Los líderes indígenas americanos reunidos en Ottawa para discutir una estrategia común de cara a la Cumbre de las Américas han coincidido en la necesidad de que sus pueblos no pierdan la revolución tecnológica de la misma forma en que “perdimos la revolución industrial”.
Y como en el pasado, la nueva tecnología está alimentando la nueva economía.
La premio Nobel de la Paz guatemalteca Rigoberta Menchú resumió el sentimiento de muchos participantes en la Cumbre de los Pueblos Indígenas de las Américas respecto de las nuevas tecnologías como Internet señalando que era “la primera vez que felicitaba la globalización”.
Con los nuevos sistemas de telecomunicaciones desarrollados en los últimos años, “la lucha de los pueblos indígenas ya no está tan aislada”, comentó la dirigente maya.
“Lo que pasa en Ecuador está relacionado con lo que pasa en México; y lo que pasa en México tiene una enorme importancia para el resto del continente”, continuó Menchú.
Como bromeaba el jefe nacional de la Asamblea de Primeras Naciones (APN) canadiense, Matthew Coon Come, al iniciar una vídeo conferencia con Ginebra el jueves, “ha sido un largo camino desde las señales de humo”.
Pero Coon Come también ha querido dejar claro que antes de aumentar el nivel de conexión con las nuevas tecnologías es necesario que procurar el progreso social y económico en las comunidades indígenas.
“Traer Internet de alta velocidad a nuestras comunidades plagadas de problemas sociales como alcoholismo, desempleo, falta de atención sanitaria e incluso electricidad, va a hacer poco por nosotros” dijo Coon Come.
El borrador de la ponencia que los 300 indígenas de todo el continente discuten en el corazón del territorio tradicional de los algonquin, sobre el que hoy se asienta la capital canadiense, establece que “es crucial que los pueblos indígenas participen directamente en mecanismos internacionales de poder de decisión”.
“La protección de sus territorios, recursos y medio ambiente no debe estar subordinada o sacrificarse ante estrategias que tienen relación con el comercio internacional o la integración económica”, señala.
Los pueblos indígenas americanos temen que el propuesto Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca), que los jefes de Estado y Gobierno de 34 países americanos van a discutir en Québec, se cebe especialmente en sus comunidades.
“Uno de los problemas es que los indígenas constituimos una gran parte de los millones de pobres de América”, expresó Menchú.
Agregó que ellos serán los que más sufran en el caso de que el Alca olvide -como temen sus detractores- a los más desprotegidos del continente.
Para Antonio Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), el acuerdo “significará la destrucción de muchos pueblos de América latina”.
Pero los representantes indígenas también han señalado que no se oponen al libre comercio.
“Lo que hemos pedido es un desarrollo con dignidad e identidad. Y que participemos”, explicaba Vargas.
Vargas, como Coon Come, reitera que “no nos asusta el libre comercio. Nuestros antepasados lo practicaban a lo largo de todo el continente antes de que existiesen los países en América”.
Simplemente, según ha dicho Coon Come, “no quiero que nuestros pueblos se pierdan la revolución tecnológica, ya perdimos la revolución industrial” del siglo XIX.
El autor es periodista de la agencia de noticias EFE
Los líderes indígenas americanos reunidos en Ottawa para discutir una estrategia común de cara a la Cumbre de las Américas han coincidido en la necesidad de que sus pueblos no pierdan la revolución tecnológica de la misma forma en que “perdimos la revolución industrial”.
Y como en el pasado, la nueva tecnología está alimentando la nueva economía.
La premio Nobel de la Paz guatemalteca Rigoberta Menchú resumió el sentimiento de muchos participantes en la Cumbre de los Pueblos Indígenas de las Américas respecto de las nuevas tecnologías como Internet señalando que era “la primera vez que felicitaba la globalización”.
Con los nuevos sistemas de telecomunicaciones desarrollados en los últimos años, “la lucha de los pueblos indígenas ya no está tan aislada”, comentó la dirigente maya.
“Lo que pasa en Ecuador está relacionado con lo que pasa en México; y lo que pasa en México tiene una enorme importancia para el resto del continente”, continuó Menchú.
Como bromeaba el jefe nacional de la Asamblea de Primeras Naciones (APN) canadiense, Matthew Coon Come, al iniciar una vídeo conferencia con Ginebra el jueves, “ha sido un largo camino desde las señales de humo”.
Pero Coon Come también ha querido dejar claro que antes de aumentar el nivel de conexión con las nuevas tecnologías es necesario que procurar el progreso social y económico en las comunidades indígenas.
“Traer Internet de alta velocidad a nuestras comunidades plagadas de problemas sociales como alcoholismo, desempleo, falta de atención sanitaria e incluso electricidad, va a hacer poco por nosotros” dijo Coon Come.
El borrador de la ponencia que los 300 indígenas de todo el continente discuten en el corazón del territorio tradicional de los algonquin, sobre el que hoy se asienta la capital canadiense, establece que “es crucial que los pueblos indígenas participen directamente en mecanismos internacionales de poder de decisión”.
“La protección de sus territorios, recursos y medio ambiente no debe estar subordinada o sacrificarse ante estrategias que tienen relación con el comercio internacional o la integración económica”, señala.
Los pueblos indígenas americanos temen que el propuesto Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (Alca), que los jefes de Estado y Gobierno de 34 países americanos van a discutir en Québec, se cebe especialmente en sus comunidades.
“Uno de los problemas es que los indígenas constituimos una gran parte de los millones de pobres de América”, expresó Menchú.
Agregó que ellos serán los que más sufran en el caso de que el Alca olvide -como temen sus detractores- a los más desprotegidos del continente.
Para Antonio Vargas, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie), el acuerdo “significará la destrucción de muchos pueblos de América latina”.
Pero los representantes indígenas también han señalado que no se oponen al libre comercio.
“Lo que hemos pedido es un desarrollo con dignidad e identidad. Y que participemos”, explicaba Vargas.
Vargas, como Coon Come, reitera que “no nos asusta el libre comercio. Nuestros antepasados lo practicaban a lo largo de todo el continente antes de que existiesen los países en América”.
Simplemente, según ha dicho Coon Come, “no quiero que nuestros pueblos se pierdan la revolución tecnológica, ya perdimos la revolución industrial” del siglo XIX.
El autor es periodista de la agencia de noticias EFE