En esencia, IBM pretende fomentar de nuevo el crecimiento de un mercado sobreofrecido:
el de sistemas para gestión de bancos, empresas, etc. Si Big Blue tuviese
éxito, estiman algunos analistas, podría instalar su tecnología
de software como modelo para toda la actividad. Ello les haría la vida
más difícil a SAP, Microsoft, PeopleSoft-JD Edwards y Oracle.
Pero, para llevar a cabo sus planes, IBM deberá reestructurar su propio
paquete de programas y aplicaciones, tarea que bien pudiera llevarle años.
Además, tendrá que convencer a sus clientes de que la nueva estrategia
en tecnología informática les proporcionará sistemas más
baratos, fiables y veloces.
"Nuestra meta consiste en crear una sola, sólida arquitectura de software,
donde los componentes comunes sean compartidos e intercambiables entre productos
y aplicaciones diferentes", señalaba Jeannette Horan, vicepresidente
de estrategias en IBM. "Eso reducirá notablemente los costos de desarrollo
y nos permitirá llegar al mercado mucho más rápido que hasta
ahora".
Básicamente, la empresa tratará de consolidar una cartera de software
hoy muy heterogénea -consecuencia del desarrollo interno y una larga serie
de adquisiciones- creando elementos comunes. Esas compras incluyen Lotus Development,
Tivoli, Informix y, hace poco, Rational Software (una operación por US$
2.100 millones). Si lograse un paquete uniforme, apto para todo tipo de sistemas,
la firma podría cubrir totalmente el espectro de software empresario y,
de ese modo, avanzar sobre Microsoft y los otros. "Bill Gates quiere que
las compañías usen sólo sus productos -dice Horan- pero,
en el futuro, muchos de los nuestros funcionarán mejor en cualquier sistema
operativo".
No es el primer golpe de timón en Big Blue. A fines de los 90, en realidad,
la firma marginó el software de aplicación para dedicarse a lo que
llamaría "middleware". Esto es, sistemas que sostienen la infraestructura
informática de una organización e intermedian entre aplicaciones
y redes operativas. Pocos recuerdan que, hace unos treinta años, IBM hizo
algo parecido en materia de computadoras: inventó el "firmware"
como nexo entre hardware y software (hoy ese papel lo cumplen los periféricos).
El lanzamiento del middleware fue interpretado como admisión de que la
estrategia en materia de software empresario era un fracaso. Pero la iniciativa
resultó ser una de las más astutas en la historia de IBM y, por
cierto, inició una fase de veloz expansión en el segmento. Al retirarse
de los sistemas de gestión, la firma impuso su middleware porque los desarrolladores
de soft ya no la veían como competidora directa. Hoy, el plan para crear
middleware compatible con toda clase de aplicaciones puede expandir su dominio
del mercado.
Entre los escépticos, Simon Hayward (de Gartner, la mayor consultora en
tecnología informática) cree que a IBM "le harán falta
considerables recursos para la reingeniería de su software, lo cual implica
retrasos en cuanto a agregar funciones. No obstante, el ritmo de innovación
ha mermado tras el desinfle bursátil de las puntocom y otros sectores de
vanguardia y, por tanto, hay menor demanda de novedades. Pero, si la nueva burbuja
apoyada en acciones tecnológicas sobrevive un lapso prudencial, el tiempo
volverá a correr contra Big Blue".
En esencia, IBM pretende fomentar de nuevo el crecimiento de un mercado sobreofrecido:
el de sistemas para gestión de bancos, empresas, etc. Si Big Blue tuviese
éxito, estiman algunos analistas, podría instalar su tecnología
de software como modelo para toda la actividad. Ello les haría la vida
más difícil a SAP, Microsoft, PeopleSoft-JD Edwards y Oracle.
Pero, para llevar a cabo sus planes, IBM deberá reestructurar su propio
paquete de programas y aplicaciones, tarea que bien pudiera llevarle años.
Además, tendrá que convencer a sus clientes de que la nueva estrategia
en tecnología informática les proporcionará sistemas más
baratos, fiables y veloces.
"Nuestra meta consiste en crear una sola, sólida arquitectura de software,
donde los componentes comunes sean compartidos e intercambiables entre productos
y aplicaciones diferentes", señalaba Jeannette Horan, vicepresidente
de estrategias en IBM. "Eso reducirá notablemente los costos de desarrollo
y nos permitirá llegar al mercado mucho más rápido que hasta
ahora".
Básicamente, la empresa tratará de consolidar una cartera de software
hoy muy heterogénea -consecuencia del desarrollo interno y una larga serie
de adquisiciones- creando elementos comunes. Esas compras incluyen Lotus Development,
Tivoli, Informix y, hace poco, Rational Software (una operación por US$
2.100 millones). Si lograse un paquete uniforme, apto para todo tipo de sistemas,
la firma podría cubrir totalmente el espectro de software empresario y,
de ese modo, avanzar sobre Microsoft y los otros. "Bill Gates quiere que
las compañías usen sólo sus productos -dice Horan- pero,
en el futuro, muchos de los nuestros funcionarán mejor en cualquier sistema
operativo".
No es el primer golpe de timón en Big Blue. A fines de los 90, en realidad,
la firma marginó el software de aplicación para dedicarse a lo que
llamaría "middleware". Esto es, sistemas que sostienen la infraestructura
informática de una organización e intermedian entre aplicaciones
y redes operativas. Pocos recuerdan que, hace unos treinta años, IBM hizo
algo parecido en materia de computadoras: inventó el "firmware"
como nexo entre hardware y software (hoy ese papel lo cumplen los periféricos).
El lanzamiento del middleware fue interpretado como admisión de que la
estrategia en materia de software empresario era un fracaso. Pero la iniciativa
resultó ser una de las más astutas en la historia de IBM y, por
cierto, inició una fase de veloz expansión en el segmento. Al retirarse
de los sistemas de gestión, la firma impuso su middleware porque los desarrolladores
de soft ya no la veían como competidora directa. Hoy, el plan para crear
middleware compatible con toda clase de aplicaciones puede expandir su dominio
del mercado.
Entre los escépticos, Simon Hayward (de Gartner, la mayor consultora en
tecnología informática) cree que a IBM "le harán falta
considerables recursos para la reingeniería de su software, lo cual implica
retrasos en cuanto a agregar funciones. No obstante, el ritmo de innovación
ha mermado tras el desinfle bursátil de las puntocom y otros sectores de
vanguardia y, por tanto, hay menor demanda de novedades. Pero, si la nueva burbuja
apoyada en acciones tecnológicas sobrevive un lapso prudencial, el tiempo
volverá a correr contra Big Blue".