La innovación se dirige a usuarios institucionales y cinetíficos. Tiene por objeto reducir costos en tareas tan complejas y delicadas como exploración petrolera, investigación y desarrollo de drogas o microendoscopías del cuerpo humano.
El chip “Cell” actúa como motor de procesamiento en la nueva consola PlayStation 3 de Sony, que –tras bastante demora- saldrá a plaza hacia mediados de año. Esta tecnología, de hecho, fue desarrollada conjuntamente por IBM, Toshiba y Sony y no excluía usos más relenates que un simple videojuego.
La iniciativa de Big Blue, precisamente, es un caso de tendencia inversa en cuanto a adaptar tecnologías. Por lo común, lo avanzado se empleaba primero en grandes empresas, el Pentágono, etc. Ahora, la electrónica de uso final promueve innovaciones que recortan costos de computación e informática en aplicaciones superiores.
El superservidor “Cell” probablemente se emplee, al comienzo, para bajar costos de aplicaciones que exigen procesar grandes masas de información y presentar resultados sobre una pantalla. Ello incluye convertir datos sísmicos en simulaciones geólogicas tridimensionales, útiles a compañías pétroleras para explorar en pos de crudos y gas natural. También permite biosimulaciones para definir patologías y sugerir terapias o mejorar diseños aerodinámicos y reducir consumo de combustibles en aviones.
Existe una gama inicial de funciones que no cubren los microprocesadores convencionales. Por ejemplo, “física de multimedios” o procesos dependientes de cálculos matemáticos típicos de una supercomputadora. Verbigracia, operaciones de coma flotante a alta velocidad.
En una reunión para expertos, IBM demostró dos aplicaciones. Una consistía en mezclar fotos satelitales con datos geológicos y generó una perspectiva simulada del monte Rainier (Washington), capaz de moverse siguiendo un puntero electrónico. El otro ensayo implicaba rearmar una cantidad de escaneos corporales casi al instante.
Los superservidores Cell estarán en los principales mercados desde junio. Sus precios irán de US$ 25.000 a 35.000. Esos valores contrastan con supercomputadoras cuyo costo no baja de millones. Para azoro de la competencia, los sistemas operarán mayormente con el sistema Linux de fuente abierta, dominante en el segmento de alto desempeño.
La innovación se dirige a usuarios institucionales y cinetíficos. Tiene por objeto reducir costos en tareas tan complejas y delicadas como exploración petrolera, investigación y desarrollo de drogas o microendoscopías del cuerpo humano.
El chip “Cell” actúa como motor de procesamiento en la nueva consola PlayStation 3 de Sony, que –tras bastante demora- saldrá a plaza hacia mediados de año. Esta tecnología, de hecho, fue desarrollada conjuntamente por IBM, Toshiba y Sony y no excluía usos más relenates que un simple videojuego.
La iniciativa de Big Blue, precisamente, es un caso de tendencia inversa en cuanto a adaptar tecnologías. Por lo común, lo avanzado se empleaba primero en grandes empresas, el Pentágono, etc. Ahora, la electrónica de uso final promueve innovaciones que recortan costos de computación e informática en aplicaciones superiores.
El superservidor “Cell” probablemente se emplee, al comienzo, para bajar costos de aplicaciones que exigen procesar grandes masas de información y presentar resultados sobre una pantalla. Ello incluye convertir datos sísmicos en simulaciones geólogicas tridimensionales, útiles a compañías pétroleras para explorar en pos de crudos y gas natural. También permite biosimulaciones para definir patologías y sugerir terapias o mejorar diseños aerodinámicos y reducir consumo de combustibles en aviones.
Existe una gama inicial de funciones que no cubren los microprocesadores convencionales. Por ejemplo, “física de multimedios” o procesos dependientes de cálculos matemáticos típicos de una supercomputadora. Verbigracia, operaciones de coma flotante a alta velocidad.
En una reunión para expertos, IBM demostró dos aplicaciones. Una consistía en mezclar fotos satelitales con datos geológicos y generó una perspectiva simulada del monte Rainier (Washington), capaz de moverse siguiendo un puntero electrónico. El otro ensayo implicaba rearmar una cantidad de escaneos corporales casi al instante.
Los superservidores Cell estarán en los principales mercados desde junio. Sus precios irán de US$ 25.000 a 35.000. Esos valores contrastan con supercomputadoras cuyo costo no baja de millones. Para azoro de la competencia, los sistemas operarán mayormente con el sistema Linux de fuente abierta, dominante en el segmento de alto desempeño.