La UE presenta auto a hidrógeno

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La Comisión Europea presentó un prototipo que no hace ruido, no contamina, no necesita nafta y es 10% más caro que los tradicionales.

El comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin, presentó el lunes en Bruselas un prototipo de vehículo que funciona con hidrógeno y no hace ruido, no contamina y no necesita nafta. La investigación para desarrollar esta tecnología, que estará lista en un plazo de cinco años, ha sido cofinanciada por la Comisión Europea y por varios constructores de automóviles.

Según las previsiones de la UE, un crecimiento económico mundial de entorno a 3,3% hasta el 2030 duplicarían el uso de energía y las emisiones de CO2 pasarían de 6,3 a 13.000 millones de toneladas de carbono.

Dos tercios de este aumento pueden ser atribuido a los países en vías de desarrollo. Por este motivo, Bruselas apoya la creación de este tipo de vehículos, a base de “pilas de combustible”. De hecho, el presupuesto para esta investigación ha pasado de 6 millones de euros para el segundo programa marco (1994-1998) a 54 millones de euros para el cuarto programa marco (1994-1998). El quinto programa actualmente en marcha (1998-2002), ya ha gastado 28 millones de euros.

Sin embargo, este prototipo tiene aún ciertos problemas que deberán resolverse antes de su comercialización. La autonomía es de 450 kilómetros para los coches y de 200 kilómetros para los autobuses. Además, estos nuevos vehículos funcionan con hidrógeno, sustancia inflamable que puede explotar si entra en contacto accidentalmente con el aire.

Las evaluaciones y pruebas realizadas en el centro de investigación permiten concluir que estos riesgos son comparables a los de la gasolina. Además, el Ejecutivo comunitario subraya que debe tomarse una decisión política en cuanto al suministro y distribución del hidrógeno para especificar las redes de estaciones de servicio, normas de calidad e incentivos fiscales.

El hidrógeno tiene como principal ventaja que puede ser producido a partir de numerosas fuentes, tales como el gas natural, los hidrocarburos, el metanol, el bioetanol, la energía solar y eólica e incluso el carbón. Según la Comisión, existen por tanto muchas posibilidades para los productores energéticos de modo que se reduce la dependencia de una sola fuente y permite a los Estados hacer sus propias elecciones.

Algunos constructores de automóviles han iniciado ya las investigaciones para reducir el coste actual del prototipo, pasando de cerca de 5.000 euros por kilowatio a 50-100 euros, lo que equivale a un vehículo clásico. La primera producción comercialmente viable de estas baterías está prevista para el 2003-4, cuando el costo de un coche sólo supere en 10% el precio de los clásicos.

Actualmente, el hidrógeno se almacena en un depósito ya sea de forma líquida muy fría (-250 ºC) ya sea comprimido. La investigación se dirige por tanto a buscar cómo guardar la sustancia en pequeños tubos de carbono, que permitan un almacenamiento más seguro en el vehículo y por tanto una autonomía mayor.

El comisario europeo de Investigación, Philippe Busquin, presentó el lunes en Bruselas un prototipo de vehículo que funciona con hidrógeno y no hace ruido, no contamina y no necesita nafta. La investigación para desarrollar esta tecnología, que estará lista en un plazo de cinco años, ha sido cofinanciada por la Comisión Europea y por varios constructores de automóviles.

Según las previsiones de la UE, un crecimiento económico mundial de entorno a 3,3% hasta el 2030 duplicarían el uso de energía y las emisiones de CO2 pasarían de 6,3 a 13.000 millones de toneladas de carbono.

Dos tercios de este aumento pueden ser atribuido a los países en vías de desarrollo. Por este motivo, Bruselas apoya la creación de este tipo de vehículos, a base de “pilas de combustible”. De hecho, el presupuesto para esta investigación ha pasado de 6 millones de euros para el segundo programa marco (1994-1998) a 54 millones de euros para el cuarto programa marco (1994-1998). El quinto programa actualmente en marcha (1998-2002), ya ha gastado 28 millones de euros.

Sin embargo, este prototipo tiene aún ciertos problemas que deberán resolverse antes de su comercialización. La autonomía es de 450 kilómetros para los coches y de 200 kilómetros para los autobuses. Además, estos nuevos vehículos funcionan con hidrógeno, sustancia inflamable que puede explotar si entra en contacto accidentalmente con el aire.

Las evaluaciones y pruebas realizadas en el centro de investigación permiten concluir que estos riesgos son comparables a los de la gasolina. Además, el Ejecutivo comunitario subraya que debe tomarse una decisión política en cuanto al suministro y distribución del hidrógeno para especificar las redes de estaciones de servicio, normas de calidad e incentivos fiscales.

El hidrógeno tiene como principal ventaja que puede ser producido a partir de numerosas fuentes, tales como el gas natural, los hidrocarburos, el metanol, el bioetanol, la energía solar y eólica e incluso el carbón. Según la Comisión, existen por tanto muchas posibilidades para los productores energéticos de modo que se reduce la dependencia de una sola fuente y permite a los Estados hacer sus propias elecciones.

Algunos constructores de automóviles han iniciado ya las investigaciones para reducir el coste actual del prototipo, pasando de cerca de 5.000 euros por kilowatio a 50-100 euros, lo que equivale a un vehículo clásico. La primera producción comercialmente viable de estas baterías está prevista para el 2003-4, cuando el costo de un coche sólo supere en 10% el precio de los clásicos.

Actualmente, el hidrógeno se almacena en un depósito ya sea de forma líquida muy fría (-250 ºC) ya sea comprimido. La investigación se dirige por tanto a buscar cómo guardar la sustancia en pequeños tubos de carbono, que permitan un almacenamiento más seguro en el vehículo y por tanto una autonomía mayor.

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