Facebook, los rusos y las elecciones que ganó Trump

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Facebook no logra convencer: sus medidas de prevención no serán suficientes.

En un intento de mejorar un poco su reputación Facebook sacó avisos a toda página la semana pasada en el New York Times y The Washington Post como si fuera una compañía avergonzada que retira productos del mercado.

 

Es que todavía a mucha gente le cuesta creer que la página que usamos para estar en contacto con amigos y familiares, compartir fotos de bebés y estar al día con la política, pueda con tanta facilidad dar voz a los que odian o que buscan torcer a voluntad la opinión pública. Pero ahora se sabe que la misma plataforma digital que nos permite la interacción social  y el entretenimiento gana dinero facilitando y abaratando el envío de mensajes comerciales o políticos mediante algoritmos. El reciente escándalo, por el que Facebook pide disculpas, ha hecho pensar a muchos si el producto de Mark Zuckerberg  no estará ya girando fuera de control.

En los avisos que sacó Facebook en los dos grandes diarios enumera nueve medidas “inmediatas” que está encarando para combatir cualquier intento de interferir con un proceso eleccionario o con la opinión pública.

 

Pero las medidas no alcanzan para atenuar las presiones políticas a la compañía. La revelación de que Rusia compró 3.000 avisos políticos amenaza con sacudir el corazón del negocio.  Miembros del Congreso  que hasta ahora seguían defendiendo a Facebook ahora advierten las limitaciones de la actual regulación. La plataforma de autoservicio deja que cualquiera, con una tarjeta de crédito, compre avisos sin necesidad de tener contacto directo con un empleado de Facebook.

Zuckerberg hace denodados esfuerzos para tranquilizar al Congreso de que puede controlar las cosas y explica las modificaciones que introduce para dificultar la compra de publicidad política o realizar campañas de desinformación. Ahora va a pedir a los anunciantes que hagan públicos todos los avisos que sacan para fomentar la transparencia; dice también que contratará a 1.000 moderadores para revisar contenidos.

Pero todavía tiene que convencer a los políticos de que los esfuerzos serán suficientes, o que la intromisión de Rusia  no surge de un profundo problema estructural en su negocio.

En opinión de un diputado demócrata, “las medidas son un comienzo, pero habrá que hacer mucho más para combatir el problema”.

Zuckerberg no ha convencido a Washington. El tema de la actividad de Rusia  plantea un problema  que va directo al corazón de Facebook: si la compañía no confía demasiado en sus algoritmos para decidir qué contenido  promocionar.

 

 

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