“Liberar al consumidor cautivo”

    -¿Es correcta la percepción de que cuando el precio del petróleo aumenta, sube el precio de la nafta, pero cuando aquél cae, el de la nafta no baja?


    -Creo que es correcta y eso le hemos transmitido a los empresarios. Ahora, el presidente de Repsol-YPF, que es la empresa más importante de nuestro mercado, reconoció que, efectivamente, el precio de los productos en el mercado local tiene que seguir el precio de referencia de la paridad de importación de los productos que se pueden importar. Es un reconocimiento muy importante.


    -¿Ayuda a esa percepción la falta de competencia?


    -Tenemos que distinguir el gasoil de la nafta. En el gasoil, como hay un componente impositivo más bajo, se está importando y ya se ha formado un mercado mayorista formal, independiente de las refinadoras. Se está compitiendo al nivel mayorista. No olvidemos que la mayor parte del gasoil la compran las empresas de transporte automotor o el agro o las cooperativas. Ese mercado mayorista está bajando significativamente los precios. Con las naftas no existe un mercado mayorista formal. Al contrario, hay un mercado mayorista informal, que se nutre de naftas que se declaran para destinos exentos pero que en realidad evaden impuestos. Compiten deslealmente con el mercado de las refinadoras y desalientan la posibilidad de importar. Tendremos un mercado más internacionalizado cuando eliminemos el mercado informal.


    -Además de los instrumentos legales, ¿qué hay que hacer para eliminarlo?


    -En la Argentina podemos tener buenos instrumentos legales, pero si no hay enforcement, si la gente no termina yendo presa, la evasión va a seguir siendo la misma. Estamos rehaciendo totalmente el registro de quienes dicen ser destinatarios de productos exentos, porque hubo una liberalidad espectacular en la registración. Segundo, habría que asignar a las refinadoras responsabilidad para controlar el producto al que no le cobran el impuesto. Y, por supuesto, trabajando conjuntamente entre la Secretaría de Energía y la Afip. Estamos hablando de una informalidad que le cuesta al país cerca de US$ 300 millones por año.


    -Otra percepción generalizada es que la Argentina es un país productor de petróleo y sus combustibles e hidrocarburos tienen precios de país importador. ¿Es correcto?


    -La Argentina no sólo produce petróleo, sino que lo exporta. Lo que pasa es que tiene una capacidad de refinación ajustada a las necesidades del mercado interno. No tiene capacidad excedente. Y como la demanda está haciéndose cada vez más gasolera, por la diferencia que hay entre los impuestos al gasoil y a la nafta, por más que en la Argentina se ha reformado el parque refinador para sacar más gasoil que nafta, todavía tenemos que importar gasoil. Sería deseable que el petróleo excedente que se manda al mercado mundial se refinara y se exportara como producto final. Pero en el mundo hay mucha capacidad de refinación. Por lo tanto, para instalar más en la Argentina habría que pensarlo dos veces. Creo que tendríamos que declararnos razonablemente satisfechos si el mercado local estuviera desafiado por los precios de importación.


    -¿Quién puede estar interesado en importar combustible y tener que competir con Repsol-YPF, Shell y Esso?


    -Pueden ser traders internacionales o compañías locales que tengan la posibilidad de abrir importantes bocas de expendio, como los supermercados, que hasta podrían colocar el producto con su propia marca. No es nada nuevo, sucede en Europa.


    -Cuando usted reclama una mayor internacionalización del mercado, ¿también piensa en la posibilidad de que se sume algún otro actor de peso?


    -Ojalá, porque es un mercado abierto. En este sentido, cuando la gente de Repsol terminó de adquirir YPF se comprometió con la anterior administración a hacer algunas desinversiones, fundamentalmente con las estaciones de servicio Eg3. El presidente de Repsol, Alfonso Cortina, me ratificó que piensan hacerlo durante este año y me contó que está explorando la posibilidad de hacer un intercambio de activos con Petrobrás, con lo cual ésta se introduciría como un nuevo actor en el mercado. Pero si no llegara a haber un acuerdo con Petrobrás, Cortina se comprometió a llamar a un banco de inversión para elegir un nuevo candidato.


    -¿Es atractivo el tamaño de este mercado para otros grandes actores?


    -Lo será en la medida en que tengamos un mercado común de energéticos. Para mí, éste es uno de los ejes refundacionales del Mercosur. Es lo que pasaba en muchos países europeos, que tenían mercados muy concentrados. Francia estaba en manos de Total y España, en manos de Repsol. Pero ahora, en el contexto de la Unión Europea, Total y Repsol tienen que competir entre ellos y con British Petroleum.


    -¿Electricidad y gas son áreas más tranquilas?


    -En electricidad tuvimos problemas al comienzo de nuestra gestión, cuando se cayó el servicio en las zonas de gran consumo. Hicimos un diagnóstico de la situación de Edenor y Edesur, y advertimos que la repetición de cortes en noviembre y diciembre tuvo que ver básicamente con tres causas: sabotajes en líneas de alta tensión, problemas de gestión en las operadoras y una situación de subinversión. Frente a eso, tratamos de mejorar los patrullajes y hablé con las casas matrices de las operadoras, que mandaron sendas misiones de auditoría para ver qué está pasando. El tema de la subinversión, en cambio, no se resuelve prontamente.


    -¿Y en materia de gas?


    -Tanto en gas como en electricidad hemos definido que queremos más competencia. El norte de la política energética es la liberación del consumidor cautivo de las distribuidoras.


    -¿Se puede pensar en eso o es técnicamente complicado?


    -Es estructuralmente más complicado, pero la tecnología está dando medios para ello. Qué distinto sería el tema de los apagones si los clientes tuvieran una alternativa. Pero vamos, en el tiempo, a un sistema en el que las redes de electricidad y gas van a terminar siendo de acceso abierto a terceros, como es hoy el transporte de energía eléctrica. Incluso podría suceder que la misma compañía le venda electricidad y gas, como sucede hoy con algunas cooperativas del interior del país, aunque éstas, por ahora, lo hacen monopólicamente. A eso va el mundo y a eso tiene que apuntar la Argentina.


    -¿Para cuándo sería posible?


    -En electricidad, probablemente dentro de dos años. Y en gas, dentro de unos seis.


    -¿Se puede esperar entes reguladores más activos que como funcionaron hasta ahora?


    -Creo que tenemos que esperar entes reguladores más profesionales. Y en la medida que sean más profesionales, serán más activos.