¿Es acaso WikiLeaks la ramera del Siglo XXI?

"¿Una ramera?, ¡Sí!, pero una traidora, ¡Jamás!", la frase atribuida a Mata Hari durante su juicio celebrado en Francia en 1917 bien podría haber sido un extracto de las declaraciones disparadas por Julian Assange.

31 diciembre, 2010

<p><em>Por Mart&iacute;n Carranza Torres (*)</em></p>
<p>Salvando las distancias temporales y la expresi&oacute;n comparativa, el l&iacute;der y creador del sitio WikiLeaks ha despertado, con su accionar, los bajos instintos de los medios de prensa y de las personalidades m&aacute;s influyentes del mundo.</p>
<p>Las posiciones han estado claras. De la hoguera al estrellato, sin matices. Pero, &iquest;es Assange el Mata Hari del siglo en curso?, &iquest;es WikiLeaks una ramera dispuesta a todo para continuar una vida de celebrities? <br />
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La g&eacute;nesis del sitio que ha puesto en jaque al gobierno estadounidense y ha desatado un vendaval de cr&iacute;ticas a escala mundial no amerita, si la desglosamos, mayor an&aacute;lisis: Wiki proviene del hawaiano &ldquo;r&aacute;pido&rdquo; y Leak del ingl&eacute;s &ldquo;filtraci&oacute;n&rdquo;. Sin embargo, el conflicto pareciera ir mucho m&aacute;s all&aacute; de una filtraci&oacute;n de datos o el espionaje cibern&eacute;tico que estar&iacute;a atentando contra los c&aacute;nones sensibles de la diplomacia. El problema real pareciera anclarse en la privacidad y las libertades individuales. <br />
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Nadie discute el robo porque es decididamente un delito. Pero parados sobre estos dos puntos cabr&iacute;a preguntarse si queremos un Estado que garantice las libertades individuales y empresariales o un Estado que supervise y avance sobre estas libertades. La creaci&oacute;n de un grupo especial, por parte del presidente Obama, para hacer frente a fugas de documentos diplom&aacute;ticos indicar&iacute;a que EE.UU. va camino a la segunda opci&oacute;n. <br />
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En ese sentido, entonces, habr&aacute; que estar alertas sobre los pasos que seguir&aacute;n los gobiernos en Am&eacute;rica latina. Es bueno recordar que en muchos pa&iacute;ses de la regi&oacute;n los Estados son jueces y parte y tienden a exacerbar su rol protag&oacute;nico y accionar sobre la libertad de expresi&oacute;n. Y lo ocurrido podr&iacute;a, con la excusa de proteger la intimidad de las personas afectadas, reavivar la idea de un Estado intervencionista y fiscalizador de los contenidos que circulan por la web.<br />
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WikiLeaks es un portal que publica informes an&oacute;nimos y documentos secretos con contenido sensible sobre pol&iacute;tica, corporaciones y religi&oacute;n. Y no es la primera vez que este sitio, fundado en 2006 por el australiano Julian Assange, pone en jaque al mundo con sus escandalosas revelaciones.</p>
<p>En abril de 2010 colgaron un video que muestra a soldados norteamericanos, en Irak, asesinando a 11 personas, entre ellas, dos periodistas de la agencia Reuters. En julio de este mismo a&ntilde;o se revelaron 92 mil documentos de la guerra de Afganist&aacute;n. Y, en el mes de octubre, una fuga del Departamento de Defensa de EE.UU. facilit&oacute; dar a luz 391.831 documentos sobre la Guerra de Irak que muestran el uso sistem&aacute;tico de torturas y las cifras reales de los muertos civiles y militares.<br />
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<p>Los múltiples documentos que revelan intimidades de las embajadas de EE.UU. en todo el globo, y que se extendería a bancos y corporaciones, arrojan un gran número de interrogantes sobre las libertades individuales, la confidencialidad de las empresas y el rol del Estado. Y abre, su vez, un plano de discusión impensado. <br />
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Si el incidente sirve para que los particulares defiendan su intimidad, privacidad y libertad de expresión, el escándalo no habrá sido en vano; si, por el contrario, el resultado fuera que millones de personas, incluyendo empresarios, periodistas, profesionales y particulares piden a los gobiernos que dicten normas que limiten el tráfico de contenidos en Internet, estaríamos produciendo un retroceso institucional que, en lugar de impulsarnos al futuro, nos estaríamos acercando nuevamente a los tiempos de Mata Hari. <br />
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De acuerdo a varios de sus biógrafos, Margaretha Geertruida Zelle fue el fusible “expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra”. Acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados, fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas. Los cables publicados en el sitio del sueco Assange parecieran destinados a correr la misma suerte.</p>
<p>La mujer estaba dispuesta a todo. Fue ejecutada por el pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917. No así Julián Assange aunque parece no estar dispuesto a deponer sus principios. ¿Terminará en el paredón, en la hoguera o en la gloria?</p>
<p>Links de interés: <a href="http://www.carranzatorres.com.ar ">www.carranzatorres.com.ar </a></p>
<p><em>(*) Martín Carranza Torres es socio de Carranza Torres & Asociados.<br />
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