La semana pasada se difundió temor cuando se supo que los organismos que defienden las libertades sociales están más preocupados que nunca sobre la falta de garantía que tienen la colección de las comunicaciones de los norteamericanos. Pero representantes del gobierno británico advirtieron que el uso generalizado de big data está poniendo la privacidad del público en gran riesgo. Entonces apareció una lucecita de esperanza cuando Facebook finalmente anunció que los datos de sus usuarios ya no pueden ser usados por los desarrolladores y que van a producir sistemas que vigilen las capacidades.
Ya desde el año pasado las autoridades alemanas habían pedido a Facebook que impidiera a Whatsapp (comprado por Facebook en 2014) juntar datos de sus usuarios. Whatsapp enviaba notificaciones a 35 millones de alemanes pidiéndoles que conecten su cuenta con Facebook. Luego, la comisión Alemana de Datos prohibió a Facebook pedir datos a sus usuarios.