Internet saturada

Hace tiempo que se habla del peligro que implica el aumento impresionante de los datos que circulan por Internet. El peligro es causado por la riqueza visual de películas, videoclips, redes sociales y juegos, que son archivos sumamente pesados.

13 marzo, 2008

Las imágenes en movimiento pesan muchísimo más que las palabras
o los sonidos. Ellas forman pesados ríos de bits digitales cuando circulan
por las cañerías y avenidas de Internet y requieren cada vez más
ancho de banda. El año pasado, según un cálculo, la página
de video YouTube, propiedad de Google, consumió el mismo ancho de banda
que la totalidad de Internet en el año 2000.

En un informe muy comentado que apareció en el mes de noviembre del año
pasado, una firma de investigación proyectaba que para 2011, la demanda
de los usuarios podría superar la capacidad de Internet. El tema preocupa
de verdad. El mes que viene habrá una conferencia tecnológica en
Boston cuyo título genera cierta angustia: “¿El fin de la Internet?

Sin embargo, el aumento del tráfico en Internet representa más un
desafío en ciernes que una catástrofe inminente. Ni siquiera los
más preocupados anuncian un apagón en la red. Ellos dicen que el
usuario particular, podría experimentar la crisis en forma de descargas
más lentas y demoras en la recepción de emails con respecto a años
anteriores.

Los más preocupados anuncian una saturación de ancho de banda para
2011 y anticipan que la demanda crecerá 100% para ese año. Otros
se preocupan menos, al menos en el corto plazo. Andrew M. Odlyzko, profesor de
la Universidad de Minnesota, estima que el tráfico digital en la red global
está creciendo a razón de 50% por año basándose en
un análisis reciente realizado por Cisco Systems.

La tasa de crecimiento es impresionante. Pero al mismo tiempo está avanzando
la tecnología para manejar el tráfico en Internet. Las computadoras
router para retransmitir los datos se hacen más rápidas, la transmisión
de fibra óptica mejora y el software para sortear paquetes de datos se
vuelven más inteligentes.

Aunque por un lado los expertos debaten la inmediatez del desafío, coinciden
en que señala la existencia de un tema más amplio, En la era de
Internet, dicen, las redes de alta velocidad se están convirtiendo cada
vez más en las cubetas de la innovación científica y económica,
que engendran nuevos negocios, mercados y empleos.

La Internet, aunque una red global, es en muchos sentidos, sorprendentemente local.
Es una vasta amalgama de redes pequeñas todas conectadas entre sí.
Las preocupaciones sobre congestión de tránsito digital no son realmente
sobre las principales líneas troncales de la Internet, equivalentes de
las autopistas. El problema está más cerca del hogar, es la capacidad
de los conmutadores vecinales, routers y cañerías que entran en
una casa. El costo de tender fibra óptica hasta una casa, estiman los analistas,
puede ser de US$ 1.000 o más.

Por eso es que la velocidad de acceso a Internet varía tanto de país
a país. Porque depende de patrones locales de inversión corporativa
y subsidio del gobierno. En Taiwán, la velocidad de acceso es dos veces
más rápida y mucho más barata que en Estados Unidos, donde
la inversión requerida para hacer frente al aumento de tránsito
es monumental.

Pero incluso si la inversión se retrasa, no hay que temer un apagón
en Internet. La red global sobrevivió a las predicciones de colapso en
el pasado. En 1995 Robert M. Metcalfe, pionero y emprendedor de las redes, advirtió
en una columna de revista sobre un “colapso catastrófico” de
la Internet en 1996. Hubo problemas de servicio, pero nada comparado con las predicciones
de Metcalfe, quien debió tragarse sus palabras en una conferencia en 1997.

Las imágenes en movimiento pesan muchísimo más que las palabras
o los sonidos. Ellas forman pesados ríos de bits digitales cuando circulan
por las cañerías y avenidas de Internet y requieren cada vez más
ancho de banda. El año pasado, según un cálculo, la página
de video YouTube, propiedad de Google, consumió el mismo ancho de banda
que la totalidad de Internet en el año 2000.

En un informe muy comentado que apareció en el mes de noviembre del año
pasado, una firma de investigación proyectaba que para 2011, la demanda
de los usuarios podría superar la capacidad de Internet. El tema preocupa
de verdad. El mes que viene habrá una conferencia tecnológica en
Boston cuyo título genera cierta angustia: “¿El fin de la Internet?

Sin embargo, el aumento del tráfico en Internet representa más un
desafío en ciernes que una catástrofe inminente. Ni siquiera los
más preocupados anuncian un apagón en la red. Ellos dicen que el
usuario particular, podría experimentar la crisis en forma de descargas
más lentas y demoras en la recepción de emails con respecto a años
anteriores.

Los más preocupados anuncian una saturación de ancho de banda para
2011 y anticipan que la demanda crecerá 100% para ese año. Otros
se preocupan menos, al menos en el corto plazo. Andrew M. Odlyzko, profesor de
la Universidad de Minnesota, estima que el tráfico digital en la red global
está creciendo a razón de 50% por año basándose en
un análisis reciente realizado por Cisco Systems.

La tasa de crecimiento es impresionante. Pero al mismo tiempo está avanzando
la tecnología para manejar el tráfico en Internet. Las computadoras
router para retransmitir los datos se hacen más rápidas, la transmisión
de fibra óptica mejora y el software para sortear paquetes de datos se
vuelven más inteligentes.

Aunque por un lado los expertos debaten la inmediatez del desafío, coinciden
en que señala la existencia de un tema más amplio, En la era de
Internet, dicen, las redes de alta velocidad se están convirtiendo cada
vez más en las cubetas de la innovación científica y económica,
que engendran nuevos negocios, mercados y empleos.

La Internet, aunque una red global, es en muchos sentidos, sorprendentemente local.
Es una vasta amalgama de redes pequeñas todas conectadas entre sí.
Las preocupaciones sobre congestión de tránsito digital no son realmente
sobre las principales líneas troncales de la Internet, equivalentes de
las autopistas. El problema está más cerca del hogar, es la capacidad
de los conmutadores vecinales, routers y cañerías que entran en
una casa. El costo de tender fibra óptica hasta una casa, estiman los analistas,
puede ser de US$ 1.000 o más.

Por eso es que la velocidad de acceso a Internet varía tanto de país
a país. Porque depende de patrones locales de inversión corporativa
y subsidio del gobierno. En Taiwán, la velocidad de acceso es dos veces
más rápida y mucho más barata que en Estados Unidos, donde
la inversión requerida para hacer frente al aumento de tránsito
es monumental.

Pero incluso si la inversión se retrasa, no hay que temer un apagón
en Internet. La red global sobrevivió a las predicciones de colapso en
el pasado. En 1995 Robert M. Metcalfe, pionero y emprendedor de las redes, advirtió
en una columna de revista sobre un “colapso catastrófico” de
la Internet en 1996. Hubo problemas de servicio, pero nada comparado con las predicciones
de Metcalfe, quien debió tragarse sus palabras en una conferencia en 1997.

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