Los candidatos para UMTS en Francia

La lucha por las cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación se perfila muy reñida. Los operadores extranjeros, en desventaja. Quién es quién.

7 junio, 2000

(EFE).- La pugna por las cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación (UMTS) en Francia se perfila muy reñida, especialmente por las ambiciones de operadores extranjeros, que parten en desventaja por el sistema de atribución escogido por el gobierno francés.

El Ejecutivo descartó la subasta, que hubiera dado más posibilidades a grupos extranjeros, y optó por un procedimiento de selección de candidaturas, de la que se encargará la Autoridad de Regulación de Telecomunicaciones (ART), un organismo independiente que debería atenuar, de cara al exterior, el carácter discrecional del sistema.

Justificó este procedimiento por la necesidad de que los poderes públicos puedan establecer obligaciones “precisas y elevadas” a los operadores en función de las “finalidades económicas, de ordenación del territorio y de servicio público establecidas por la ley”.

Pero a nadie se le escapa, como señaló hoy (miércoles 7) la prensa francesa, que la selección de candidaturas permitirá favorecer a los pretendientes nacionales, en primer lugar los que explotan actualmente las licencias de tecnología GSM, de entre la decena de operadores que ya han manifestado su interés.

La obtención de una licencia UMTS, que permitirá un amplio acceso a Internet desde un teléfono móvil, es considerada clave para la capacidad de los operadores de competir en el futuro.

Nadie duda de que una se la llevará France Telecom, que después de comprar el británico Orange por cerca de 50.000 millones de euros (US$ 46.500 millones), dispone de medios financieros sobre la base de sus 11 millones de abonados para pagar el peaje de 4.953 millones de euros (US$ 4.606 millones) fijados por el gobierno para cada uno de los futuros operadores del UMTS y los más de 4.500 millones de euros (US$ 4.185 millones) para cada nueva red.

Vivendi, accionista de referencia del operador Cegetel, que tiene en la actualidad 8,1 millones de abonados a la telefonía móvil GSM en Francia, es otro de los que se dan como ganador seguro.

Pero su situación financiera no es radiante, ya que tiene que pagar 7.500 millones de euros (US$ 6.975 millones) para hacerse con parte de las acciones que Mannesmann tiene en Cegetel y tener así el control.

Es verdad que Vivendi cuenta con el apoyo del británico Vodafone, propietario de 20% de la filial de móviles SFR de Cegetel, y al que podría verse obligado a pedir que aumentara su participación para realizar las inversiones necesarias.

El tercer operador francés actual, Bouygues Telecom (3,6 millones de abonados), es el más débil y por eso mismo el más apetecible como socio para grupos extranjeros que quieran introducirse en el mercado francés.

Su presidente, Martin Bouygues, ya ha advertido de que la no obtención de una licencia significaría la desaparición de la firma, porque no tiene los medios para lanzarse a otros mercados europeos.

Cuenta entre sus accionistas con la filial de móviles de Telecom Italia (TIM), con 10,8%, compañía que “está dispuesta a aumentar su participación”, según dijo su presidente Marco de Benedetti a Le Figaro.

Entre los pretendientes que no están ahora presentes en la telefonía móvil está el francés Suez Lyonnaise, que controla 60% de una sociedad conjunta establecida con el operador español Telefónica, con el fin de aspirar a una licencia UMTS en Francia.

Suez Lyonnaise, que fracasó en su intento de lograr una licencia GSM en 1996, estaría dispuesto a ceder hasta 15% de las acciones de dicha sociedad conjunta (de la que aun así seguiría siendo el primer socio) al grupo de Bernard Arnault, a Casino y a otro operador telefónico, según el diario económico Les Echos.

Entre los extranjeros, uno de los más firmes candidatos es sin duda Deutsche Telekom, cuyo presidente, Ron Sommer, anunció en tono desafiante hace varios días que podría optar a una licencia “sin socio local”, con el argumento de que lo que era posible en otros países lo tenía que ser también en Francia.

El responsable de la filial francesa del operador alemán, Francois Marie, fue ayer más conciliador al explicar que “formará un consorcio con socios franceses y europeos en los que tendrá el liderazgo”.

Podía ser una alusión a Lagardere, con el que llegó a un acuerdo para comprarle el servidor Club Internet, pero también a Bouygues, Cegetel o incluso Suez Lyonnaise, con los que las conversaciones hasta ahora han fracasado.

Con muchas menos posibilidades, se sitúan otros candidatos como el francés LD Com, filial del grupo de Louis Dreyfus, los suecos Tele2 y Telja, el noruego Telenor, el australiano One.Tel, el británico Virgin o el estadounidense GTS.

(EFE).- La pugna por las cuatro licencias de telefonía móvil de tercera generación (UMTS) en Francia se perfila muy reñida, especialmente por las ambiciones de operadores extranjeros, que parten en desventaja por el sistema de atribución escogido por el gobierno francés.

El Ejecutivo descartó la subasta, que hubiera dado más posibilidades a grupos extranjeros, y optó por un procedimiento de selección de candidaturas, de la que se encargará la Autoridad de Regulación de Telecomunicaciones (ART), un organismo independiente que debería atenuar, de cara al exterior, el carácter discrecional del sistema.

Justificó este procedimiento por la necesidad de que los poderes públicos puedan establecer obligaciones “precisas y elevadas” a los operadores en función de las “finalidades económicas, de ordenación del territorio y de servicio público establecidas por la ley”.

Pero a nadie se le escapa, como señaló hoy (miércoles 7) la prensa francesa, que la selección de candidaturas permitirá favorecer a los pretendientes nacionales, en primer lugar los que explotan actualmente las licencias de tecnología GSM, de entre la decena de operadores que ya han manifestado su interés.

La obtención de una licencia UMTS, que permitirá un amplio acceso a Internet desde un teléfono móvil, es considerada clave para la capacidad de los operadores de competir en el futuro.

Nadie duda de que una se la llevará France Telecom, que después de comprar el británico Orange por cerca de 50.000 millones de euros (US$ 46.500 millones), dispone de medios financieros sobre la base de sus 11 millones de abonados para pagar el peaje de 4.953 millones de euros (US$ 4.606 millones) fijados por el gobierno para cada uno de los futuros operadores del UMTS y los más de 4.500 millones de euros (US$ 4.185 millones) para cada nueva red.

Vivendi, accionista de referencia del operador Cegetel, que tiene en la actualidad 8,1 millones de abonados a la telefonía móvil GSM en Francia, es otro de los que se dan como ganador seguro.

Pero su situación financiera no es radiante, ya que tiene que pagar 7.500 millones de euros (US$ 6.975 millones) para hacerse con parte de las acciones que Mannesmann tiene en Cegetel y tener así el control.

Es verdad que Vivendi cuenta con el apoyo del británico Vodafone, propietario de 20% de la filial de móviles SFR de Cegetel, y al que podría verse obligado a pedir que aumentara su participación para realizar las inversiones necesarias.

El tercer operador francés actual, Bouygues Telecom (3,6 millones de abonados), es el más débil y por eso mismo el más apetecible como socio para grupos extranjeros que quieran introducirse en el mercado francés.

Su presidente, Martin Bouygues, ya ha advertido de que la no obtención de una licencia significaría la desaparición de la firma, porque no tiene los medios para lanzarse a otros mercados europeos.

Cuenta entre sus accionistas con la filial de móviles de Telecom Italia (TIM), con 10,8%, compañía que “está dispuesta a aumentar su participación”, según dijo su presidente Marco de Benedetti a Le Figaro.

Entre los pretendientes que no están ahora presentes en la telefonía móvil está el francés Suez Lyonnaise, que controla 60% de una sociedad conjunta establecida con el operador español Telefónica, con el fin de aspirar a una licencia UMTS en Francia.

Suez Lyonnaise, que fracasó en su intento de lograr una licencia GSM en 1996, estaría dispuesto a ceder hasta 15% de las acciones de dicha sociedad conjunta (de la que aun así seguiría siendo el primer socio) al grupo de Bernard Arnault, a Casino y a otro operador telefónico, según el diario económico Les Echos.

Entre los extranjeros, uno de los más firmes candidatos es sin duda Deutsche Telekom, cuyo presidente, Ron Sommer, anunció en tono desafiante hace varios días que podría optar a una licencia “sin socio local”, con el argumento de que lo que era posible en otros países lo tenía que ser también en Francia.

El responsable de la filial francesa del operador alemán, Francois Marie, fue ayer más conciliador al explicar que “formará un consorcio con socios franceses y europeos en los que tendrá el liderazgo”.

Podía ser una alusión a Lagardere, con el que llegó a un acuerdo para comprarle el servidor Club Internet, pero también a Bouygues, Cegetel o incluso Suez Lyonnaise, con los que las conversaciones hasta ahora han fracasado.

Con muchas menos posibilidades, se sitúan otros candidatos como el francés LD Com, filial del grupo de Louis Dreyfus, los suecos Tele2 y Telja, el noruego Telenor, el australiano One.Tel, el británico Virgin o el estadounidense GTS.

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