Autos: lo último para burlar radares

El producto se llama Phantom II y reúne una serie de mejoras nada desdeñables. Por ejemplo, una antena de mayor alcance, capaz de bloquear o confundir radares en calles y rutas, que de eso se trata todo.

14 enero, 2002

También tiene dispositivos de detección y elusión, inclusive de fotorradares, cuyos rangos doblan los del Phantom I, amén de un formato que facilita instalación y operaciones. El componente básico funciona mezclando señales de radar tipos X, K o Ka con un “gorjeo” en frecuencia modulada que rebota sobre el patrullero (fijo o móvil) vía la antena direccional. Esto confunde a la computadora de la unidad policial, mientras un elemento láser emite un rayo infrarrojo con el mismo efecto sobre el equipo similar de patrullaje.

El fabricante y vendedor de tan complejo instrumento es Rocky Mountain Radar, experto en trampas camineras de avanzada tecnología. Su herramienta clave es un “scrambler”(desmodulador) cuyos diodos emisores de luz generan una lluvia de pulsos infrarrojos que confunden al láser policial mediante datos falsos sobre ubicación y distancia del coche respecto del control, lo cual distorsiona toda medición de velocidad y giros. Además, advierte sobre presencia de controles con tiempo y a distancia suficientes para adoptar decisiones.

Según la empresa, el Phantom II no pretende fomentar ni condonar el exceso de velocidad como conducta consuetudinaria. Para demostrarlo, durante el primer año de uso de cada equipo instalado, pagará multas en casos donde los límites locales de velocidad hayan sido sobrepasados hasta 30% o 15 millas por hora (esto no corre para California, donde esta clase de dispositivos es tan ilegal como en Minnesota, Oklahoma, Virginia, Nebraska y el Distrito federal).

También tiene dispositivos de detección y elusión, inclusive de fotorradares, cuyos rangos doblan los del Phantom I, amén de un formato que facilita instalación y operaciones. El componente básico funciona mezclando señales de radar tipos X, K o Ka con un “gorjeo” en frecuencia modulada que rebota sobre el patrullero (fijo o móvil) vía la antena direccional. Esto confunde a la computadora de la unidad policial, mientras un elemento láser emite un rayo infrarrojo con el mismo efecto sobre el equipo similar de patrullaje.

El fabricante y vendedor de tan complejo instrumento es Rocky Mountain Radar, experto en trampas camineras de avanzada tecnología. Su herramienta clave es un “scrambler”(desmodulador) cuyos diodos emisores de luz generan una lluvia de pulsos infrarrojos que confunden al láser policial mediante datos falsos sobre ubicación y distancia del coche respecto del control, lo cual distorsiona toda medición de velocidad y giros. Además, advierte sobre presencia de controles con tiempo y a distancia suficientes para adoptar decisiones.

Según la empresa, el Phantom II no pretende fomentar ni condonar el exceso de velocidad como conducta consuetudinaria. Para demostrarlo, durante el primer año de uso de cada equipo instalado, pagará multas en casos donde los límites locales de velocidad hayan sido sobrepasados hasta 30% o 15 millas por hora (esto no corre para California, donde esta clase de dispositivos es tan ilegal como en Minnesota, Oklahoma, Virginia, Nebraska y el Distrito federal).

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