Sobre fines de noviembre, a pocos días de asumir la responsabilidad económica en el gabinete del flamante presidente electo, Raúl Alfonsín, Bernardo Grinspun se sinceraba frente a MERCADO: “Tenemos que asumir una realidad difícil y va a haber que hacer sacrificios; los problemas no se van a
solucionar de la noche a la mañana. Pero el programa económico será de estricto cumplimiento en cuanto a metas y objetivos”.
“Estamos viviendo -decía- una carrera desenfrenada de precios y tarifas, salarios, tasas de interés, dólar. Vamos a tomar las medidas necesarias para ir reduciendo el ritmo de estos aumentos. Eso resuelve los problemas conyunturales, pero no los fundamentales del país. Los problemas esenciales
requieren otro tratamiento. La solución va a demandar un lapso prolongado, y la corrección no la van a dar las fuerzas espontáneas del mercado como sugieren algunos. Nuestro método, por el contrario, es la programación económica, y el instrumento, un plan nacional de desarrollo.
Pensamos que hacia mitad del año que viene tendremos el primer borrador, que será público y se debatirá, para de esta manera concretarlo hacia el final de 1984.”… “La meta fundamental es establecer el equilibrio de las variables macroeconómicas, aumentar paulatina y sostenidamente la productividad global y corregir la distribución de los ingresos y la asignación de los recursos”.
“La clave es reducir el volumen del gasto público y mejorar la recaudación y la estructura del sistema impositivo para disminuir el déficit. De esta manera el impacto monetario que va a haber por vía del financiamiento del déficit se reduce, con lo que habrá más recursos disponibles para el financiamiento del sector privado.”
“Pensamos reducir los gastos en defensa. Al mismo tiempo sabemos que tenemos nuevos compromisos, como el Plan Alimentario Nacional (PAN), los refuerzos de las partidas para salud y educación.”
“Un ministro de Economía o un presidente del Banco Central que habla del tipo de cambio no tiene las condiciones necesarias para desempeñar la función, porque despierta expectativas que pueden
tirar abajo cualquier buen propósito que tenga el funcionario.” … “Las tasas de interés van a ser negativas, con las preferenciales que hagan falta para las actividades que el Estado determine.”
PREOCUPACIONES.
Poco antes del acto electoral de ese año, en uno de los Cuadernos de MERCADO, el todavía técnico independiente Domingo Cavallo exponía su visión de lo que debería plantear la gestión por venir.
Con respecto a la distribución del ingreso y las necesidades más urgentes de los sectores de menores recursos, sostenía que “será necesario satisfacerlas a través de instrumentos fiscales, tanto por el lado de la política impositiva como por el del gasto público, incluyendo partidas para subsidios si es necesario. Por ejemplo, para ingredientes clave de la canasta familiar”.
Más adelante, afirmaba que “toda la gente que debería estar ocupada en actividades directamente productivas, como la industria manufacturera, el sector agropecuario, el minero, no lo están, y es ahí donde tiene que haber una reestructuración de las inversiones.”… “Habría que reemplazar los impuestos a las exportaciones y a la producción por impuestos que graven a las tierras libres de mejoras, porque considero que no hay que gravar el capital renovable, que significa mejoramiento en la utilización de la tierra y que promueve la adopción de nueva tecnología del sector agropecuario, sino eliminar esos impuestos. Lo mismo ocurre en materia industrial. Considero que debería
reducirse el Impuesto al Valor Agregado en cuanto a su alícuota, y encontrar formas, que desde luego existen, de reducir la evasión de ese impuesto.”
“En relación con el tema de la deuda externa, creo que la Argentina necesariamente va a tener que generar un superávit comercial importante en los próximos años. Añadiría que una meta factible y saludable podría ser, inicialmente, lograr un superávit de US$ 2.500 millones anuales, y que vaya
aumentando a razón de 500 millones por año.”
“No hay duda de que se han acumulado, además de desajustes económicos importantes, situaciones de injusticia social muy graves en los últimos años. El próximo gobierno va a tener que superar esta realidad… Considero que no tiene que existir temor a la palabra subsidio dentro del presupuesto, sobre todo si están orientados a resolver esos problemas extremos.”
