<p>El 29 de octubre de 1969 se transmitió el primer mensaje por Arpanet, embrión de Internet. Cuesta hoy recordar cómo era el mundo, pues, aun sin ciberespacio, cuatro decenios es mucha historia contemporánea. Por entonces, nadie hubiese postulado –quizá salvo Arnold J.Toynbee, ya octogenario- hechos como el colapso de la Unión Soviética o la transformación de China en potencia económica sin abandonar su matriz totalitaria, un modelo tentador para el entonces “tercer mundo”.<br />
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Este cumpleaños tiene efectos también sobre el periodismo y los medios. En este momento, los profesionales se dividen entre preinternautas e internautas. Los ingresados al menester antes de 1994/5 han debido adaptarse o retirarse, particularmente en los países centrales. Pero los nuevos afrontan ya un problema propio: la velocidad de la historia.<br />
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En realidad, como habría dicho el economista ruso Nicolás Kondratiev, la aceleración del futuro. Para ambos grupos, no es fácil concebir un contexto sin Google ni redes sociales; en su caso, dependientes de un vehículo proteico, los celulares inteligentes.<br />
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Entonces, el universo cibernético de 2019 es casi imposible de proyectar, porque sus instrumentos pueden evolucionar hacia cánones y vehículos muy distintos a los de ahora. Por ejemplo, los periodistas –y empresarios y ejecutivos y políticos- preinternet subsistentes hoy habrán muerto o estarán jubilados. Pero dejarán un peligroso déficit de formación y educación. Ni siquiera puede darse por seguro que el ciberinglés sea la eventual lengua dominante entre navegantes chinos, indios, árabes, japoneses, etc.<br />
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Hay otra cuestión adelantada hace diez años por nadie menos que Bill Gates: un sistema basado en computadoras de cualquier tipo presupone usuarios con electricidad en casa. Esto limita la “ciberglobalización” actual a unos 2.000 millones de hogares. Claro, están los celulares. Pero, como sucede con los autos eléctricos, requieren puntos de conexión difíciles de instrumentar –con las tecnologías presentes o previsibles- en grandes desiertos, junglas pluviales y casquetes polares. En resumen, la ambiciosa “supercarretera informática” propuesta en 1992 por Bill Clinton, Albert Gore y Gates, sigue siendo un bello sueño.</p>
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40 años de Internet y la aceleración de la historia
Falta un decenio para que cumpla medio siglo, pero la Red surte ya un efecto doble. Primero, ya es imposible imaginar un día fuera de ella, al menos para casi 2.000 millones de personas. Segundo, es difícil prever cómo será el universo hacia 2019.