Hijas de la fortuna

    María Dolores Lávaque (25), hija del propietario de la conocida bodega, entró en la compañía al salir de la secundaria. “Te pago lo mismo, pero vení a trabajar a la empresa”, le dijo Rodolfo Lávaque (53) a su primogénita en 1993 cuando había conseguido su primer empleo. Hasta los 18 no le habían dejado tomar vino y, “aunque era chica y la hija del dueño”, aceptó la oferta.


    Para aliviar el peso del apellido, lo primero que hizo fue ponerse a las órdenes de Alfredo Mattei, el socio de su padre, quien manejaba el área comercial. Y, consciente de su particular necesidad de mantener un buen contacto con los empleados, en lugar de almorzar fuera de la compañía, como lo hacían los directores, pasaba sus mediodías en el comedor de la firma.


    Lávaque recuerda ahora que la circunstancia de conocer bien a su padre y, al mismo tiempo, trabajar con su socio, la convirtió en una suerte de mediadora. “Por ejemplo, la empresa nunca había hecho un folleto y no teníamos agencia de publicidad, porque a Mattei le costaba convencer a mi padre de sus ideas. Pero yo sé cómo son sus tiempos y funcioné como nexo”.


    Cuando María Dolores entró en Lávaque, la empresa estaba en pleno proceso de adquisición de Michel Torino, una firma con capacidad de exportación. Ella conocía la elaboración de los vinos y sabía inglés, así que su padre le encargó que instalara una exposición en Londres. “Fui un conejillo de Indias”, recuerda con una sonrisa. Ese fue, en rigor, su debut en el área de comercio exterior de la compañía, donde pasaría los siguientes cinco años. “Fuera de la Argentina no era hija de nadie y tuve que hacerme un lugar. Partiendo de cero, hoy exportamos a Japón, China, Taiwan, Dinamarca, Holanda, Alemania, Estados Unidos y otros países. Durante esos años viajé mucho, generalmente acompañada por mi madre. Un mes antes de casarme, estaba en Francia”.


    Su marido, Ignacio Velasco ­a quien muchas veces llaman por el apellido de su mujer­, también empezó a trabajar en la empresa y, a pesar de que no cuenta con la trayectoria de María Dolores dentro de la firma, gana más que su esposa por decisión de su suegro. Sus hermanos, Julio (22) y Francisco (20) están estudiando. “No me arrepiento de no haber tenido otros empleos, pero pienso que ellos podrían hacerlo. Al final, sé que vamos a trabajar todos juntos”. María Dolores no terminó una carrera, pero pasó por Hotelería y Comercio Exterior. “En agosto me llamaron para dar una clase de enología en el OTT College, mi antigua escuela”, cuenta orgullosa la directora de Bodegas Lávaque.


    Este año, cuando la familia le vendió 60% de Michel Torino a Luis Alfredo Pulenta y al fondo DLJ, María Dolores, actualmente madre de un niño de un año y medio, decidió tomarse un respiro. “Me hice un planteo de vida: ser la business woman o cumplir mi deseo de tener uno o dos hijos más”. La opción fue dejar Michel Torino y tomar a su cargo el área comercial de vinos finos de Lávaque.


    En el asiento del copiloto


    María Gabriela Scalise (32) terminó la carrera de diseño gráfico, comenzó a trabajar en otras compañías y hasta tuvo su propio estudio. “Empecé a tiempo parcial en Alfa Comercial, para ordenar al área de imagen y publicidad, algo que no hacía nadie. De a poco fui formando lo que hoy es el departamento de Comunicación, que se encarga de todas las empresas del holding“, señala.


    Con ventas por US$ 150 millones, la Organización Alfa Comercial hoy es dueña, entre otros negocios, de la licencia de las marcas de autos Mitsubishi y Volvo, de las motos Kawasaki y Peugeot, de la planta de producción de los ciclomotores Mondial y de varios emprendimientos inmobiliarios.


    Cuando el área de prensa y publicidad maduró, María Gabriela delegó sus funciones y pasó al directorio, del que también forman parte su hermano Claudio (34), que estudió ingeniería y administración de empresas, y su padre, Arturo (59). Ella es soltera, pero sabe que ­por ley familiar­ ni su futuro marido ni su actual cuñada pondrán un pie en la compañía.


    “En los últimos años, quisimos empezar a encarar el management de manera más profesional: hicimos cursos de capacitación en la Argentina y en el exterior y recurrimos a consultoras. Y tenemos el proyecto de armar un advisory board para la toma de decisiones”, relata.


    María Gabriela afirma que, a pesar de provenir de una familia “de tanos un poco machistas”, ese sesgo no contaminó a la compañía. “Yo gano lo mismo que mi hermano. Las decisiones importantes las tomamos entre todos y, a la hora de actuar, somos un directorio de tres. No es que mi padre hace lo que quiere y nosotros le decimos que sí”.


    Sin embargo, consultada acerca de la sucesión, María Gabriela admite que, aunque no está decidido, probablemente el título de presidente quedará para Claudio.


    Sola en Buenos Aires


    Silvana Relats no sólo tuvo que hacer valer sus habilidades más allá de la portación de apellido, también debió abrirse camino sola en Buenos Aires. El resto de la familia, propietaria del grupo Necon, liderado por Juan Carlos Relats, vive en Corrientes.


    Hoy ocupa la dirección general de Panatel, una empresa que factura US$ 15 millones anuales, dueña de los dos establecimientos del hotel Panamericano, en Buenos Aires y Bariloche. Entre las propiedades de Necon se encuentra también el Hotel Guaraní, donde trabaja su hermana Victoria, y empresas dedicadas a un abanico de diversas actividades, como construcción, energía hidroeléctrica, corredores viales y explotación de pozos petroleros.


    “Me recibí de ingeniera y a los 24 años ingresé en la constructora. Después se dio la posibilidad de venir a trabajar en los hoteles y, como yo había hecho durante dos años la auditoría de los establecimientos, me pareció un proyecto interesante porque había aprendido el manejo desde mi función de control”, señala.


    En Corrientes todos la conocían desde chica pero en Buenos Aires sólo era la hija del dueño. “Decían qué viene a hacer ésta, qué sabe. Pero, por suerte, eso duró poco”.

    También debió ocupar una posición con un perfil inusualmente
    alto para los estándares de su familia. Su padre no termina todavía de digerir la alta exposición que tuvieron luego de que la Alianza eligiera montar sus oficinas en el Panamericano. Relats no entra en detalles cuando se le pregunta sobre la relación con los restantes miembros del clan, pero afirma que el tema de la sucesión no ha ingresado aún a las conversaciones familiares y que su padre “tiene cuerda para rato”.