Tenía el potencial de transformar radicalmente viejas instituciones, como los sistemas legales y los Gobiernos.
En octubre de 2008, en medio de la crisis de las hipotecas de Wall Street, alguien publicó un artículo titulado “Bitcoin, un sistema de dinero en efectivo electrónico“, en un foro de criptografía.
Esa moneda virtual estaba construida sobre una innovadora tecnología de redes llamada blockchain, que permitía a un grupo de computadoras anónimas administrar una base de datos en conjunto, sin que ninguna tuviese más poder que las otras. Gracias a una drástica reducción de los costos de transacción, blockchain llegó con la promesa de transformar el sector de las remesas internacionales, que mueven casi US$ 700.000 millones al año, según el Banco Mundial. Pero también los sistemas legales.
La transformación de los sistemas legales
Alicia, una emprendedora de Rosario, contrata a Bob, un programador de Filipinas, para que le haga un sitio web. Cuando él entrega el producto, surge una disputa. Ella alega que Bob no cumplió con las especificaciones requeridas y reclama un reembolso.
¿Qué opciones tiene Alicia? ¿Contratar un abogado en Filipinas por un caso de US$ 500? Nuestros sistemas legales son una herencia del siglo 18. Nacieron en una época de consolidación de los estados nacionales, cuando la tecnología de la información más avanzada era la imprenta y la comunicación a distancia se hacía por carta y a caballo (para aquellos que sabían leer, claro, porque la mayor parte de la población era analfabeta).
Esa tecnología funcionó bien durante varios siglos. Ofreció seguridad jurídica para el desarrollo de la revolución industrial y el capitalismo.
Pero hoy, a comienzos del siglo 21, esos sistemas legales están alcanzando sus límites de complejidad. Como muestra el caso de Alicia y Bob, la nueva economía global, digital y en tiempo real pone de manifiesto las grietas en sistemas legales construidos en una época de contratos de papel, transporte a caballo y jurisdicciones nacionales.
Los sistemas existentes de resolución de disputas son demasiado lentos, costosos y poco confiables para un mundo online y en tiempo real.
En su libro Digital Justice (2017), Ethan Katsh y Orna Rabinovich–Einy estiman que ocurren disputas en un 3 a 5% de las transacciones en línea, alrededor de 700 millones solo durante 2015. Los sistemas legales deben adaptarse a este nuevo mundo de crowdfunding e e–commerce globales.
Justicia descentralizada
La magia de blockchain se basa en una ciencia llamada criptoeconomía. Es un campo de estudio que utiliza la criptografía, la ingeniería de software y la teoría de los juegos para la construcción de sistemas informáticos distribuidos seguros.
Un delicado equilibrio de incentivos criptoeconómicos es lo que permite a computadoras anónimas de todo el mundo colaborar en el mantenimiento de un registro monetario compartido que registra las transacciones con bitcoin.
Pero esta misma tecnología también permite coordinar a agentes distribuidos para resolver muchos otros tipos de problemas. Entre ellos, las disputas que ocurren a escala global en la era de internet.
Estamos acostumbrados a pensar en la justicia como un proceso donde jueces y abogados son especialistas en la resolución de disputas. Pero este no es el único modelo. Los griegos antiguos realizaban juicios populares, donde todos los ciudadanos podían participar del jurado como voluntarios. Era un sistema de justicia entre pares.
Actualmente, dentro del sector de blockchain está surgiendo una disciplina a la que se conoce como justicia descentralizada, que propone un modelo de justicia p2p, basado en el modelo de Atenas.
Este modelo propone resolver casos como el de Alicia contra Bob convocando al azar a un jurado de expertos en sitios web de todo el mundo, donde cada uno emita su voto desde su móvil.
El sistema está programado sobre blockchain, lo que garantiza que nadie pueda manipular la evidencia ni el proceso de selección de jurados. Un sistema incorruptible y totalmente transparente. Y a un costo muy inferior al de otros métodos alternativos.
No se trata del fin de los abogados. El futuro de estos sistemas está más vinculado con disputas comerciales por internet. Aquellas que los abogados no suelen resolver por tratarse de pequeños montos (y muchas veces entre partes en distintas jurisdicciones nacionales). El tipo de disputas típicas de la revolución digital.
Algunos son escépticos acerca de la justicia entre pares. Pero lo mismo decían de Wikipedia y bitcoin, ejemplos de la irrupción de la lógica entre pares en el mundo del conocimiento y las finanzas. Y ambos son utilizados por millones de personas todos los días.
El experto en justicia digital Richard Susskind dijo: “La resolución de disputas online no es una alternativa al sistema de justicia. ES el sistema de justicia. En 10 años, la mayoría de los casos serán resueltos por internet”. Blockchain y la justicia descentralizada serán una gran parte de esta historia.
*Federico Ast PhD del IAE Business School