sábado, 28 de diciembre de 2024

40 años de Internet y la aceleración de la historia

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Falta un decenio para que cumpla medio siglo, pero la Red surte ya un efecto doble. Primero, ya es imposible imaginar un día fuera de ella, al menos para casi 2.000 millones de personas. Segundo, es difícil prever cómo será el universo hacia… 2019.

<p>El 29 de octubre de 1969 se transmiti&oacute; el primer mensaje por Arpanet, embri&oacute;n de Internet. Cuesta hoy recordar c&oacute;mo era el mundo, pues, aun sin ciberespacio, cuatro decenios es mucha historia contempor&aacute;nea. Por entonces, nadie hubiese postulado &ndash;quiz&aacute; salvo Arnold J.Toynbee, ya octogenario- hechos como el colapso de la Uni&oacute;n Sovi&eacute;tica o la transformaci&oacute;n de China en potencia econ&oacute;mica sin abandonar su matriz totalitaria, un modelo tentador para el entonces &ldquo;tercer mundo&rdquo;.<br />
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Este cumplea&ntilde;os tiene efectos tambi&eacute;n sobre el periodismo y los medios. En este momento, los profesionales se dividen entre preinternautas e internautas. Los ingresados al menester antes de 1994/5 han debido adaptarse o retirarse, particularmente en los pa&iacute;ses centrales. Pero los nuevos afrontan ya un problema propio: la velocidad de la historia.<br />
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En realidad, como habr&iacute;a dicho el economista ruso Nicol&aacute;s Kondratiev, la aceleraci&oacute;n del futuro. Para ambos grupos, no es f&aacute;cil concebir un contexto sin Google ni redes sociales; en su caso, dependientes de un veh&iacute;culo proteico, los celulares inteligentes.<br />
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Entonces, el universo cibern&eacute;tico de 2019 es casi imposible de proyectar, porque sus instrumentos pueden evolucionar hacia c&aacute;nones y veh&iacute;culos muy distintos a los de ahora. Por ejemplo, los periodistas &ndash;y empresarios y ejecutivos y pol&iacute;ticos- preinternet subsistentes hoy habr&aacute;n muerto o estar&aacute;n jubilados. Pero dejar&aacute;n un peligroso d&eacute;ficit de formaci&oacute;n y educaci&oacute;n. Ni siquiera puede darse por seguro que el ciberingl&eacute;s sea la eventual lengua dominante entre navegantes chinos, indios, &aacute;rabes, japoneses, etc.<br />
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Hay otra cuesti&oacute;n adelantada hace diez a&ntilde;os por nadie menos que Bill Gates: un sistema basado en computadoras de cualquier tipo presupone usuarios con electricidad en casa. Esto limita la &ldquo;ciberglobalizaci&oacute;n&rdquo; actual a unos 2.000 millones de hogares. Claro, est&aacute;n los celulares. Pero, como sucede con los autos el&eacute;ctricos, requieren puntos de conexi&oacute;n dif&iacute;ciles de instrumentar &ndash;con las tecnolog&iacute;as presentes o previsibles- en grandes desiertos, junglas pluviales y casquetes polares. En resumen, la ambiciosa &ldquo;supercarretera inform&aacute;tica&rdquo; propuesta en 1992 por Bill Clinton, Albert Gore y Gates, sigue siendo un bello sue&ntilde;o.</p>
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