Los inversores extranjeros en la región meridional de Africa están más interesados en los recursos minerales y en la estabilidad política que en los programas económicos o la infraestructura, según un estudio divulgado recientemente.
Business Map, la consultora de Johannesburgo que realizó algo más de 400 entrevistas para esta investigación, señala, entre sus conclusiones, que “las inversiones no responden necesariamente a la adopción, por parte de los gobiernos, de políticas macroeconómicas ortodoxas”.
El informe procura explicar por qué Sudáfrica, Botswana y Mauricio, que mantienen programas económicos caracterizados por la prudencia, reciben menos inversiones extranjeras que Angola, Tanzania y Mozambique.
En el caso de Angola, los inversores no se dejan intimidar siquiera por la guerra civil y la extendida corrupción oficial. Frente a eso, están las grandes reservas no explotadas de petróleo (que, por cierto, se encuentran mar adentro, lejos del escenario de las batallas). Business Map estima que durante la próxima década se invertirán entre US$ 40.000 y 60.000 millones en el petróleo angoleño, lo que le permitirá al país convertirse en el principal receptor de inversiones extranjeras en la región.
El riesgo político parece ser el factor más importante a la hora de atraer inversiones a la zona. Su gravitación es, incluso, mayor que la de incentivos como beneficios impositivos o la creación de zonas francas.
Otras cuestiones que preocupan a los inversores en la región son la escasez de talentos gerenciales, la epidemia de Sida y los costos ocultos de la corrupción y la burocracia.
Jenny Cargill, principal ejecutiva de Business Map, señala que los presupuestos militares de la región, que durante la última década habían sido recortados, están comenzando a incrementarse, lo que representa otra señal de alerta para los inversores potenciales.
“Algunos sienten que son tratados como enemigos por los funcionarios de gobiernos que sospechan permanentemente de los capitalistas extranjeros”, afirma. Otros pierden interés ante el tamaño, relativamente pequeño, de los mercados nacionales o regionales.
“Recibimos, incluso, algunas respuestas bastante cínicas, cuando les planteamos (a los ejecutivos extranjeros entrevistados) que en el sur de Africa hay un mercado de 140 millones de personas”, señala Cargill. “Y eso a quién le importa contestaron algunos; esa gente no puede comprar nada.”
© The Financial Times / MERCADO