El socio americano

    Pese a que lleva un año conduciendo las operaciones de la filial argentina
    de Donaldson, Lufkin & Jenrette (DLJ) y más de dos concretando negocios
    en el país, es la primera vez que Carlos García concede una entrevista.
    Es argentino y contador público. Trabajó en el Banco de Boston
    hasta 1989, cuando se radicó en Nueva York para continuar su carrera
    en el Bankers Trust. Y seis años más tarde se sumó a las
    filas de DLJ, donde hoy ocupa el sillón de managing director de
    DLJ Merchant Banking Partners, una de las divisiones con que el grupo decidió
    crecer fuera de Estados Unidos (ver recuadro).


    García es el responsable de cada una de las inversiones directas que DLJ Merchant Banking realiza en empresas de América latina, a través de sus oficinas en Buenos Aires, San Pablo y México. “Nos definimos como inversores oportunistas ­explica­; buscamos ingresar en aquellos sectores en los que creemos que existen buenas oportunidades de crecimiento. Desde el punto de vista estratégico pusimos el foco en Europa y América latina”.


    DLJ ya suma 33% de Localiza, la empresa brasileña de alquiler de autos. En la Argentina es dueño de 20% de Cerámicas Zanón, asociado a la familia fundadora y al fondo Taico, del BBV-Banco Francés. También posee 55% de International Health Services Argentina, un holding que controla a SOS Emergencias (servicio privado de ambulancias) y Medical Aid (servicios médicos domiciliarios).


    Además, adquirió 15% de Ambit Sociedad Anónima, la holding company de la familia Vigil, propietaria de 40% de las acciones de Atco, lo que le otorga una participación indirecta en el multimedios que integran Editorial Atlántida, Telefé, Radio Continental y varias televisoras del interior.


    Peñaflor, la punta de lanza


    Pero la jugada más fuerte de DLJ en el país es su incursión en el negocio de las bebidas. En agosto de 1997, el fondo fue la carta sorpresiva que puso sobre la mesa Luis Alfredo Pulenta para comprarles la bodega Peñaflor a sus parientes. En el camino quedaron las ofertas de The Exxel Group y de Bisa, el fondo inversor del grupo Bemberg, dueño de la Cervecería Quilmes.


    DLJ tiene 20% de las acciones de Peñaflor y de Trapiche ­una bodega perteneciente al mismo grupo de accionistas pero que se maneja de manera independiente debido al posicionamiento de sus productos­ e invirtió US$ 38 millones en obligaciones negociables convertibles en acciones.


    El directivo asegura que la performance obtenida por Peñaflor bajo la nueva administración fue una de las razones que llevó al fondo a redoblar la apuesta en la industria de bebidas. La idea es convertir a Peñaflor en la cabeza de un holding que ­de concretarse las operaciones que negociaba al cierre de esta edición­ podría llegar a sumar ventas anuales por US$ 800 millones y manejar cerca de 20 marcas líderes de vinos finos y de mesa, aguas, jugos y gaseosas (ver gráfico).

    En ese contexto se explica la compra por parte de Peñaflor, el año
    pasado, de la línea de vinos de mesa de Marcó del Pont ­las
    marcas Crespi, Facundo, Algarves y Casa de Troya­ para sumarlas a Termidor,
    la vedette del grupo dentro de ese segmento. “De los 1.350 millones de
    litros anuales de vinos ­dice García­, y pese a la traslación
    del consumo hacia los vinos finitos (aquellos cuyos precios oscilan entre
    $ 1,50 y $ 2,50), 1.000 millones de litros siguen siendo de mesa. Y en la facturación
    del sector, que ronda los US$ 2.000 millones anuales, la mitad proviene de los
    comunes”.

    El
    gigante que quiere construir
    Empresa Ventas
    1998 (1)
    Marcas
    Peñaflor-Trapiche 220 Termidor,
    Facundo, Bordolino, Perlé, Algarves, Casa de
    Troya y Crespi (vinos de mesa); Hereford, Trapiche,
    Trapiche Medalla y Fond de Cave (vinos finos); Villa del Sur,
    Waikiki y San Francisco (aguas); Cepita y Cipoletti (jugos), y
    Gini y Crush (gaseosas)
    Bodega
    Santa Ana
    72,0 Santa
    Ana Selección
    Bodega
    M. Torino
    s/d Michel
    Torino
    Resero
    (2)
    106,6 Resero
    Villavicencio
    (2)
    41,0 Villavicencio
    (agua)
    Baesa 319,6 Pepsi
    y Seven Up (gaseosas), y Glaciar (agua)
    Total 759,2  
    (1)
    En millones de pesos.
    (2) Integran Alimentos y Bebidas Cartellone (ABC).
    Fuente: MERCADO, Las 1.000 que más venden.

    A la caza de los finitos

    Sin embargo, al analizar la oferta de Peñaflor, DLJ descubrió
    un bache: tenía buena cartera en vinos de mesa y finos de alto
    precio, pero su presencia era poco relevante en el segmento de los finitos,
    que representa 80% de la producción originada en cepas finas y es el
    que más rápidamente crece en los últimos años, a
    una tasa de 10% anual. “Decidimos integrar el negocio y adquirir bodegas que
    permitieran cubrir ese mercado”, expresa García.


    Para lograrlo, en los últimos días de junio Peñaflor y DLJ esperaban cerrar la adquisición de participaciones mayoritarias en Santa Ana (desde 1996 en manos de la chilena Santa Carolina) y Michel Torino, controlada por Rodolfo Lávaque. “Podremos alcanzar una participación de entre 30% y 32% en finitos“, estima García.

    Pese a que el directivo se niega a revelar las cifras en juego, en el mercado
    se señala que la inversión total en ambas operaciones rondaría
    los US$ 50 millones. Según García, si se suma la facturación
    de las tres empresas se llegaría a US$ 300 millones, la mitad de los
    cuales provendría de vinos finos. “Esas cifras convertirían a
    Peñaflor en la bodega más grande del mundo, a la par de la estadounidense
    Gallo”, recalca.

    La operación ofrece otros incentivos: “Tendría un enorme efecto
    sinérgico de ahorros y optimización”, asegura García. Ello
    permitiría mejorar la relación precio-calidad de la bodega, lo
    que, según el directivo, ayudará a ganar mercados externos. El
    año pasado, Peñaflor y Trapiche exportaron por cerca de US$ 30
    millones.

    Mucho más
    que un fondo

    Fundado
    en 1959, el grupo financiero Donaldson, Lufkin & Jenrette (DLJ) es
    mucho más que un fondo de inversiones. “Nos definimos fundamentalmente
    como un banco de inversión, con negocios tradicionales en finanzas
    corporativas, fusiones y adquisiciones; probablemente seamos el banco
    de inversión que más ha crecido en los últimos años
    en el mercado estadounidense”, señala el CEO local, Carlos García.

    DLJ reúne
    hoy uno de los mejores equipos de research de Wall Street. La mayoría
    accionaria del grupo está en manos de la compañía
    aseguradora The Equitable. Alrededor de 30% de sus papeles cotiza en la
    Bolsa de Nueva York. En los distintos segmentos en que actúa oscila
    entre el primero y el cuarto lugar de cada ranking, alternando
    las posiciones con los otros tres grandes bancos de inversión:
    Goldman Sachs, Merril Lynch y Morgan Stanley.

    A mediados
    de los ´90, DLJ decidió apurar la internacionalización de
    sus operaciones. Hoy maneja 14 oficinas en Estados Unidos y otras 11 en
    Europa, América latina y Asia, y emplea a 8.500 personas.

    Dentro
    de sus líneas de negocios se cuenta la de Merchant Banking, a través
    de la cual el grupo invierte capital propio y de terceros en empresas
    que, en la mayoría de los casos, no cotizan en bolsa. En 1992 comenzó
    a integrar el fondo DLJ Merchant Banking Partners I, de US$ 1.000 millones,
    que terminó de invertir en 1995.

    Ese año
    conformó un nuevo fondo ­el DLJ Merchant Banking Partners
    II­ por US$ 3.000 millones, para destinarlo a leveraged buyouts,
    o adquisiciones apalancadas. Luego integró otro, el DLJ Investment
    Partners, por US$ 1.300 millones, para financiar instrumentos financieros
    híbridos.

    Además,
    maneja el DLJ Real Estate Capital Partners, por US$ 650 millones, destinado
    a inversiones inmobiliarias; el Sprout, por US$ 850 millones, dirigido
    a inversiones en tecnología, y el DLJ Global Retail Partners, para
    financiar nuevos desarrollos en el comercio minorista, como comercio electrónico.
    “Alrededor de 25% del capital de esos fondos puede ser invertido en operaciones
    fuera de Estados Unidos y Canadá”, explica García.

    “No nos
    definimos como gente que compra empresas ­afirma el ejecutivo­;
    podemos ser socios minoritarios de una compañía que, por
    ejemplo, presenta problemas financieros, para ayudarla a reestructurar
    su situación de capital. Tenemos flexibilidad. Depende del management
    disponible en cada empresa y de que los socios que hayamos identificado
    sean buenos”.

    Dos golpes fuertes


    Los planes de DLJ no terminan allí: a fin de junio se definía la compra ­por alrededor de US$ 200 millones­ de la división de bebidas de ABC, la rama alimentaria del grupo Cartellone, por la que también habrían presentado ofertas la francesa Danone y la familia Bemberg. Eso no sólo le permitiría sumar una nueva marca líder en vinos de mesa (Resero) sino que, además, le otorgaría el control de Villavicencio, la top en el mercado de aguas minerales.


    “Una vez concretada la operación buscaremos algún tipo de conexión estratégica entre las acciones que manejemos en Resero y Villavicencio, y las de Peñaflor”, indica García. Si todas las operaciones terminan exitosamente, el grupo Peñaflor-DLJ pasará a controlar 10 bodegas.


    García niega que la intención del fondo sea controlar Peñaflor: “El enfoque ­jura­ es el de una asociación virtual, en la que cada decisión, incluso la de algún cambio proporcional en las tenencias accionarias, será tomada por consenso entre Peñaflor y DLJ. Los dos grupos trabajamos alineados, como un team“.


    Peñaflor se reparte con Danone las acciones de Aguas Minerales, la fabricante de Villa del Sur ­la principal competidora de Villavicencio­, Waikiki y San Francisco. Y Danone, tal como hizo con Bagley y Lácteos Longchamps, busca acceder al control absoluto del negocio. “Estoy seguro de que llegaremos a un acuerdo razonable”, dice García. En el mercado se cree que el traspaso se concretaría en breve.


    La última puntada en la construcción del principal grupo de bebidas del país llegaría con la oferta de adquisición de Baesa, la dueña local de la franquicia de Pepsi, por la que DLJ competirá con Quilmes, la brasileña Brahma y el fondo de inversiones Hicks, Muse, Tate & Furst.


    A fin de mayo cada uno hizo llegar su oferta a Merchant Bankers Asociados, que tiene el mandato de venta de los accionistas controlantes de Baesa (Pepsico y los bancos Citibank, BankBoston y Vereinsbank).


    García elude hablar de las negociaciones y sólo aclara que una división de DLJ ­la de Investment Banking, no la que él conduce­ fue la que, antes de la reestructuración del pasivo de la embotelladora, completada a fin del año pasado, compró las acreencias por US$ 100 millones que tenían los bancos Río y Galicia, a un valor nominal de 75%.


    En esta jugada, DLJ y Peñaflor van asociados a Compañía de Cervecerías Unidas (CCU), del holding chileno Luksic, que en Chile ya hace negocios junto a Baesa a través de Ecusa, la embotelladora transandina de Pepsico.

    García no habla de números, pero fuentes cercanas a la operación
    señalan que la oferta del grupo rondaría los US$ 220 millones.
    De resultar triunfador, la plataforma de distribución que reunirán
    Peñaflor y su socio estadounidense será la más grande del
    país.