Intel: escepticismo respecto de Asia oriental
Los intentos asiáticos de generar parámetros locales en computación y comunicaciones están condenados al fracaso. Así sostiene Craig Barrett, presidente ejecutivo de Intel.
A juicio de quien conduce el mayor fabricante mundial de semiconductores, “los
esfuerzos de Japón, China y Surcorea para promover o proteger firmas tecnológicas
locales no son novedad. Otras veces se han intentado, con efectos de muy corto
aliento”.
Barrett se refiere a un acuerdo suscripto, a principios de septiembre, por esos
tres países. Fundamentalmente, cooperarán en el desarrollo de aplicaciones
de software basado en el sistema operativo Linux de fuente abierta. Taiwán
parece interesada en adherir, pero Intel tiene fuerte influencia en la isla.
La iniciativa, en efecto, reitera o amplía intentos de crear pautas tecnológicas
y formas de evitar que las compañías nacionales o regionales sean
barridas por loa gigantes occidentales. Algunos analistas señalan una inconsistencia:
Japón tiene un poderoso elenco de empresas globales.
La reacción de Intel es explicable. Entre los temas discutidos antes del
convenio, especialmente por parte de los chinos, figuraba el desarrollo de chips.
Tanto genéricos como especializados. “Japón experimentó
varios fracasos a mediados de los 80. Además -afirma Barrett-, les será
a esos países más difícil entrar en otros mercados”.
El CEO de Intel no está solo. Gente de Sun Microsystems y Ericsson formulan
otra pregunta: “¿Qué ventajas tiene poseer tecnologías,
software o productos patentados en escala local o regional?”. Por supuesto,
Intel se ha beneficiado con el empleo de microprocesadores genéricos en
PC y lo ha aprovechado para desplazar a la competencia en los 90.
Barrett reconoce que, en otros segmentos tecnológicos -comunicaciones inalámbricas,
por ejemplo- coexisten pautas rivales. “Pero aun en esas áreas surgirá
un parámetro que marginará al resto”, predice el CEO. Hacia
2010, China será nuestro mayor mercado para PC y chips genéricos”.
A juicio de quien conduce el mayor fabricante mundial de semiconductores, “los
esfuerzos de Japón, China y Surcorea para promover o proteger firmas tecnológicas
locales no son novedad. Otras veces se han intentado, con efectos de muy corto
aliento”.
Barrett se refiere a un acuerdo suscripto, a principios de septiembre, por esos
tres países. Fundamentalmente, cooperarán en el desarrollo de aplicaciones
de software basado en el sistema operativo Linux de fuente abierta. Taiwán
parece interesada en adherir, pero Intel tiene fuerte influencia en la isla.
La iniciativa, en efecto, reitera o amplía intentos de crear pautas tecnológicas
y formas de evitar que las compañías nacionales o regionales sean
barridas por loa gigantes occidentales. Algunos analistas señalan una inconsistencia:
Japón tiene un poderoso elenco de empresas globales.
La reacción de Intel es explicable. Entre los temas discutidos antes del
convenio, especialmente por parte de los chinos, figuraba el desarrollo de chips.
Tanto genéricos como especializados. “Japón experimentó
varios fracasos a mediados de los 80. Además -afirma Barrett-, les será
a esos países más difícil entrar en otros mercados”.
El CEO de Intel no está solo. Gente de Sun Microsystems y Ericsson formulan
otra pregunta: “¿Qué ventajas tiene poseer tecnologías,
software o productos patentados en escala local o regional?”. Por supuesto,
Intel se ha beneficiado con el empleo de microprocesadores genéricos en
PC y lo ha aprovechado para desplazar a la competencia en los 90.
Barrett reconoce que, en otros segmentos tecnológicos -comunicaciones inalámbricas,
por ejemplo- coexisten pautas rivales. “Pero aun en esas áreas surgirá
un parámetro que marginará al resto”, predice el CEO. Hacia
2010, China será nuestro mayor mercado para PC y chips genéricos”.
