¿El fin de los portales?

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Un grupo de programadores desarrollaron el software gratutito Gnutella, que permite el acceso a Internet sin usar portales.

Un grupo de jóvenes programadores está amenazando las fortunas de gigantes como Yahoo! y America Online al propagar el nuevo software Gnutella, con el que se accede a Internet sin usar los grandes portales.

Gnutella fue creado por Justin Frankel, de 21 años, como una herramienta de comunicación y participación de archivos que permite que el usuario emplee su conexión de Internet para unirse a una red de usuarios, creando, de hecho, un portal descentralizado.

Los expertos en seguridad de redes de informática advierten que, con todos sus atractivos para los usuarios, Gnutella es la herramienta más adecuada para los “intrusos” que buscan penetrar en redes de computadoras para robar información o, simplemente, para sus bromas cibernéticas.

Cuando produjo su programa, Frankel trabajaba para America Online (AOL), y esta empresa, que con veintiún millones de suscriptores es la mayor proveedora mundial de acceso a Internet, le compró Gnutella por cien millones de dólares y el joven nunca más ha hablado del asunto.

Pero antes de eso, Frankel había colocado Gnutella en internet y unos 10.000 usuarios ya habían copiado el programa y estaban muy entusiasmados desarrollando sus propias redes interconectadas.

La virtud de Gnutella no es sólo su distribución gratuita, sino el crecimiento exponencial de la red que nadie controla ni centraliza: una computadora que emplee el programa para la búsqueda de un dato se comunica con otras veinte, cada una de las cuales se comunica con otros veinte ordenadores, y la propagación continúa aceleradamente.

En los últimos cinco años la búsqueda de información -que sigue siendo la columna vertebral del universo de Internet- se ha ido concentrando en portales, como AOL, Yahoo!, Excite, Lycos, Altavista, Excite y otros que han hecho del medio cibernético un mercado lucrativo.

Cuando un usuario busca un dato, lo hace mediante uno de estos portales que, para quienes sueñan con una Internet libre y popular, se han convertido en “custodios de los portones” a la información que cobran entrada por su servicio.

Gnutella elude todos los portales y facilita el establecimiento de redes en las cuales los usuarios se conectan directamente entre sí, con la capacidad de que la búsqueda de un dato comprenda a un millón de computadoras en unos cinco segundos.

Aunque Frankel ya no tiene sus manos sobre Gnutella -el nombre se refiere a su chocolate favorito- y tiene su propia empresa, Nullsoft, en San Francisco, un número creciente de programadores, todos ellos muy jóvenes, continúa clonando el programa, adaptándolo, incorporándole nuevas herramientas.

Uno de ellos, según el diario The Washington Post, es Bryan Mayland, de 26 años, quien vive en Tampa, Florida, y fue el primero que clonó Gnutella.

Después de trabajar arduamente reconstruyendo las líneas de códigos que no estaban completas en la versión original, Mayland soltó su clon de Gnutella en Internet el 16 de marzo.

Desde entonces, otros programadores siguen la labor de propagación, y ya hay versiones de Gnutella para los sistemas operativos Windows y Linux, y hace apenas dos semanas apareció una versión para Macintosh.

La cooperación de medio centenar de programadores en diferentes partes del mundo -que sólo se conocen por Internet y valoran sus virtudes en informática- desarrolla ahora una versión 2.0 del programa que se llamará “Gnutella, la próxima generación”.

La popularidad que ha ganado rápidamente Gnutella se aprecia en el número de visitantes a los sitios de internet donde se conversa e intercambia experiencias con este programa, como http://gnutella.wego.com, el sitio www.surfacelayer.nu/gnuworld.

El mismo presidente de AOL, Bob Pittman, sugirió en una entrevista reciente que la tecnología que representa Gnutella podría domesticarse, si se trabaja en ello.
“El interés del proyecto representa, simplemente, la demanda de los consumidores antes del lanzamiento de un producto”, dijo Pittman, sugiriendo que los dueños de los portales encontrarán la forma de mantener su control sobre el mundo inquieto de Internet.

Jorge A. Bañales. EFE

Un grupo de jóvenes programadores está amenazando las fortunas de gigantes como Yahoo! y America Online al propagar el nuevo software Gnutella, con el que se accede a Internet sin usar los grandes portales.

Gnutella fue creado por Justin Frankel, de 21 años, como una herramienta de comunicación y participación de archivos que permite que el usuario emplee su conexión de Internet para unirse a una red de usuarios, creando, de hecho, un portal descentralizado.

Los expertos en seguridad de redes de informática advierten que, con todos sus atractivos para los usuarios, Gnutella es la herramienta más adecuada para los “intrusos” que buscan penetrar en redes de computadoras para robar información o, simplemente, para sus bromas cibernéticas.

Cuando produjo su programa, Frankel trabajaba para America Online (AOL), y esta empresa, que con veintiún millones de suscriptores es la mayor proveedora mundial de acceso a Internet, le compró Gnutella por cien millones de dólares y el joven nunca más ha hablado del asunto.

Pero antes de eso, Frankel había colocado Gnutella en internet y unos 10.000 usuarios ya habían copiado el programa y estaban muy entusiasmados desarrollando sus propias redes interconectadas.

La virtud de Gnutella no es sólo su distribución gratuita, sino el crecimiento exponencial de la red que nadie controla ni centraliza: una computadora que emplee el programa para la búsqueda de un dato se comunica con otras veinte, cada una de las cuales se comunica con otros veinte ordenadores, y la propagación continúa aceleradamente.

En los últimos cinco años la búsqueda de información -que sigue siendo la columna vertebral del universo de Internet- se ha ido concentrando en portales, como AOL, Yahoo!, Excite, Lycos, Altavista, Excite y otros que han hecho del medio cibernético un mercado lucrativo.

Cuando un usuario busca un dato, lo hace mediante uno de estos portales que, para quienes sueñan con una Internet libre y popular, se han convertido en “custodios de los portones” a la información que cobran entrada por su servicio.

Gnutella elude todos los portales y facilita el establecimiento de redes en las cuales los usuarios se conectan directamente entre sí, con la capacidad de que la búsqueda de un dato comprenda a un millón de computadoras en unos cinco segundos.

Aunque Frankel ya no tiene sus manos sobre Gnutella -el nombre se refiere a su chocolate favorito- y tiene su propia empresa, Nullsoft, en San Francisco, un número creciente de programadores, todos ellos muy jóvenes, continúa clonando el programa, adaptándolo, incorporándole nuevas herramientas.

Uno de ellos, según el diario The Washington Post, es Bryan Mayland, de 26 años, quien vive en Tampa, Florida, y fue el primero que clonó Gnutella.

Después de trabajar arduamente reconstruyendo las líneas de códigos que no estaban completas en la versión original, Mayland soltó su clon de Gnutella en Internet el 16 de marzo.

Desde entonces, otros programadores siguen la labor de propagación, y ya hay versiones de Gnutella para los sistemas operativos Windows y Linux, y hace apenas dos semanas apareció una versión para Macintosh.

La cooperación de medio centenar de programadores en diferentes partes del mundo -que sólo se conocen por Internet y valoran sus virtudes en informática- desarrolla ahora una versión 2.0 del programa que se llamará “Gnutella, la próxima generación”.

La popularidad que ha ganado rápidamente Gnutella se aprecia en el número de visitantes a los sitios de internet donde se conversa e intercambia experiencias con este programa, como http://gnutella.wego.com, el sitio www.surfacelayer.nu/gnuworld.

El mismo presidente de AOL, Bob Pittman, sugirió en una entrevista reciente que la tecnología que representa Gnutella podría domesticarse, si se trabaja en ello.
“El interés del proyecto representa, simplemente, la demanda de los consumidores antes del lanzamiento de un producto”, dijo Pittman, sugiriendo que los dueños de los portales encontrarán la forma de mantener su control sobre el mundo inquieto de Internet.

Jorge A. Bañales. EFE

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