Con el desmantelamiento de muchos de los sistemas regulatorios, se desintegraron monopolios de correos y telecomunicaciones que durante décadas habían abusado de la ausencia de competencia descuidando a sus clientes e ignorando la noción de calidad de servicio. Puesto que casi todos los
países tenían sistemas parecidos, cada ente o empresa reinaba en el suyo y ninguna era un peligro para las demás.
Pero al comienzo de los años ´80 tres poderosas fuerzas se unieron para desbaratar esta cómoda situación: privatización, liberalización y globalización.
Comenzó Estados Unidos con la desarticulación del complejo Bell en seis empresas diferentes; en Europa le siguió Gran Bretaña, y en el Lejano Oriente, Japón. Los tres comenzaron a adoptar políticas destinadas a fomentar la competencia. A partir de entonces, muchos otros países tomaron la misma
senda, incluso en América latina (la Argentina es uno de los casos más notorios). Este proceso está en pleno desarrollo.
Al desaparecer -o, en algunos casos, reducirse- los privilegios del monopolio, muchos de los grupos de telecomunicaciones privatizados comenzaron a expandirse internacionalmente. Comenzaron las adquisiciones, las alianzas estratégicas y la participación en consorcios para optar a licitaciones
internacionales.
British Telecom (BT, el grupo británico) aspira a convertirse en el primer grupo de telecomunicaciones del mundo. En los próximos 10 años proyecta invertir US$ 750 millones en una infraestructura de redes internacionales. El proyecto de inversión, denominado Cyclone, comenzó en 1992 con la instalación de cuatro grandes centros de transmisión y recepción en Nueva York, Frankfurt, Londres y Sydney.
Además, BT ha instalado ya una subsidiaria en Estados Unidos llamada Syncordia, cuyo objetivo es brindar servicios de muy refinada tecnología a las empresas multinacionales. Syncordia, instalada en Atlanta, Georgia, es producto de una sociedad entre BT, Deutsche Telekom y Nippon Telegraph and
Telephone.
Pero los planes de expansión no funcionaron como estaba previsto y Deutsche Telekom se abrió para formar, en sociedad con France Telecom, una empresa rival llamada Eunetcom.
Por su parte, France Telecom tomó participaciones en la empresa telefónica de México (5%) y en Telecom de Argentina, además de otros emprendimientos europeos. Telefónica, la compañía española, además de alguna incursión en la antigua Europa Oriental, refuerza su presencia en su ámbito natural de expansión: América latina.
AT&T, el gigante estadounidense, ha replicado a los europeos con la adquisición de McCaw Cellular Communications, que le permite ingresar a lo grande en el campo de la telefonía celular.
Estos movimientos ponen de manifiesto la revolución que se está operando en el seno de la industria mientras el mercado se expande a razón de 10-15% anual. El tráfico telefónico internacional creció 13% en 1991, y seis veces más con respecto a la década del ´80, según el International Institute of Communications, de Londres.
FLAMANTE MATRIMONIO.
Aunque hace tiempo que se habla de la convergencia de los sectores computación y telecomunicaciones, el proceso ha sido hasta ahora lento y complicado, no sólo por razones técnicas sino también culturales. Pero ahora es posible decir por fin que las dos tecnologías más poderosas de la actualidad están a punto de combinarse.
En el corazón de la informática están la computación y la comunicación digital. Las computadoras pueden desarrollar todas sus posibilidades sólo cuando están conectadas en redes y la información se telecomunica de una a otra terminal; por su parte, los nuevos sistemas de telecomunicación utilizan tecnología digital, que es infinitamente más flexible y poderosa que las tecnologías análogas.
Estas dos tecnologías juntas serán el motor que permita a las compañías lograr economías de escala eliminando las barreras de tiempo y espacio.
Pero ambas tienen historias y orígenes separados. Las telecomunicaciones nacieron el siglo pasado, con el telégrafo y luego el teléfono. Crecieron en medio de una tradición de regulación, de poder monopólico y con la obligación de mantener y proteger la red a su cargo.
La industria de la computación surgió en los años ´50 a partir de la investigación y el cálculo científico. Se instaló en los equipos que utilizaban las oficinas, y luego los transformó en forma espectacular.
Las empresas de uno y otro sector, más que aliadas, siempre fueron vistas como rivales. En los años ´80, AT&T e IBM estuvieron a punto de ir a la guerra cuando AT&T instaló una división computación e IBM compró Rolm, un fabricante de equipos de telecomunicaciones. No hubo guerra. Ambas
perdieron mucho dinero con sus aventuras de expansión porque, según algunos expertos, todavía no era el momento pues los países no habían adoptado aún los sistemas digitales.
Algunas novedades permiten suponer que no está lejos la convergencia total de las dos tecnologías:
1) Las autoridades nacionales de telecomunicaciones presionan para desregular y liberalizar sus servicios. Estados Unidos ya es el mercado de telecomunicaciones más desregulado del mundo; en Europa, Gran Bretaña va primera, mientras la Comisión Europea insta a las demás naciones a acelerar
sus respectivos procesos. La liberalización del comercio y de los sistemas regulatorios, se dice, es la clave de la nueva era de la informática.
2) Como consecuencia directa del creciente poder de los chips de microprocesadores y de la caída en el costo de la computación, es más económico distribuir datos por red. Los datos parten de sistemas poderosos (servidores) y se distribuyen a través de la red a numerosas computadoras personales a través de una red de computadoras personales (clientes).
Pero estos diseños cliente/servidor no son para todos. Muchos tienen dificultades para tender y controlar las redes, temen perder control de los datos o perder seguridad, y se preocupan por las imperfecciones de las PC´s.
3) Hay un mercado para las telecomunicaciones móviles, transmitidas por ondas de radio que crece en forma explosiva. Los proveedores se están preparando para lanzar voz digital y servicios digitalizados de datos. El uso de la tecnología digital en esas redes hará posibles nuevos y más elaborados servicios, a la vez que mejoran el aprovechamiento de las frecuencias.
Además están creciendo los sistemas multimedios, en los que convergen sonido, datos, imagen estática y video. Para muchos observadores, los multimedios surgirán como la tecnología masiva dominante del siglo XXI.
El crecimiento de las redes digitales está alterando el equilibrio de poder dentro del sector. Las compañías de telecomunicaciones, en especial, muestran un renovado interés en las empresas de computación. Pero esta vez se interesan por las firmas de servicios.
Una de las novedades más interesantes de los últimos tiempos fue la aparición de los i, aparatos de mano que combinan las funciones de teléfono, fax y computadora. Las pioneras en este nuevo desarrollo son AT&T (Estados Unidos), Matsushita/Marubeni (Japón) y Olivetti (Italia). Con los comunicadores personales, también llamados “asistentes digitales personales”, las personas tienen acceso a cantidades de información virtualmente ilimitadas.
BARRERAS CONTRA EL CRECIMIENTO.
Si no se ponen obstáculos en el camino que recorren la computación y las telecomunicaciones, en menos de treinta años el mundo va a ser un lugar muy diferente. El servicio postal tradicional, con todas sus variantes, será irreconocible cuando la gente decida que prefiere mandar cartas y documentos por correo electrónico.
Cualquier visión futurista no está muy lejos de la realidad. Lo único que se necesita para hacerla posible es la convergencia de los sectores computación y telecomunicaciones para formar lo que será la industria de los multimedios. Las innovaciones que introduzca esta nueva megaindustria afectarán nuestra vida privada con tanta intensidad como en su momento lo hicieron el teléfono y la
computadora.
La convergencia de computación y telecomunicaciones ya produjo innovaciones muy usadas por la comunidad empresarial. Entre ellas, el correo electrónico, la videoconferencia y los servicios de acceso a los bancos de datos. Pero esto no es más que el comienzo de la revolución.
No está lejos el momento en que una red digital de televisión por cable sea además interactiva, o sea que podrá establecer un diálogo con los usuarios. Silicon Graphics y Time Warner Cable han acordado trabajar juntas en esa dirección.
Intel y Microsoft han definido nuevos estándares para facilitar la comunicación por modem e incorporarla al mercado masivo.
Con el tiempo, los cambios serán todavía más profundos. Dentro de 30 años, un hogar normal podrá estar equipado con un aparatito no más grande que el control remoto de un televisor con el cual se podrán realizar operaciones de computación, fax, correo electrónico, conexiones de datos y entretenimientos de todo tipo.
Lo que está haciendo posible esta revolución es la convergencia de muchas tecnologías nuevas. Los cables de fibras ópticas pueden transportar 100 veces más información que las viejas líneas coaxiles.
La tecnología de compresión digital permite meter gran cantidad de información en señales diminutas, que viajan con facilidad por los cables telefónicos.
Si a esto se agrega la miniaturización de los productos al consumidor, el advenimiento de la comunicación inalámbrica, el perfeccionamiento de los programas de computación y los microprocesadores cada vez más complejos, las posibilidades son ilimitadas.
La tecnología se mueve con tanta rapidez que los microprocesadores, por ejemplo, duplican su capacidad cada 12 o 18 meses. En unos años, los chips del control remoto de un televisor serán más poderosos que los de una PC actual.
Las tecnologías complejas como la videoconferencia y la comunicación inalámbrica, aunque se están popularizando entre los ejecutivos empresariales, siguen siendo un misterio para la mayoría de la gente. Para dar el salto hacia el mercado masivo, esas tecnologías tendrán que hacerse más
económicas. Otro de los obstáculos que los grupos multimedios tendrán que sortear es la cantidad de regulaciones diferentes que rigen para las telecomunicaciones en diferentes partes del mundo. Y sin embargo, advierten algunos, un exceso de desregulación tampoco será bueno. Hoy, la conclusión
es que, si desde el comienzo se hubiera decidido estandarizar las comunicaciones por modem, el mercado habría crecido a mayor velocidad.
“Conversar con el televisor” es la meta última a la que apuntan los sistemas interactivos de cable que están apareciendo. Con la cantidad de información que ingresará dentro de una señal, el número de canales que se podrá ofrecer a un suscriptor de cable saltará de 54 a 500 en los próximos años.
Una vez que se ponga en funcionamiento el sistema de cable interactivo todos los servicios se harán mucho más complejos y completos. Los videojuegos, por ejemplo, tendrán dibujos tridimensionales y total libertad de movimiento. Los servicios de compra desde el hogar podrán llegar a incluir la compra de pasajes de avión y hasta de planes de inversión.
EL NUEVO ESCENARIO.
– Masivas Inversiones y Multiplicidad de Oferta –
Las telecomunicaciones se han transformado en estratégicas. Son el eje del cambio y la reconversión.
El futuro inmediato del progreso planetario tiene una base fundamental en este sector tecnológico cuyos avances y posibilidades rompen varios límites, entre otros el reservado a la imaginación.
Un dato: en dos o tres décadas, con un aparato del tamaño del control remoto del televisor, se podrá hablar, transmitir documentos, datos e imágenes, hacer las operaciones bancarias y muchas cosas más, hasta las compras en el supermercado.
Las telecomunicaciones tienen, de un tiempo a esta parte, un socio inteligente: la informática. Los instrumentos más elementales, el aparato o la central telefónica, por ejemplo, se transforman en vehículo o transporte de voz, documentos, imágenes y datos de la más diversa índole. La asociación
de telecomunicaciones e informática viene cambiando hábitos, procedimientos y sistemas. E incide tanto en lo económico como en lo cultural.
En los últimos tres lustros, los progresos en el campo de las telecomunicaciones, a nivel mundial, fueron vitales, en cuanto a aplicación de nuevos materiales, tecnologías y descubrimientos diversos.
La tecnología que se ofrece es cada vez más completa y eficiente, su manejo se simplifica y su costo es más accesible. Esto lleva a una rápida obsolescencia de los equipos y por lo tanto hay que reinvertir para seguir actualizado.
El fax se difundió masivamente hace poco más de un lustro. El uso del aparato se transforma ahora, por obra de una plaqueta que, incorporada a la computadora y modem mediante, permite recibir o enviar textos directamente. El correo electrónico tiene varias ventajas: se programa la computadora y
se envía la correspondencia o los documentos a la hora en que las comunicaciones son más económicas y las líneas no sufren congestionamiento. No se descarta que el aparato empequeñezca y se convierta en un nuevo artefacto del hogar.
Para los argentinos, la telefonía celular apareció recién hace cuatro años. Entonces había que cargar con un aparato del volumen de un par de cajas de zapatos. Pronto dejó paso a los cada vez más pequeños, más completos, más compatibles y más polifuncionales aparatitos para “la cartera de la dama y el bolsillo del caballero”. Y seguirán menguando de tamaño, serán más inteligentes y cada vez más baratos.
El ejemplo de los teléfonos celulares es buena demostración de lo inútil de algunas predicciones.
Cuando aparecieron en Estados Unidos, en 1985, se calculó que para el año 2000 habría 1.000.000 de aparatos. Grueso error de cálculo: a mediados de 1993 existen más de 5.000.000, y el mercado sigue creciendo. En la Argentina, la segunda de las empresas en acceder al mercado (Mini phone) estimó
que, en su primer año, 1993, colocaría unos 10.000 teléfonos; otro chasco, en la mitad del período -según la firma- se suscribieron cerca de 30.000.
LA ARGENTINA, UN CASO PARTICULAR.
Las telecomunicaciones en la Argentina tuvieron un súbito impulso a partir de la privatización de ENTel, en 1990. Desde entonces las nuevas operadoras, Telecom y Telefónica, vienen registrando inversiones anuales que superan los US$ 1.000 millones. Los fondos se destinan a reconvertir y modernizar las empresas: es lo que exigían los pliegos de condiciones de la privatización.
Hasta hoy las dos empresas recablearon 50% de las redes con fibra óptica, digitalizando los servicios en la misma proporción. Es precisamente esta modernización la que permite ofrecer nuevos servicios a los usuarios, instalar más líneas telefónicas y por ende incrementar los ingresos. Lo cierto es que
en tres años hubo un aumento sustancial del número de teléfonos por habitante, natural si se toma en cuenta la demanda insatisfecha durante años.
El Estado regula y controla la actividad de las telecomunicaciones a través de la Secretaría de Comunicaciones, mas específicamente vía la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, desde donde se planifica el lanzamiento de nuevos servicios como los debutantes paging y trunking, o se pautan
los tiempos para ir difundiendo la telefonía celular en regiones del interior del país, concursada en estos días.
Algunos piden con insistencia que se desregule íntegramente el sector telecomunicaciones, pero el Estado se mantiene cauteloso. Además de las inversiones de las compañías prestadoras de servicios, los vientos económicos locales permitieron a los empresarios grandes y medianos –
fundamentalmente- acceder a tecnologías de última generación para estar a tono con las ventajas que proporciona optimizar el sistema de comunicaciones externas e internas.
La demanda del sector privado es constante y creciente, según dicen regocijados los proveedores de equipos. Y debe ser cierto, porque Siemens aumentó su producción y se esperanza aún más con su nueva línea de centrales, que tuvo un crecimiento vertiginoso en los dos últimos años. Lo mismo ocurre con Nec y siguen llegando más empresas para proveer a las operadoras como Alcatel e Italtel, pero también para competir en el mercado de atención a empresas.
