso para neutralizar e-mails indeseables.

23 junio, 2003

A diferencia de otros prestadores de servicios por Internet (PSI), remisos a poner
límites -en los correos electrónicos gratuitos- al alud diario de
mensajes y ofertas que nadie quiere, la firma de William Gates no trepidó
en abrir hostilidades. Con unas pocas compañías, Microsoft forma
un frente que planea gastarse hasta US$ 20.000 millones este año para combatir
"spams", que ya representan casi la mitad del tráfico en e-mails.

Según comunicado de la empresa, se han presentado trece demandas en Estados
Unidos y dos en Gran Bretaña, que afectan a quince importante distribuidores
de mensajes indeseables. Este conjunto genera más de 2.000 millones de
e-mail anuales y satura tanto redes como casillas. En muchos casos, son avisos
con mensajes ofensivos, pornográficos y hasta delictivos (por ejemplo,
sistemas para "limpiar prontuarios" o evadir impuestos en países
periféricos).

"Hemos reunido expertos en detectar y bloquear fuentes de spams", señaló
Timothy Cranton, jefe del departamento jurídico de Microsoft. Este equipo
ha filtrado mensajes obtenidos de computadoras y sitios en 34 países para
identificar a los quince "spammers" demandados. La firma de Gates cuenta
con 120 millones de usuarios en su correo gratuito Hotmail, amén de 8.700.000
subscriptores al servicio de mensajes MSN; ambos, especialmente plagados de "spams".
Hasta ahora, la empresa sólo litigaba contra "spammers" denunciados
por los usuarios pero, desde la semana pasada, lo hace por cuenta propia.

Entre otros que luchan judicialmente están Verizon (una telco) y Earthlink,
un prestador "puro" de servicios virtuales. En otro plano, ha cambiado
el enfoque, centrado originalmente en recursos tecnológicos para bloquear
"spams". Hoy en día, los expertos admiten que el problema exige
una mezcla de tecnología, legislación y acciones judiciales específicas.
Este cambio de eje tiene una explicación: la Unión Europea requiere
a sus miembros adoptar leyes que restrinjan "spams" y varios estados
norteamericanos ya las tienen.

A diferencia de otros prestadores de servicios por Internet (PSI), remisos a poner
límites -en los correos electrónicos gratuitos- al alud diario de
mensajes y ofertas que nadie quiere, la firma de William Gates no trepidó
en abrir hostilidades. Con unas pocas compañías, Microsoft forma
un frente que planea gastarse hasta US$ 20.000 millones este año para combatir
"spams", que ya representan casi la mitad del tráfico en e-mails.

Según comunicado de la empresa, se han presentado trece demandas en Estados
Unidos y dos en Gran Bretaña, que afectan a quince importante distribuidores
de mensajes indeseables. Este conjunto genera más de 2.000 millones de
e-mail anuales y satura tanto redes como casillas. En muchos casos, son avisos
con mensajes ofensivos, pornográficos y hasta delictivos (por ejemplo,
sistemas para "limpiar prontuarios" o evadir impuestos en países
periféricos).

"Hemos reunido expertos en detectar y bloquear fuentes de spams", señaló
Timothy Cranton, jefe del departamento jurídico de Microsoft. Este equipo
ha filtrado mensajes obtenidos de computadoras y sitios en 34 países para
identificar a los quince "spammers" demandados. La firma de Gates cuenta
con 120 millones de usuarios en su correo gratuito Hotmail, amén de 8.700.000
subscriptores al servicio de mensajes MSN; ambos, especialmente plagados de "spams".
Hasta ahora, la empresa sólo litigaba contra "spammers" denunciados
por los usuarios pero, desde la semana pasada, lo hace por cuenta propia.

Entre otros que luchan judicialmente están Verizon (una telco) y Earthlink,
un prestador "puro" de servicios virtuales. En otro plano, ha cambiado
el enfoque, centrado originalmente en recursos tecnológicos para bloquear
"spams". Hoy en día, los expertos admiten que el problema exige
una mezcla de tecnología, legislación y acciones judiciales específicas.
Este cambio de eje tiene una explicación: la Unión Europea requiere
a sus miembros adoptar leyes que restrinjan "spams" y varios estados
norteamericanos ya las tienen.

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