En 1976 el conde Claudio Zichytissen fundó una empresa: Líneas Aéreas Privadas Argentinas. Nueve años después, cansado de los avatares del negocio aerocomercial, aceptó el trueque que le proponía Gustavo Deutsch: a cambio de un pequeño avión ejecutivo, le entregaba un campo y la titularidad de
LAPA, “porque ya no quería saber más de la empresa”.
Quien cuenta ahora la historia es el mismo Gustavo Deutsch, desde entonces único titular de LAPA. A diferencia de su antecesor, lejos de agotar su interés por el negocio, aspira a que la empresa llegue al año 2000 “con el perfil que tenía Austral en los tiempos en que competía con Aerolíneas, operando
30% del mercado y ofreciendo cada vez mejor servicio y buenas tarifas”.
Por ahora, la empresa vende entre 17 y 20% de las plazas a las que llega desde Buenos Aires con vuelos regulares: Bariloche, Córdoba, Mendoza e Iguazú. Deutsch se queja del acotado mapa de rutas de LAPA y señala: “Hace dos años el ministro Cavallo en persona nos prometió autorizar un itinerario
más amplio, a cambio de que ofreciéramos aviones y tarifas más económicas. Lo hicimos. Pero todavía no tenemos novedades, ni siquiera en destinos como Montevideo u otros en los que operamos provisoriamente con certificados de charter”.
El patrimonio neto de la empresa ronda en los $ 4 millones, “pero lo que realmente importa es la flota de aviones”, según Deutsch. “Tenemos tres naves propias: dos Saab 340 y un Boeing 737. Hay otro 737 en leasing con opción de compra”.
Con respecto al tradicional dilema del sector: comprar o alquilar aviones, Deutsch afirma: “En algunos casos conviene más alquilarlos. Depende de las condiciones específicas del proveedor. Hoy en día son una buena inversión, están a un precio muy razonable, debido a la gran recesión del mercado”.
UN SOLO PRECIO.
En un aspecto, al menos, LAPA se aparta de los caminos transitados por la mayoría de las líneas aéreas: en todos sus vuelos hay una sola clase de pasajes. “Es un precio único. Sólo existe una promoción con descuento para menores en la ruta de Bariloche”, señala Deutsch. “A medida que simplificamos los trámites administrativos, disminuyen los costos internos y podemos establecer tarifas 40% más bajas que las del resto del mercado”.
“Para competir cuentan los costos generales; por eso nuestra organización es lo más pequeña posible dentro de lo que permite una buena atención al pasajero. En la empresa trabajan 130 personas, entre personal de tráfico, mantenimiento, tripulación, ventas y administrativos.”
El cuidado de las condiciones de seguridad de los aviones es, sin embargo, un área en la que no se ahorran costos ni esfuerzos: “Desde el mantenimiento técnico, a través de la implementación de uno de los programas más exigentes para aviones de este tipo, originariamente utilizado por British Airways, hasta el entrenamiento de los pilotos en United Airlines y otras compañías internacionales”.
A través de LAPA Jet, la empresa vende paquetes turísticos y excursiones, que bajo la forma de charter llegan a diferentes puntos del país. “Fuimos a Chapelco, cubrimos 60% de los vuelos a Las Leñas y a Malargüe. También iremos al noroeste de Brasil y al Caribe, con aviones 757.” Todo esto se
comercializa a través de agencias de viajes, un local propio y representantes en el interior del país.
Cuando Deutsch se hizo cargo de la empresa, “se trabajaba con los aviones a la intemperie, y los días de lluvia los mecánicos tenían que usar paraguas”. El tiempo pasó y ahora LAPA sirve champagne en todos sus vuelos. “Atendemos con cariño a nuestros clientes”, se enorgullece Deutsch, “lo cual nos permite atravesar por un buen momento, con más del 60% de las plazas vendidas”.