Como otros programas piramidales donde los representantes le venden a sus amigos
y vecinos, quienes a su vez venden a sus propios amigos y demás, pequeñas
empresas de telefonía por Internet han comenzado a recolectar su buena
base de clientes a la sombra de gigantes como Vonage, AT&T y Time Warner Cable.
Sólo que en este caso, vender una conexión telefónica no
es como vender jabones, cremas o cacerolas. Los vendedores consiguen los abonados
que a partir del momento mismo de firmar, reciben el servicio y la facturación
directamente de la empresa proveedora, como es el caso de Infinet Communications.
Aunque los sistemas piramidales merecen generalmente la desconfianza de muchos,
hay quienes insisten en que no hay nada intrínsecamente irregular en que
personas particulares, o pequeñas empresas, vendan servicio telefónico
de Internet. De hecho, ya hay infinidad de pequeñas operaciones que venden
servicios de larga distancia, tarjetas telefónicas y planes de telefonía
celular. ¿Por qué no, entonces, telefonía IP (Internet Protocol)?
Aunque por ahora estos revendedores son insignificantes comparados con Vonage
o AT&T, no parecen tener dificultades en encontrar clientes. Uno de ellos,
Mark Cundiff, consiguió más de 200 en menos de un mes. La mitad
de sus clientes contestaron los avisos que colocó en Yahoo, Google o
la lista Craig. El resto fue a su negocio donde vende teléfonos celulares
preguntando cómo conseguir un plan barato para telefonía hogareña.
Cundiff no necesita tener conocimientos técnicos ni de telefonía
ni de internet. Su principal misión es explicar cómo funciona
un teléfono de Internet y también decir que, si el comprador se
convierte en revendedor, se puede ganar algún dinerillo extra. Infinet
tiene los servidores, ruteadores y conmutadores digitales que hacen falta para
conectar las llamadas y maneja las preguntas sobre el servicio por teléfono
o por e-mail. Pagó en marzo US$ 500 para convertirse en revendedor del
servicio y un mes después asegura que ya recuperó diez veces su
inversión. Orienta a sus clientes hacia su sitio web, queInfinet le adaptó,
donde pueden elegir un plan y un código de área. Allí también
ponen el número de su tarjeta de crédito y dirección postal
para que Infinet les envíe el adaptador y un número telefónico.
Las facturas mensuales se envían electrónicamente.
Los expertos dudan de que este sipo de esfuerzo de venta pueda desbancar a gigantes
como Verizon Communications o BellSouth, que tienen millones de abonados telefónicos
y millones de dólares para gastar. Pero como las empresitas que vendían
servicios baratos de llamadas de larga distancia cuando se desmembró
AT&T hace veinte años, emprendedores oportunistas como los mencionados
están popularizando un producto que muchos analistas dicen es el futuro
de las comunicaciones de voz. Los revendedores seguramente desaparecerán
cuando las telcos, las proveedoras de cable y otras grandes comiencen a vender
telefonía de internet. Cuando eso ocurra, podrán incorporarlo
al paquete con televisión, conexión a internet y otros productos.
Algo que los revendedores no pueden hacer.
Hasta ahora, las Bell se resisten a vender telefonía de internet, que
requiere conexión de alta velocidad y un adaptador. Los planes de tarifa
plana que ofrecen las nuevas empresitas amenazan los precios que las telcos
cobran por sus servicios tradicionales de llamadas locales y de larga distancia,
dos, tres y hasta cuatro veces más caros. Pero tarde o temprano llegará
el momento en que se larguen agresivamente a vender telefonía IP, aunque
más no sea para impedir que sus abonados las abandonen para irse a empresas
rivales.
Como otros programas piramidales donde los representantes le venden a sus amigos
y vecinos, quienes a su vez venden a sus propios amigos y demás, pequeñas
empresas de telefonía por Internet han comenzado a recolectar su buena
base de clientes a la sombra de gigantes como Vonage, AT&T y Time Warner Cable.
Sólo que en este caso, vender una conexión telefónica no
es como vender jabones, cremas o cacerolas. Los vendedores consiguen los abonados
que a partir del momento mismo de firmar, reciben el servicio y la facturación
directamente de la empresa proveedora, como es el caso de Infinet Communications.
Aunque los sistemas piramidales merecen generalmente la desconfianza de muchos,
hay quienes insisten en que no hay nada intrínsecamente irregular en que
personas particulares, o pequeñas empresas, vendan servicio telefónico
de Internet. De hecho, ya hay infinidad de pequeñas operaciones que venden
servicios de larga distancia, tarjetas telefónicas y planes de telefonía
celular. ¿Por qué no, entonces, telefonía IP (Internet Protocol)?
Aunque por ahora estos revendedores son insignificantes comparados con Vonage
o AT&T, no parecen tener dificultades en encontrar clientes. Uno de ellos,
Mark Cundiff, consiguió más de 200 en menos de un mes. La mitad
de sus clientes contestaron los avisos que colocó en Yahoo, Google o
la lista Craig. El resto fue a su negocio donde vende teléfonos celulares
preguntando cómo conseguir un plan barato para telefonía hogareña.
Cundiff no necesita tener conocimientos técnicos ni de telefonía
ni de internet. Su principal misión es explicar cómo funciona
un teléfono de Internet y también decir que, si el comprador se
convierte en revendedor, se puede ganar algún dinerillo extra. Infinet
tiene los servidores, ruteadores y conmutadores digitales que hacen falta para
conectar las llamadas y maneja las preguntas sobre el servicio por teléfono
o por e-mail. Pagó en marzo US$ 500 para convertirse en revendedor del
servicio y un mes después asegura que ya recuperó diez veces su
inversión. Orienta a sus clientes hacia su sitio web, queInfinet le adaptó,
donde pueden elegir un plan y un código de área. Allí también
ponen el número de su tarjeta de crédito y dirección postal
para que Infinet les envíe el adaptador y un número telefónico.
Las facturas mensuales se envían electrónicamente.
Los expertos dudan de que este sipo de esfuerzo de venta pueda desbancar a gigantes
como Verizon Communications o BellSouth, que tienen millones de abonados telefónicos
y millones de dólares para gastar. Pero como las empresitas que vendían
servicios baratos de llamadas de larga distancia cuando se desmembró
AT&T hace veinte años, emprendedores oportunistas como los mencionados
están popularizando un producto que muchos analistas dicen es el futuro
de las comunicaciones de voz. Los revendedores seguramente desaparecerán
cuando las telcos, las proveedoras de cable y otras grandes comiencen a vender
telefonía de internet. Cuando eso ocurra, podrán incorporarlo
al paquete con televisión, conexión a internet y otros productos.
Algo que los revendedores no pueden hacer.
Hasta ahora, las Bell se resisten a vender telefonía de internet, que
requiere conexión de alta velocidad y un adaptador. Los planes de tarifa
plana que ofrecen las nuevas empresitas amenazan los precios que las telcos
cobran por sus servicios tradicionales de llamadas locales y de larga distancia,
dos, tres y hasta cuatro veces más caros. Pero tarde o temprano llegará
el momento en que se larguen agresivamente a vender telefonía IP, aunque
más no sea para impedir que sus abonados las abandonen para irse a empresas
rivales.