Modelos para armar

    La llegada de empresas extranjeras por un lado, y las fusiones y

    adquisiciones, por el otro, fueron durante los últimos

    años el motor de la expansión de las firmas locales de

    equipamiento para oficinas. Sin embargo, la tendencia que las

    llevó a ampliar sus plantas y tomar nuevas representaciones es

    la misma que hoy está amenazando su posición:

    atraídas por una tasa de crecimiento superior a 15% anual, se

    instalaron compañías internacionales y la competencia

    se hizo feroz.

    A las recién llegadas les está costando entrar en un

    mercado defendido con uñas y dientes por las cuatro grandes

    firmas tradicionales del sector: Interieur Forma, Tecno Sudamericana,

    Buró y Colección, dueñas de 25% de un mercado

    que moviliza $ 250 millones anuales.

    Sin embargo, todo parece indicar que el grupo de las big four

    deberá ampliarse en los próximos años. Empresas

    como Open Office, representante de la estadounidense Haworth, con

    ventas por US$ 1.510 millones en el mundo, y la colombiana Carvajal,

    que factura US$ 1.000 millones en el mercado internacional,

    están abriéndose paso en lo que fue durante mucho

    tiempo un club cerrado.

    Esau, que ya tenía la licencia de Steelcase, la mayor firma

    de muebles de Estados Unidos (con ventas anuales de US$ 3.260

    millones), se benefició con los acuerdos que cerró a

    nivel global su representada. Las cuentas de dos bancos, el Citi y el

    Boston, calculadas en más de $ 10 millones por la competencia,

    fueron la envidia del sector.

    Arredamenti Italiani también está intentando pisar

    fuerte y firmas como Pivot y Dimaat, cuya cuna fueron los tabiques,

    se están consolidando como proveedores integrales.

    Además, la estadounidense Hon y la canadiense Kimbal estudian

    el mercado.

    Aunque, como sostiene Ignacio Zubía, presidente de Pivot,

    “es difícil que ingrese alguien más, porque

    prácticamente todos los fabricantes internacionales

    importantes ya tienen representantes en el país”.

    Las nuevas exigencias

    De la mano de las exigencias que impusieron las firmas del

    exterior, las características de la demanda en equipamiento

    para oficinas se están alineando con las tendencias

    internacionales. Los plazos de entrega se hicieron más

    estrictos, se empezaron a ofrecer garantías extendidas por los

    muebles y el servicio se convirtió en una variable que puede

    dejar a una empresa fuera de carrera, aunque la calidad de sus

    productos sea incuestionable.

    La proliferación de las oficinas abiertas, impulsadas por

    la construcción de nuevos edificios, contribuyó a la

    definitiva consagración de las work stations o estaciones de

    trabajo. La mayoría de los muebles tienen ruedas: todo debe

    ser reconfigurable, tanto por el auge de las labores en equipo como

    por las constantes reingenierías a las que se someten las

    empresas.

    Buenos augurios

    Los protagonistas del sector aseguran que este año no se

    cortará la actual buena racha. “En 1998, el mercado

    crecerá 15% con respecto al año pasado. Habrá

    mayor concentración y pelea por precios”, afirma Félix

    Falcone, gerente de ventas de Open Office.

    Con leves matices, las mismas proyecciones se escuchan en los

    cuarteles de la competencia. “La facturación del sector puede

    aumentar de 10% a 15%, pero sólo si se resuelven factores

    políticos, como la ley tributaria y la flexibilización

    laboral”, advierte Vicente Virdó, presidente de Arredamenti

    Italiani.

    En Interieur, las estimaciones apuntan en el mismo sentido. La

    empresa más grande del área facturó $ 23

    millones en 1997, lo que representó un crecimiento de 10% con

    respecto al año anterior, y espera incrementar sus ventas 15%

    este año, bajo el impulso de las exportaciones a Chile, Brasil

    y Uruguay. En estos dos últimos países están

    buscando representante.

    “Ya hicimos varias operaciones en el mercado brasileño

    debido a que allí los productos pueden llegar a ser hasta 20%

    más caros que los argentinos”, acota Alejandra Aczel,

    directora ejecutiva de la firma que exhibe las licencias de la

    norteamericana Knoll, las italianas Lamm (fuerte en sillas y sillones

    para auditorios) y Arflex (equipamiento para alta dirección) y

    la alemana Vitra.

    De las ventas de la empresa, 70% corresponde a work stations, y

    40% proviene del exterior, especialmente de Knoll, la estadounidense

    que cosecha ventas cercanas a los US$ 900 millones anuales.

    Entre otras líneas, la compañía

    presentó este año Gap, tabiques de piso a techo,

    vidriados y económicos; la silla Flu-X, especialmente

    diseñada por Emilio Ambasz para Interieur y los sistemas

    Currents, puestos de trabajo con pared técnica, y Lotus, para

    presidencia.

    Saltar las fronteras

    Tecno Sudamericana, que le pisa los talones a Interieur,

    vendió equipamientos por $ 22 millones en 1997 y estima saltar

    a $ 26 millones este año. La empresa representa en el

    país a las marcas Tecno Spa Milano y Marcatré, y

    formó un joint-venture con Zanotta.

    La idea de Tecno es producir localmente los sofás y

    sillones de la marca italiana en su planta de Lanús, en la que

    acaba de invertir $ 2 millones para duplicar la capacidad instalada.

    Mientras que la fabricación y la administración

    quedará en manos de los argentinos, la comercialización

    estará a cargo de los europeos. “Además, acabamos de

    extender al Mercosur el acuerdo que manteníamos con Giancarlo

    Piretti. Tecno ya posee distribuidores en San Pablo y Santiago de

    Chile y estamos buscando representantes para exportar a toda la

    región”, cuenta Carlos Kantt, presidente de la

    compañía.

    Además de expandirse a los países vecinos, las

    empresas están ampliando su base de clientes en la Argentina.

    Las nuevas sedes de las universidades y la privatización de

    los aeropuertos generaron oportunidades para los muebles denominados

    de colectividad. En esta carrera se anotó Tecno, que

    lanzó las sillas RS, diseñadas por J. M. Duthilleul. La

    firma también presentó este año la línea

    Compas de puestos de trabajo, diseñada por Crinion Associates.

    Renovarse para vivir

    Aunque Buró es la única de las big four que no

    cuenta con una licencia estadounidense, supo pelear el mercado de

    igual a igual con el resto de las firmas, aunque Julián Leiro

    Alonso, su director general, admite que “para las empresas

    norteamericanas no hay mejor proveedor que el norteamericano y eso

    nos pone en desventaja”.

    Hoy cuentan con la representación de la alemana Voko, la

    italiana Trau Press (sillas Assisa y Aurea) y Estel, una marca sumada

    este año y de la cual presentaron el sistema E-200 para work

    stations. Para disputar el mercado de tabiques, la empresa

    lanzó los Unit, 30% más económicos que los que

    venían ofreciendo.

    La compañía, que junto con su subsidiaria Contrat

    Rent tuvo ingresos por $ 14 millones el año pasado y aspira a

    sumar US$ 16 millones en 1998, encaró un proceso de

    reingeniería que le permitió bajar costos. “La mayor

    competencia obliga a tener reacciones más rápidas.

    Antes, los productos podían tener una vida de cinco a seis

    años, ahora hay que renovarlos cada doce meses”, comenta Leiro

    Alonso.

    De la mano de la licencia de la estadounidense Herman Miller, que

    factura US$ 1.720 millones, Colección ocupa el cuarto puesto.

    Sus ventas llegaron a $ 9 millones en 1997, lo que superó

    ampliamente las expectativas que tenían cuando abrieron, en

    agosto pasado, su nuevo local en la zona de Plaza Libertad, la

    vidriera del sector. Para este año, la firma planea elevar

    entre 20% y 25% sus ingresos.

    Antes de fin de año, Colección ofrecerá

    sillas de la dinamarquesa Fritz Hansen; la silla Magic, de Ross

    Lovegrove; la Reaction, de Herman Miller y las estaciones de trabajo

    Acrobat Suite y Vantage.

    Locales y visitantes

    A la hora de separar la hacienda, las cuatro firmas tradicionales

    destacan las ventajas de tener producción local, lo que

    permite ofrecer productos hasta 35% más baratos y acortar los

    plazos de entrega. En la vereda de enfrente, los importadores

    prefieren destacar la calidad de los productos.

    “Más de la mitad de lo que vendemos es nacional, por lo que

    podemos colocar los muebles a los 30 o 45 días de haber

    recibido la orden, una exigencia que los importadores no pueden

    cumplir. El equipamiento local es bueno y más

    económico. El importado es mejor, pero más caro, y

    tiene demoras en la entrega”, sentencia Jorge Ciaglia, presidente de

    Colección.

    En Open Office, que también representa a la española

    Figueras, defienden los productos que vienen del exterior. “Nosotros

    garantizamos que la calidad del producto se mantiene desde el primero

    hasta el último mueble que entregamos”, afirma Eduardo

    Piccinini, gerente territorial para la Argentina, Uruguay y Paraguay,

    de Haworth. Esta marca representa 80% de la facturación de

    Open Office, aunque el directivo prefiere no cuantificar las ventas

    de la empresa.

    Haworth está evaluando una inversión de US$ 20 a 25

    millones que se definirá este año para levantar una

    planta o cerrar un acuerdo de producción con una empresa en

    San Pablo, Brasil. Mientras tanto, su licenciatario argentino

    seguirá trayendo los productos de Estados Unidos.

    Este año presentarán las sillas Tas, con movimiento

    giratorio y hacia los costados; la espina técnica Causeway, un

    panel que permite colgar puestos de trabajo; y Datathing, un panel

    con un sistema de precableado para transmisión de datos.

    Esau está con un pie en cada bando. Por un lado, 70% de lo

    que la empresa comercializa corresponde a los productos de Steelcase

    y sus filiales de muebles Vecta, Bryton, Metro y Details y de telas

    Desgintex. También tiene Strafor, de Francia; las sillas y

    sillones Biplax, de España, que este año lanzará

    sus nuevas líneas Grado, Eva y Tiara; los accesorios Genexco;

    las alfombras Interface y los trader desks de Novalink, de

    Canadá. Sin embargo también produce líneas

    propias en Avellaneda.

    Aunque en la empresa eligen no dar a conocer la cifra de ventas,

    Ethel Mouro, gerenta de Esau, asegura que “el año pasado

    tuvimos un crecimiento de dos dígitos, en parte gracias a que

    contamos con dos locales al público”.

    Un lugar en el mundo

    Con varias cuentas importantes ganadas en los últimos

    tiempos, Arredamenti Italiani, un joint-venture cuya parte italiana

    está compuesta por accionistas de la firma de equipamientos

    FZ, ya se hizo un lugar en el mercado, del que controlan 10%,

    según sostiene Virdó.

    En su cartera de productos, la compañía ofrece la

    línea Boulevard, de la canadiense Global Contract y las

    italianas Lógica, Gaiotti y Alea, recientemente lanzada para

    el segmento de direccción.

    Virdó asegura que en lo que va del año el volumen de

    ventas de la compañía aumentó 25%, pero que el

    mercado está lejos de lo que fue el boom de 1994 y 1995. De

    todos modos, en la firma planean instalar en dos años una

    planta en Sudamérica.

    Otra de las empresas que viene pisando fuerte es Carvajal. La

    firma multinacional logró facturar $ 3 millones durante su

    primer año en la Argentina, instalando más de 350

    proyectos para 250 clientes, entre ellos, Multimedios América,

    Banco Morgan, Sistemaire-Ford, Philips, HBO Ole y Roland Berger.

    Además de sus líneas propias, Carvajal comercializa las

    de las italianas Faram y Cosmetal y las de las alemanas Sifa y

    Dauphin. Para este año, estiman elevar su facturación a

    $ 5 millones.

    “Estamos prácticamente en toda América Latina, pero

    lo que conseguimos en Argentina en un año no tiene

    antecedentes”, se entusiasma Iván Pineda, gerente general de

    Carvajal. “A mediano plazo, nuestro objetivo es instalar en la

    Argentina una fábrica de estructuras metálicas,

    productos que actualmente traemos de Italia y Alemania”, anticipa

    Pineda, cuya firma presentó este año las líneas

    FD 205, para niveles gerenciales, y la Rego, ambas de la Faram.

    Lo que se viene

    Con la mayoría de sus nuevos productos, las

    compañías del sector están apuntando las

    tendencias hacia sistemas versátiles. “Los clientes crecen,

    cambian el layout de sus oficinas y es necesario que los muebles se

    puedan agregar y desagregar”, explica Kantt, de Tecno. Su

    opinión es compartida por sus colegas. “Las estaciones de

    trabajo tienen que ser reconfigurables, para que la empresa no tenga

    que estar reinvirtiendo si una sola pieza sufre un deterioro”,

    explica Falcone.

    La incorporación de ruedas en cajoneras y archiveros apunta

    a que los integrantes de la oficina puedan modificar los espacios

    rápidamente. Además, se busca que el empleado tenga

    todo lo necesario a la mano y que los gabinetes sean fáciles

    de abrir y cerrar.

    Virdó coincide con sus pares: “Las tendencias están

    inclinándose hacia la utilización de los sistemas, la

    ergonometría, la flexibilidad de los elementos, la posibilidad

    de adaptar los muebles al cambio o a la reconfiguración

    rápida, espacios bien iluminados, melaminas ignífugas,

    bordes autoextinguibles y con tratamiento antideslumbrante”. Admite,

    sin embargo que el concepto de ergonometría está

    vapuleado. “Se lo toma como un atributo del producto, pero en

    realidad no está en la forma sino en el resultado.”

    Del status a la salud

    Piccinini admite que “en la Argentina todavía se manejan

    más criterios de status que funcionales. Es difícil que

    el cliente entienda por qué debe pagar cierto precio por una

    silla, ya que todavía no juegan, en el terreno local, los

    juicios por problemas de postura. Nosotros estamos

    acercándonos a las ART para que tengan en cuenta los aspectos

    ergonométricos”.

    Las empresas intentan inculcarle a sus clientes las ventajas que

    brindan los equipamientos que ayudan a preservar el confort y la

    salud del staff. “El mercado se está americanizando;

    así que ya llegará el momento en que en la Argentina se

    medirá el rendimiento de los muebles”, asegura Aczel. El

    ingreso de firmas extranjeras hizo también que sus rivales

    argentinas tuvieran que reeducarse. “Ahora se utiliza el space

    planning, el trabajo de planificación a partir de la planta

    libre”, acota Mouro.

    En cuanto al uso de los materiales, las compañías

    están eligiendo maderas claras y metales color aluminio. Los

    colores brillantes fueron desterrados de las oficinas. “Las tapas de

    los escritorios no pueden ser oscuras porque se crea un contraste no

    deseado con las computadoras e impresoras. Y los paneles no llegan

    hasta el piso para mejorar la circulación del aire y para

    bajar costos”, enumera Leiro.

    La oficina abierta desplazó a los tabiques altos. “Se

    están usando paneles más bajos, de 1,30, en lugar de

    los de 1,60 que se utilizaban anteriormente. También comienzan

    a aparecer salas de reuniones multiuso que se tratan de ubicar en el

    centro de la planta, para dejar mayor luminosidad a las work

    stations. En estos espacios se utilizan muebles con rodamiento, para

    que el mismo lugar pueda servir como sala de entrenamiento o

    comedor”, señala Mouro.

    Las jerarquías a la vista

    Aunque no hay desacuerdo acerca de las tendencias que se observan

    en el equipamiento para el plantel de empleados, cuando se habla de

    los puestos gerenciales, los voceros del sector sólo coinciden

    en afirmar que cada directivo elige los muebles que más le

    gustan.

    “En Estados Unidos, el manager es un empleado más, pero en

    la Argentina los directivos buscan la mesa de trabajo italiana, con

    más diseño. Mientras que la adquisición del

    resto del equipamiento la deciden entre el gerente de compras y el

    arquitecto encargado de la obra, en los puestos jerárquicos,

    el que sigue decidiendo es el dueño de la oficina, aunque si

    el ejecutivo es estadounidense, el estilo es más austero”,

    detalla Aczel.

    En los muebles de dirección se están utilizando

    chapas de madera natural. Según Virdó “la propuesta

    gira en torno de materiales exclusivos como raíz de madrona,

    cerezo o pera, combinados con laminados melamínicos y aceros.

    Los directivos buscan equipamientos imponentes si utilizan su

    despacho para recibir visitantes, o confortables si lo ocupan mucho

    tiempo”.

    En Natán, que también ofrece muebles para el hogar y

    telas, pero que aprovechó la veta en el equipamiento de las

    oficinas de los puestos jerárquicos, apuestan a los cristales,

    maderas, mármoles y entelados geométricos.

    “Los directivos siguen demandando diferenciación e

    intimidad. Las líneas contemporáneas se basan en una

    pureza de objetos, espacios limpios y sencillos, sin muchos cuadros”,

    diagnostica Poli Churba, gerente de la firma que cuenta con

    más de 70 proveedores de todo el mundo. “Preferimos manejarnos

    con una mayor oferta, aunque también contamos con licencias

    nuevas, como las de la italiana Origlia y la alemana Ronald Schmidt y

    continuamos trabajando con Frezza, Uffix y Prestige.”

    Negocios con vista al jardín

    Además de muebles para alta dirección, Natán

    aprovechó el auge de las inversiones hoteleras para

    desarrollar su división de Hospitality Design. “Tenemos

    más de cien modelos de sillas para bares, restaurantes y

    lobbies de hotel”, detalla Churba. También están

    atacando el concepto de oficina en el hogar, un segmento en el que

    suelen utilizarse elementos de alta dirección. “Esta

    área está creciendo. La gente que se fue a vivir a la

    zona norte quiere crear un lugar cálido, con escritorios

    más chicos, pero con diseño.”

    En el nicho de home-office pisa fuerte Arquimadera, que

    también se dedica a interiores de placards y muebles para la

    vivienda, exhibidos en sus locales de Paseo Alcorta y Buenos Aires

    Design. La empresa incorporó este año las licencias de

    las sillas italianas Ferfor y los productos de diseño de la

    catalana B. D. a las de Cassina, Magis y Casamanía. La

    línea Festival de esta última firma tiene equipamientos

    especiales para la oficina en el hogar, algunos de los cuales

    Arquimadera ensambla localmente. “En el primer semestre del

    año, nuestra área de home-office creció 50%”,

    comenta Víctor Elena, director de la compañía.

    De las ventas por $ 5 millones que la empresa espera para 1998, la

    mitad provendrán de Arquimadera Casa, la unidad de negocios

    que engloba la oferta para los que decidieron salir del centro y

    manejar los negocios con vista al jardín. El empuje de este

    rubro, junto con las otras divisiones, llevó a la empresa a

    nombrar a ocho distribuidores en el interior y otorgará una

    franquicia en Lomas de Zamora. También tiene distribuidor en

    San Pablo y, a partir de este año, otro en Uruguay.

    Salir del nicho

    A diferencia de Natán y Arquimadera, que se inclinaron por

    la especialización para hacer frente a un rubro cada vez

    más competitivo, otras empresas siguieron el camino inverso.

    Dimaat y Pivot, nacidas de la provisión de tabiques y paneles,

    abrieron el juego y comenzaron a ofrecer equipamiento para estaciones

    de trabajo.

    El mercado de tabiques está cada vez más peleado.

    Las empresas de muebles lanzaron modelos más económicos

    y modernos para intentar robarle participación a estas dos

    firmas, que salieron a buscar la revancha.

    Pivot facturó $ 6 millones en 1997 y, pese a que cada vez

    tiene más rivales, crecerá 10% este año.

    Más de la mitad de sus ventas proviene de tabiques del piso al

    techo, para oficinas cerradas. En este segmento, la empresa hizo

    escuela con sus modelos de superficie continua Bois. Esta

    línea, que tiende a asemejarse a una pared, reemplazó a

    los tabiques configurados a partir de una estructura que luego era

    llenada con distintos materiales. “Aunque la tendencia es a que cada

    vez haya menos límites cerrados en una oficina, los tabiques

    del piso al techo no se extinguirán”, afirma confiado

    Zubía, presidente de la firma.

    Por las dudas, Pivot no deja de lado los paneles más bajos,

    que son complementados con la representación de las estaciones

    de trabajo españolas Ofita y la línea italiana Unifor.

    También tiene la licencia de Movinord, especializada en

    tabiques.

    “Estamos analizando fabricar localmente alguno de estos

    productos”, cuenta el directivo. Este proyecto podría incluir

    el montaje de muebles, con lo cual se lanzarían de lleno a

    invadir el mercado de las big four.

    Dimaat, también especializada en tabiques, lanzó

    este año cuatro nuevas líneas, de desarrollo y

    producción propios, que ayudarán a lograr este

    año un incremento de entre 15% y 20% en sus ventas. “Estamos

    ofreciendo desde sistemas sofisticados con doble vidriado y mandos

    eléctricos hasta productos económicos, pero que

    mantienen el diseño”, enfatiza Diego Benbassat, director de la

    empresa.

    La compañía, que además se dedica a la

    construcción de edificios de oficinas para renta,

    encontró el filón de las operaciones de arquitectura

    interior llave en mano. “Es más común ahora ver a

    empresas de un rubro comenzar a tomar otras áreas del

    equipamiento, como la iluminación o las alfombras. Nosotros ya

    hicimos varias obras integrales”, explica Benbassat.

    Como su competidor Pivot, Dimaat incursionó en las

    estaciones de trabajo y en desarrollos especiales de acuerdo con los

    requerimientos estéticos y técnicos de los clientes.

    “Muchas firmas quieren personalizar las obras, que haya toques

    distintivos en los cuales se aprecie el espíritu de la

    compañía. El mercado cada vez pide más

    diseño.”

    Cuestión de identidad

    La tendencia que marca Benbassat se inscribe en la mayor

    preocupación de las empresas por su identidad corporativa. La

    imagen de una compañía, aseguran los expertos, es el

    resultado de una conjunción de elementos entre los cuales cada

    vez juega un mayor papel la configuración de las oficinas. Sin

    embargo, las multinacionales ya no intentan trasladar en forma

    automática los manuales de diseño que aplican en sus

    casas matrices.

    “Volvo tenía una concepción de equipamiento

    proveniente de Suecia pero llegamos a la conclusión de que no

    iba a tener impacto en el consumidor argentino. Los muebles eran muy

    cuadrados, con volúmenes que no coincidían con la

    tendencia que se observa entre las firmas locales”, cuenta Roberto Lo

    Presti, presidente de Teqsa, una empresa que sólo fabrica a

    pedido, en su planta de Isidro Casanova, muebles de alta complejidad.

    El objetivo de la compañía es adaptar los muebles a

    los usuarios, dándole identidad a los diseños ya que,

    como afirma Lo Presti, el equipamiento, especialmente el utilizado en

    la recepción de una compañía, es como el

    packaging de un producto: debe resultar atractivo para el mercado al

    que se dirige. Lo que se muestra en el primer ambiente de una oficina

    es lo que la firma desea transmitir. La sobriedad o la

    tecnología también pueden ser conceptos que surjan de

    un escritorio.

    Con esta idea, Teqsa quiere separarse de los proveedores

    tradicionales. Una de sus cartas de presentación es no

    condicionar el uso de los materiales, por eso en sus trabajos

    están presentes desde los conocidos -como cristales y

    mármoles- hasta los más sofisticados, como cuero

    patinado. Del taller salen muebles curvos o cónicos, y

    herrajes y soportes de fabricación propia. Para la automotriz

    sueca, por ejemplo, utilizaron como soportes autopartes modificadas.

    Aunque sus muebles tienen mucha mano de obra, Lo Presti deja en

    claro que eso no es una desventaja frente a sus rivales que

    comercializan productos de serie. “Cumplimos con los plazos de

    entrega que, en algunos casos, pueden limitarse a 20 días y no

    tenemos problemas en cuanto a competitividad de precios. Hoy, las

    empresas están ajustando sus presupuestos y, junto con el

    diseño y la economía, también quieren

    funcionalidad.”

    El posicionamiento de la empresa parece haberle dado resultado. Lo Presti no
    revela la facturación de su compañía pero sostiene que
    en el primer semestre del año aumentó 30%. Consultores, intermediarios,
    integradores

    El crecimiento de un sector siempre genera nuevas demandas. A

    veces, las empresas que ya están en el mercado saben adaptarse

    para satisfacerlas. En otras ocasiones, son las nuevas

    compañías las que silenciosamente van llenando los

    huecos que quedan sin cubrir. En el negocio de equipamientos para

    empresa se están observando las dos tendencias.

    Design Management Group se creó hace dos años. Sus

    fundadores venían de trabajar en Estados Unidos en estudios de

    arquitectura interior y como project managers a cargo de la

    instalación de oficinas.

    Su trabajo es la intermediación entre el director de

    proyecto de empresas multinacionales, el arquitecto local (si se

    contrata uno) y los proveedores, con el objeto de traducir el

    espíritu de los manuales de procedimientos de la firma

    extranjera, al ambiente doméstico.

    La compañía realiza estudios previos sobre la

    ubicación de las oficinas, programa la superficie que

    necesitará el cliente sobre la base de sus empleados actuales

    y futuros, y determina cuáles son sus requerimientos.

    “Primero se evalúan las necesidades y después el

    diseño, que en realidad se da por hecho. Los controles que

    hace la firma extranjera son muy estrictos: con ellos, el

    diálogo es técnico y no hay lugar para la adivinanza

    porque los proyectos son racionales”, afirma Valeria Janover, la

    argentina que creó DMG junto con su socio, el ítalo

    norteamericano Guido Conegliano.

    Sin embargo no todo pasa por dejar contenta a la casa matriz.

    “Muchas empresas estadounidenses quieren decidir desde Nueva York

    qué tornillo ponen en la Argentina. Pero a los sudamericanos

    no les gusta que los controlen. Para eso estamos nosotros, para

    lograr un equilibrio”, agrega Conegliano, cuya empresa, con base en

    Buenos Aires, tiene asociados en Brasil, Chile, Colombia,

    Perú, Uruguay y Venezuela.

    Todo en uno

    También nacida para aprovechar un nicho de mercado,

    Contract Rent se encarga de proveer integralmente el equipamiento de

    las empresas. Con dos años de vida, en 1997 la firma (en la

    que Buró controla 50% del capital) logró facturar $ 4

    millones.

    Aunque en algunos puntos su negocio se toca con el de DMG, el

    fuerte de la empresa es la centralización en el abastecimiento

    de productos, una tarea que no siempre realiza el estudio de

    arquitectura. “La idea fue darle la posibilidad a una empresa de

    contratar a un solo proveedor y recibir la oficina lista para

    funcionar”, explica Víctor Feingold, director y dueño

    de la otra mitad de Contract Rent.

    “A veces, el cliente tiene necesidades planteadas por escrito”,

    relata Feingold. “Sin embargo, es sorprendente ver que hasta a las

    compañías internacionales les resulta difícil

    lograr que el aspecto físico de las instalaciones sea

    coherente con su imagen corporativa.”

    Contract Rent comenzó con una especialización en el

    equipamiento pero recientemente incorporó el área de

    soluciones tecnológicas, con lo cual la empresa ahora abarca

    desde la decoración hasta las redes de computación.

    Feingold asegura que “con un único responsable, los clientes

    resuelven todo. Es más: armamos un esquema de leasing y damos

    garantía y servicio de posventa para completar trabajos

    adicionales”.

    La vidriera en un catálogo

    Las empresas proveedoras de muebles suelen envidiar a la que tiene

    el show room más grande o mejor ubicado. Pero existe una

    compañía que facturará este año $ 11

    millones y cuya única vidriera es un catálogo.

    Office Net se creó en 1997 como proveedora y distribuidora

    integral de insumos para oficina -desde lápices

    resaltadores hasta papel de fax- pero con los meses sus

    clientes empezaron a demandarle muebles y equipos de

    informática (desde impresoras, hasta computadoras y scanners).

    Por eso, en el segundo catálogo, que acaba de lanzar, ON se

    animó a incorporar una mayor oferta de equipamientos. “Nuestra

    intención no es trabajar con muebles a medida, sino con un

    portafolio económico, de calidad y estandarizado, que es la

    base de la venta por catálogo. El cliente tiene varias

    opciones de un mismo modelo. Una vez que elige el producto, se

    comunica con ON telefónicamente, por fax o por Internet y a

    las 24 horas está el mueble armado en su empresa, sin pagar

    ningún anticipo”, explica Andy Freire, director de la firma

    que, en el último año y medio, invirtió $ 6

    millones y cuenta con una flota exclusiva de nueve vehículos

    para entregar sus pedidos.

    Actualmente, 15% de las ventas mensuales de $ 900.000 proviene de

    máquinas para oficina, otro 10% corresponde al rubro de los

    muebles y el resto, artículos de librería.

    Pero esperan que las proporciones cambien en el curso de este

    año, y que 40% de la facturación se origine en equipos

    informáticos y de telecomunicaciones, 25% en sillas,

    escritorios, cajoneras y archivos, y que el resto siga siendo

    aportado por los insumos.

    Para incrementar las ventas en equipamientos, la

    compañía cerró acuerdos con las fábricas

    de muebles Rossi, Alegría, Britan y Archivos Activos, entre

    otras. La demanda de máquinas la cubren con productos Xerox,

    Hewlett-Packard, Epson, Compaq, Panasonic y Brother.

    Freire aclara que su target más fuerte se encuentra entre

    las empresas chicas y medianas: “No vamos a equipar salas de

    reunión, pero sí estamos vendiendo muchas sillas.

    Podemos cubrir 70% de las necesidades de muebles de una empresa”.