<p>Hace dos años y medio, el <em>McKinsey Global Institute </em>describía ocho tendencias que replanteaban estrategias en una amplia gama de industrias o sectores. En ese trabajo, se señalaban los efectos combinados de tendencias tecnológicas en Internet.<br />
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También se mostraba cómo la creciente potencia computable y su velocidad, más el papel de las comunicaciones digitales, generaban formas distintas de gestionar recursos humanos y activos. Por otra parte, surgían nuevas ideas sobre estructuras organizacionales.<br />
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Desde entonces, el panorama tecnológico ha seguido evolucionando a ritmo acelerado. Por ejemplo, en poco más de dos años Facebook se ha quintuplicado y, a fin de 2010, es una red superior a los 500 millones de usuarios. Entretanto, más de 4.000 millones de personas en el mundo usan celulares y, para 450 millones, la Web es una experiencia móvil integral.<br />
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El grado al cual se despliegan las tecnologías informáticas también cambia. Nuevos desarrollos –como la virtualización o la computación en enjambres (<em>cloud computing</em>)- reasignan costos de tecnología y patrones de uso. Por otra parte, se generan nuevas formas para que los individuos compren bienes y servicios, en tanto los empresarios y emprendedores conciben modelos de negocios viables.<br />
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El ritmo alucinante de los cambios, por supuesto, ha modificado aquellas ocho tendencias que enumeraba el MGI. Pero, además, ha ampliado sus alcances y velocidad de avance. En realidad, ahora se trata de diez tendencias, <br />
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Las primeras seis neotendencias, aplicables a una empresa entera, serán importantes para asignar responsabilidades en cuanto a identificar las implicancias de cada tema. Esto hace a grupos funcionales ligados a co-creación distributiva, colaboración profunda, redes como organizaciones, Internet de objetos, grandes datos y un mundo sustentable. <br />
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<p>Tres de las tendencias remanentes –todo es servicio, modelos de negocios multifacéticos, innovación como base de la pirámide- auguran cambios de largo aliento en el entorno que pueden requerir desplazamientos radicales en materia estratégica.<br />
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Los directores ejecutivos y sus equipos gerenciales deberán lidiar con esos problemas. De otro modo, será demasiado difícil generar en una empresa las concepciones interdisciplinarias requeridas para explotan plenamente esas tendencias. Una vez que las oportunidades empiecen a surgir, los ejecutivos superiores deberán convertir sus organizaciones en laboratorios capaces de rápidos testeos. Allá aprenderán en pequeña escala y, luego, pasarán a escalas mayores. <br />
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Finalmente, aparece la décima neotendencia de la serie MGI. Esto es, emplear la tecnología para mejorar comunidades y generar beneficios vinculando grupos de ciudadanos. Esta forma de responsabilidad social empresaria implica acciones no sólo por parte de las jerarquías altas, sino de dirigencias estatales y organismos no gubernamentales.<br />
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