La consultora EY presentó el estudio Global Integrity Report 2022 que contó con la participación de empresas de más de 67 países. En la Argentina respondieron 100 ejecutivos.
Se llevó a cabo entre organizaciones de diferentes sectores: servicios financieros, gobierno y sector público, consumo masivo, tecnología, energía, entre otros; y la mayoría de los consultados fueron miembros del directorio, la alta gerencia, gerentes y colaboradores.
Según el informe, el 42% de los encuestados sostuvieron que en el contexto de la pandemia muchas empresas experimentaron dificultades para operar con integridad exponiéndose a riesgos de fraude, corrupción y sobornos.
“Los tiempos de crisis conllevan cambios significativos en el entorno de negocios como así también en la conducta personal. Factores como la pandemia, el entorno político mundial y períodos de cambios rápidos han dificultado que las organizaciones actúen con integridad. Nuevos riesgos no contemplados podrían surgir, dando lugar a la corrupción, el soborno, el fraude ocupacional e irregularidades contrarias a sus valores”, destacó Leandro Dores, socio de Forensic & Integrity Services de EY Argentina.
Con respecto a la ética corporativa, más de un tercio de los encuestados en la Argentina creen que el comportamiento poco ético a menudo se tolera cuando las personas involucradas son de categoría alta o presentan un alto desempeño.
“Asimismo, si bien respecto a encuestas realizadas en años anteriores, hay un porcentaje menor que estaría dispuesto a participar de un ilícito a fin de mejorar su propio progreso profesional o remuneración, el riesgo que representa para las organizaciones en términos monetarios, de reputación y posibles sanciones legales y multas, no es menor”, agregó el socio de EY Argentina.
Los resultados de la encuesta indican que aproximadamente una quinta parte de los encuestados reconocen que es fácil eludir las normas y procesos empresariales estándares. Cerca de un cuarto sabe poco o nada o nunca ha oído de las políticas y procedimientos para preservar la seguridad en sus oficinas, equipos y red. Además, alrededor del 40% no cuenta con capacitación para los colaboradores sobre lo que pueden hacer para ayudar a protegerse contra las fallas en la seguridad de datos y aproximadamente el 60% no tiene un plan de respuesta a incidentes relacionados con estas fallas.
A su vez, la mitad de los encuestados han denunciado personalmente cuestiones de conducta indebida a través de la gerencia o de una línea de denuncia. No obstante, este porcentaje no necesariamente indicaría un entorno propicio para denunciar porque existe un 31% que no lo comunica. Las razones principales proporcionadas incluyen: (i) la preocupación por su futura progresión profesional dentro de su organización, (ii) la impresión de que sus preocupaciones no serían tomadas en cuenta y (iii) el desconocimiento sobre a quién dirigirse ante esta situación.
“El Reporte hace hincapié en establecer una cultura de integridad en lugar de una cultura de “tildar casillas para cumplir”. Creemos que tener una cultura de integridad cierra la brecha entre la intención y la conducta, generando confianza en las partes interesadas tanto interna como externamente, apoyando la toma de decisiones éticas en todo momento y protegiendo a las organizaciones contra la búsqueda de ganancias a corto plazo a expensas del comportamiento ético”, concluyó Leandro Dores.