Costa Rica: nuevo presidente y renovada alianza regional

El nuevo presidente que surja del ballotage en abril tendrá participación clave en el bloque con República Dominicana y Panamá.

11 febrero, 2022

A Costa Rica se la suele llamar la “Suiza de América central” por su historia de democracia, desarme, neutralidad política y prosperidad económica frente a otros países de su vecindad.

Al cuarto pilar – la prosperidad – la pandemia le asestó un duro golpe. Como el país tiene una economía que depende fuertemente del turismo, cuando las cuarentenas paralizaron los vuelos internacionales la deuda nacional creció y el gobierno aplicó recortes en el gasto público que motivaron violentas protestas en octubre 2020. En julio 2021 obtuvo un rescate de US$ 1.800 millones de Fondo Monetario Internacional. El desempleo se mantiene alto, alrededor del 14%.

Las elecciones del pasado domingo – 6 de febrero 2022 – muestran que a pesar de todos los traspiés la democracia del país sigue fuerte. Si bien el descontento con el presidente en funciones Carlos Alvarado Quesada echó a su partido de la Asamblea Legislativa y dejó al candidato de su preferencia en el nivel más bajo de los resultados presidenciales, la votación fue limpia, pacífica y sin objeciones.

El expresidente José María Figueres (de centro) y el ex ministro de finanzas Rodrigo Chaves (de centro derecha) irán a una segunda vuelta el 3 de abril luego de obtener 27,3% y 16,7% de los votos respectivamente. Ambos han dado a entender que tendrán una actitud amistosa con los inversores mientras exploran una posible renegociación con el FMI para obtener mejores condiciones. Figueres ha hablado más que Chaves sobre aumentar el gasto social.

Desde la primera vuelta, Figueres puso el acento en los derechos de las mujeres, en abierto contraste con Chaves, quien fue bajado de categoría en el Banco Mundial por repetidos episodios de acoso sexual. Por su parte, Chaves busca que lo identifiquen como anti-establishment.

Más de 86.000 nicaragüenses se exilaron en Costa Rica desde 2018, cuando se intensificaron los ataques a la oposición y por lo menos 350.000 viven actualmente.

Una de las cuestiones fundamentales que afrontará el próximo presidente será cómo avanzar con una alianza diplomática entre Costa Rica, República Dominicana y Panamá, conocida como la Alianza para el Desarrollo en Democracia.

Fundada en septiembre 2021, esta alianza es uno de los últimos ejemplos de mini-lateralismo en América latina. Los países miembro se proponen trabajar juntos para atraer comercio e inversión de Estados Unidos, Europa y Asia; crear un centro conjunto de alta tecnología y fomentar los intercambios educativos, coordinar la política migratoria y promover la democracia y los derechos humanos en los foros internacionales, especialmente con relación a Nicaragua.

El ministro saliente de relaciones exteriores de Costa Rica, Rodolfo Solano, dijo el 11 de enero en una conferencia virtual organizada por el Wilson Center que ese esfuerzo implicará buscar actores que puedan ayudar a mediar con el presidente nicaragüense Daniel Ortega, como el Vaticano, por ejemplo, dado que Ortega es muy religioso.

El canciller dominicano Roberto Álvarez presenta el nuevo bolque como una opción atractiva para las empresas norteamericanas que desean tener cadenas de suministro cercanas a sus costas. Si se combinan las tres economías podrían ser el tercer gran socio comercial de Estados Unidos en América latina, dijo.

La alianza tiene planeada su próxima reunión para el 21 de marzo, antes de la segunda vuelta en Costa Rica, po lo cual será necesario que ambos candidatos presidenciales participen en las discusiones.

“Una de las políticas públicas más sólidas en Costa Rica se relaciona con su política de relaciones exteriores”, dijo Solano, dando a entender que el próximo presidente estará de acuerdo con las ideas principales de la alianza. Chaves ha dicho al semanario nicaragüense  Confidencial que mantendrá su apoyo al retorno de Nicaragua a la democracia, mientras Figueres prometió durante su campaña profundizar las relaciones con América central, Estados Unidos, Europa y el sudeste asiático y que reinstalará un embajador en Nicaragua, país con el que tendrá relaciones “sensibles” (Costa Rica retiró su embajador allí el pasado mes de junio.)

La alianza fu concebida en parte gracias a las buenas relaciones entre los actuales presidentes de sus tres países miembro, dijo Erika Mouynes, canciller de Panamá. Va a evolucionar con el próximo presidente de Costa Rica.

Pero por ahora, el bloque parece listo para adoptar un enfoque innovador para solucionar problemas nacionales y regionales. Mientras parece imposible deshacer el giro autocrático que sufrió la América central de los últimos años, al menos la región ya superó el ciclo destructivo anterior.

En los años 80, la mediación de Costa Rica fue decisiva para terminar una serie de conflictos sangrientos en Guatemala, El Salvador, Honduras y Nicaragua, lo que le valió al entonces presidente Oscar Arias Sánchez el premio Nobel de la Paz. Ahora, el próximo líder tendrá otra vez – junto a sus vecinos — la oportunidad de desarrollar una diplomacia creativa.

 

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