Fabricantes de reproductores de MP3 aumentan sus ganancias

Luego de la disputa legal de las discográficas contra Napster, la fabricación de reproductores portátiles se ha convertido en una de las mejores inversiones en el sector.

19 marzo, 2001

(EFE).- La batalla entre las compañías discográficas y Napster reduce el número de usuarios de este sitio de Internet, pero el conflicto no afecta a los fabricantes de reproductores de archivos MP3 que aumentan sus ventas y número de productos disponibles.

Si ha habido un ganador de la fiebre de música digital en formato MP3 que ha barrido el planeta en los últimos años, indiscutiblemente éste ha sido el sector de fabricantes de reproductores portátiles que han liberado estos archivos de las estáticas computadoras de sobremesa.

Paradójicamente, según se ha acrecentado la lucha legal entre el mayor distribuidor de MP3 del mundo, Napster, con más de 60 millones de usuarios antes de la aplicación de filtros de contenido, y las compañías discográficas, la fabricación de reproductores portátiles se ha convertido en una de las mejores inversiones en el sector.

Compañías de electrónica de consumo, como Samsung, RCA o Phillips, y de los productos informáticos, Intel, Diamond, Creative Labs, Iomega o D-Link, se han apresurado a lanzar al mercado sus versiones de estos aparatos capaces de almacenar y reproducir música digital en tamaño reducido.

Incluso el gigante de ropa deportiva Nike se ha decidido a comercializar su propia versión que, por supuesto, se integra perfectamente con los equipos que vende.

Lejos quedan los tiempos en los que Diamond produjo uno de los primeros reproductores, lo que provocó la reacción airada de más de uno que cuestionaba la moralidad de un aparato destinado, básicamente, para oír la música de los hacker, tal y como era calificado entonces el formato MP3.

MP3 (el acrónimo de MPEG1 Audio Layer-3) es un formato para la compresión de información que permite la reducción de los archivos musicales a tamaños que en muchas ocasiones son una duodécima parte del original y, lo que es más importante, con pérdidas de calidad muy pequeñas.

Sin MP3, cualquier canción media que dura entre 2 y 4 minutos, ocuparía decenas de megabytes de información una vez convertida a formato digital, haciendo prácticamente imposible su distribución a través de Internet o su almacenamiento en reproductores portátiles.

Pero utilizando los algoritmos de compresión de MP3 -que eliminan por ejemplo sonidos que son inaudibles para el oído humano-, una canción puede ser reducida a unos pocos megabytes (entre tres y seis megabytes dependiendo de la calidad de grabación y su duración) haciéndolas manejables por pequeños reproductores.

Los reproductores portátiles de MP3 siguen el camino trazado en la década de los años ochenta con la aparición de los walkman de Sony, los primeros cassettes personales que convirtieron las calles de las grandes ciudades del mundo en salas de audición individuales gracias a pequeños altavoces colocados en los oídos.

Los productos de Compaq, Creative Labs, Diamond, Iomega, Nike, RCA o Samsung incluso están basados en formas rectangulares que recuerdan los walkman a pesar que los reproductores de MP3 no están constreñidos a los requerimientos de diseño de un cassette.

La mayoría de estos reproductores almacenan los archivos MP3 en memoria de estado sólido, ya sea Smart Media, Compact Flash, Multimedia Card o Memory Stick, lo que evita los elementos de grandes dimensiones o móviles de los discos duros de las computadoras.

En la actualidad, 64 megabytes (Mb) es la cantidad de memoria estándar de los reproductores, aunque algunos multiplican está cantidad hasta alcanzar 128 Mb, una cantidad similar a la de las computadoras comunes más recientes.

En los últimos modelos, la transferencia de los archivos MP3 entre la computadora y el reproductor portátil se realiza a través de puertos USB con los que están equipados las computadoras estándar, haciendo fácil y cómodo el paso de la música de uno a otro.

Pero la fuerza de la demanda de música MP3 está obligando a los fabricantes de equipos electrónicos a producir reproductores estáticos para añadir a los clásicos equipos de alta fidelidad caseros e incluso reproductores para coches, similares a los habituales radio casetes.

(EFE).- La batalla entre las compañías discográficas y Napster reduce el número de usuarios de este sitio de Internet, pero el conflicto no afecta a los fabricantes de reproductores de archivos MP3 que aumentan sus ventas y número de productos disponibles.

Si ha habido un ganador de la fiebre de música digital en formato MP3 que ha barrido el planeta en los últimos años, indiscutiblemente éste ha sido el sector de fabricantes de reproductores portátiles que han liberado estos archivos de las estáticas computadoras de sobremesa.

Paradójicamente, según se ha acrecentado la lucha legal entre el mayor distribuidor de MP3 del mundo, Napster, con más de 60 millones de usuarios antes de la aplicación de filtros de contenido, y las compañías discográficas, la fabricación de reproductores portátiles se ha convertido en una de las mejores inversiones en el sector.

Compañías de electrónica de consumo, como Samsung, RCA o Phillips, y de los productos informáticos, Intel, Diamond, Creative Labs, Iomega o D-Link, se han apresurado a lanzar al mercado sus versiones de estos aparatos capaces de almacenar y reproducir música digital en tamaño reducido.

Incluso el gigante de ropa deportiva Nike se ha decidido a comercializar su propia versión que, por supuesto, se integra perfectamente con los equipos que vende.

Lejos quedan los tiempos en los que Diamond produjo uno de los primeros reproductores, lo que provocó la reacción airada de más de uno que cuestionaba la moralidad de un aparato destinado, básicamente, para oír la música de los hacker, tal y como era calificado entonces el formato MP3.

MP3 (el acrónimo de MPEG1 Audio Layer-3) es un formato para la compresión de información que permite la reducción de los archivos musicales a tamaños que en muchas ocasiones son una duodécima parte del original y, lo que es más importante, con pérdidas de calidad muy pequeñas.

Sin MP3, cualquier canción media que dura entre 2 y 4 minutos, ocuparía decenas de megabytes de información una vez convertida a formato digital, haciendo prácticamente imposible su distribución a través de Internet o su almacenamiento en reproductores portátiles.

Pero utilizando los algoritmos de compresión de MP3 -que eliminan por ejemplo sonidos que son inaudibles para el oído humano-, una canción puede ser reducida a unos pocos megabytes (entre tres y seis megabytes dependiendo de la calidad de grabación y su duración) haciéndolas manejables por pequeños reproductores.

Los reproductores portátiles de MP3 siguen el camino trazado en la década de los años ochenta con la aparición de los walkman de Sony, los primeros cassettes personales que convirtieron las calles de las grandes ciudades del mundo en salas de audición individuales gracias a pequeños altavoces colocados en los oídos.

Los productos de Compaq, Creative Labs, Diamond, Iomega, Nike, RCA o Samsung incluso están basados en formas rectangulares que recuerdan los walkman a pesar que los reproductores de MP3 no están constreñidos a los requerimientos de diseño de un cassette.

La mayoría de estos reproductores almacenan los archivos MP3 en memoria de estado sólido, ya sea Smart Media, Compact Flash, Multimedia Card o Memory Stick, lo que evita los elementos de grandes dimensiones o móviles de los discos duros de las computadoras.

En la actualidad, 64 megabytes (Mb) es la cantidad de memoria estándar de los reproductores, aunque algunos multiplican está cantidad hasta alcanzar 128 Mb, una cantidad similar a la de las computadoras comunes más recientes.

En los últimos modelos, la transferencia de los archivos MP3 entre la computadora y el reproductor portátil se realiza a través de puertos USB con los que están equipados las computadoras estándar, haciendo fácil y cómodo el paso de la música de uno a otro.

Pero la fuerza de la demanda de música MP3 está obligando a los fabricantes de equipos electrónicos a producir reproductores estáticos para añadir a los clásicos equipos de alta fidelidad caseros e incluso reproductores para coches, similares a los habituales radio casetes.

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