Europa prepara trenes menos vulnerables

La Comunidad Europea trabaja intensamente para preservar la seguridad en los ferrocarriles ante el creciente problema del terrorismo. Financia un proyecto --Protectrail-- para aprovechar las últimas tecnologías y repartir las tareas entre los distintos países.

20 agosto, 2014

El proyecto está desarrollando un sistema que asegure “sinergia” entre los subproyectos o “submisiones”. Esas submisiones se ocupan de diferentes aspectos del sistema ferroviario, sujetos a diferentes peligros y condiciones en un contexto global.

Protectrail ya definió los requisitos del usuario y analizó diferencias regionales. Pero hay aspectos comunes. ¿Cómo se puede, por ejemplo, implantar en redes de tren y subterráneo los controles de seguridad utilizados para detectar bombas en aeropuertos?  Los sistemas de seguridad aeroportuaria no se pueden instalar en infraestructuras de transporte como el subte de Moscú o el de Londres, ya que provocarían la paralización del tránsito. Millones de pasajeros utilizan estos servicios a diario, por lo que resultaría imposible revisar ese volumen de usuarios con el tipo de seguridad implantado en aeropuertos. 

Pese a todo, garantizar la seguridad del transporte ferroviario supone una prioridad clave. El impacto económico de un ataque terrorista, además de los costos humanos y psicológicos que implica, puede ir mucho más allá de la inmediata interrupción del servicio y la destrucción de vehículos e infraestructuras, afectando a la economía en general. 

Los investigadores están desarrolando tecnología inteligente de reconocimiento facial que automáticamente siga a sospechosos de una cámara a otra. El sistema identifica los rasgos faciales de la gente filmados en circuito cerrado de televisión (CCTV, por sus siglas en inglés) y puede seguir a una persona mientras ésta se mueve por el sistema de transporte porque tiene la capacidad de identificarla de una cámara a la otra.

El subproyecto Securemetro cuenta en España e Inglaterra con la participación de un constructor de vehículos, un operador de sistemas y una serie de investigadores, que unieron sus fuerzas para desarrollar una metodología de diseño validada mediante pruebas de laboratorio y otras a mayor escala con vistas a construir vehículos de metro resistentes a los efectos de ataques con bombas explosivas e incendiarias.  Para ello, se han utilizado soluciones innovadoras dirigidas a integrar y sacar el máximo rendimiento de las tecnologías, los materiales y los sistemas existentes con miras a incrementar la seguridad y protección de los vehículos y lograr una mayor coordinación entre vehículos seguros e infraestructuras. 

Los integrantes del proyecto dotaron a un viejo vagón de metro inglés de ventanas plastificadas y materiales amortiguadores de impactos cuya finalidad es evitar las lesiones por impactos de cristales y reducir las ondas expansivas. Asimismo, se fijaron los pesados paneles del techo, que salen despedidos por el aire en las explosiones, y posteriormente procedieron a la detonación del vagón. 

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