sábado, 28 de diciembre de 2024

Energía y combustibles: ¿cuáles serán las opciones más viables?

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Probablemente, “el próximo auge tecnológico se vincule a fuentes no convencionales”, presume el experto británico Geoffrey Carr. Pero ¿cuáles deberán elegirse? ¿servirán de algo las experiencias del pasado?

<p>Naturalmente, la historia remite a fuentes f&oacute;siles. Sea carb&oacute;n para generar vapor, sea refinados petroleros para motores de combusti&oacute;n interna, sea usinas termoel&eacute;ctricas. Hasta cierto punto, la evoluci&oacute;n desde el siglo XIX hasta el &uacute;ltimo cuarto del XX ha sido paulatina. Depend&iacute;a de carb&oacute;n y gas natural baratos. &ldquo;La &uacute;nica novedad, la energ&iacute;a nuclear, fracas&oacute; pronto&rdquo;, sostiene Carr, ignorando experiencias como la de Francia.</p>
<p>Pero, ya en este siglo, &ldquo;las presiones para innovar se hacen sentir. Los hidrocarburos nunca costaron tanto a d&oacute;lares constantes como desde 2007. Las reservas comprobadas empiezan a agotarse por exceso de consumo y ser&aacute; cada a&ntilde;o m&aacute;s arduo o caro detectar nuevas&rdquo;. Descubrimientos tan espectaculares como los recientes en Brasil ser&aacute;n excepcionales.</p>
<p>Eso hace que el concepto de &ldquo;cultivar combustible&rdquo; no suene ya a dislate. Tampoco la idea de enchufar el coche a una red el&eacute;ctrica o alimentarlo a hidr&oacute;geno. &Eacute;stas y otras opciones se contemplan ya como recursos estrat&eacute;gicos, pues gran parte est&aacute; en poder de gobiernos que no les tienen simpat&iacute;a a Estados Unidos y otros pa&iacute;ses occidentales. No es casual que Washington &ndash;renuente a sutilezas- haya reinventado la IV flota cerca de Venezuela y Brasil.</p>
<p>Tampoco es una coincidencia que James Wollsey, ex jefe de la Agencia Central de Inteligencia forme ahora alianzas con grupos ecologistas. Los mismos a quienes la CIA consideraba peligrosos subversivos. Lo eran, en efecto, para las grandes petroleras o los jeques que influ&iacute;an en las estrategias de la agencia.</p>
<p>Dado que el gas natural subi&oacute; con el resto, &ldquo;alternativas como energ&iacute;a solar o e&oacute;lica ya no son tan caras en comparaci&oacute;n. Por supuesto el carb&oacute;n sigue barato. Se emplea en Asia oriental y meridional, pero despide mon&oacute;xido a la atm&oacute;sfera&rdquo;. En cuanto a EE.UU., hay una larga serie de plantas de ese tipo en lista de espera, pero pocas han sido terminadas desde 1995 y varias han sido descartadas. &ldquo;Primero, porque el pa&iacute;s ya no tolera semejantes fuentes contaminantes. Segundo, porque las compa&ntilde;&iacute;as el&eacute;ctricas temen que pronto deban pagar por dos gases invernadero, mon&oacute;xido y di&oacute;xido de carbono&rdquo;. Por tanto, surgen oportunidades para energ&iacute;a solar y e&oacute;lica. Como se sabe, el precio futuro de ambas fuentes es cero. Esta certeza neutraliza en parte los altos costos de capital involucrados en ambos tipos de plantas, por hoy superiores a los de las usinas carboneras.<br />
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<p>Los motivos de un posible auge –o no- son diversos. El recalentamiento global, como amenaza de largo plazo, puede desdeñarse durante fases de retroceso económico (en Occidente) o de lo contrario en Oriente. Los precios de combustibles fósiles pueden ceder como efecto de descubrimientos (Brasil, Ártico) o repuntar por mayor demanda en China, India, Vietnam, etc.</p>
<p>“El mercado de energía y combustibles es enorme. Al presente –señala Carr- el mundo consume unos quince teravatios. Cada uno equivale de mil gigavatios y un gV representa la capacidad de las mayores usinas a carbón. En plata, es un negocio de seis billones de dólares anuales, casi 10% del producto bruto global. Hacia 2050, ese consumo habrá llegado a treinta teravatios (doce billones de dólares al precio actual).</p>
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