Google, Amazon y otros: ¿ataque a los derechos de autor?

La propiedad intelectual es uno de los problemas más espinosos para el sector privado en el mundo. Como muestran iniciativas de Google, Amazon o –próximamente- Random House y Yahoo, el “copyright” tal vez desate una batalla sin cuartel.

21 noviembre, 2005

El modelo clásico, donde la competencia baja el precio de un bien al nivel del costo adicional para producir uno similar, no vale en patentes y derechos. Por otra parte, en el mundo digital no existe siquiera ese costo adicional o, cuando existe, es mínimom dado que resulta muy barato copiar ideas, procesos y otros intangibles. Libros, películas, revistas como ésta, medicamentos, software o chips son difíciles de crear, pero demasiado fáciles de imitar.

Lo último en innovación de contenidos digitales representa un serio peligro para la propiedad intelectual, en su sentido más antiguo y específico. Se trata de los esfuerzos de Google o Amazon –pronto también Yahoo- para convertir en bitios millones de libros, artículos, monografías, etc., y hacerlos accesibles alrededor del planeta. Los textos se “venderán” por página y serán fáciles de ubicar mediante los buscadores. Esto podría redefinir las leyes sobre derechos de autor y modificar de plano los canales para difundir información y conocimiento.

Cuando Google anunció planes para digitalizar las bibliotecas universitarias de Harvard, Michigan, Stanford y Oxford, más la de Nueva York, la Authors’ Guild y la American Associations of Publishers presentaron demandas preventivas para bloquear escaneos comerciales sobre libros amparados por “copyrights”. Estas acciones podrían converger en un vasto caso piloto sobre derechos intelectuales y limitar la obligación de solicitar al propietario permiso para copiar materiales, redistribuirlos, exhibirlos o emplearlos como bases de trabajos derivados.

Pero, días atrás, el buscador líder lanzó la primera versión de Google Print. Por el momento, se eludieron problemas de derechos incluyendo sólo textos en dominio público. Dado que ese repertorio ya no cuenta con amparo legal, cualquiera puede examinar el contenido de libros enteros y seleccionar los tramos que necesita. Sin embargo, se supo que la compañía planea reanudar escaneos de textos bajo amparo legal. Su excusa: ampliar la base de datos para Google Print. En realidad, eso había comenzado a hacerse en agosto, pero el trabajo se suspendió para que los editores tuviesen tiempo de excluir su producción literaria.

Google ofrece una salida de compromiso: poner libros con “copyright” en el buscador, pero limitar lo que el navegante pueda ver, si los editores así lo desean. Llegado el caso, los propietarios de derechos podrán exigir que sus títulos no sean digitalizados ni colgados al motor de la compañía.

El modelo clásico, donde la competencia baja el precio de un bien al nivel del costo adicional para producir uno similar, no vale en patentes y derechos. Por otra parte, en el mundo digital no existe siquiera ese costo adicional o, cuando existe, es mínimom dado que resulta muy barato copiar ideas, procesos y otros intangibles. Libros, películas, revistas como ésta, medicamentos, software o chips son difíciles de crear, pero demasiado fáciles de imitar.

Lo último en innovación de contenidos digitales representa un serio peligro para la propiedad intelectual, en su sentido más antiguo y específico. Se trata de los esfuerzos de Google o Amazon –pronto también Yahoo- para convertir en bitios millones de libros, artículos, monografías, etc., y hacerlos accesibles alrededor del planeta. Los textos se “venderán” por página y serán fáciles de ubicar mediante los buscadores. Esto podría redefinir las leyes sobre derechos de autor y modificar de plano los canales para difundir información y conocimiento.

Cuando Google anunció planes para digitalizar las bibliotecas universitarias de Harvard, Michigan, Stanford y Oxford, más la de Nueva York, la Authors’ Guild y la American Associations of Publishers presentaron demandas preventivas para bloquear escaneos comerciales sobre libros amparados por “copyrights”. Estas acciones podrían converger en un vasto caso piloto sobre derechos intelectuales y limitar la obligación de solicitar al propietario permiso para copiar materiales, redistribuirlos, exhibirlos o emplearlos como bases de trabajos derivados.

Pero, días atrás, el buscador líder lanzó la primera versión de Google Print. Por el momento, se eludieron problemas de derechos incluyendo sólo textos en dominio público. Dado que ese repertorio ya no cuenta con amparo legal, cualquiera puede examinar el contenido de libros enteros y seleccionar los tramos que necesita. Sin embargo, se supo que la compañía planea reanudar escaneos de textos bajo amparo legal. Su excusa: ampliar la base de datos para Google Print. En realidad, eso había comenzado a hacerse en agosto, pero el trabajo se suspendió para que los editores tuviesen tiempo de excluir su producción literaria.

Google ofrece una salida de compromiso: poner libros con “copyright” en el buscador, pero limitar lo que el navegante pueda ver, si los editores así lo desean. Llegado el caso, los propietarios de derechos podrán exigir que sus títulos no sean digitalizados ni colgados al motor de la compañía.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades