Con siete kilómetros de largo por uno de ancho, de pura
tranquilidad, cercados por un mar transparente. Partiendo de Puerto
Juárez, al norte de Cancún, se necesitan 45 minutos
de navegación para llegar a isla Mujeres, o Zazil-Ha, "agua
clara", como la llamaban los mayas, sus primeros habitantes.
De único puerto natural de la región durante el
período colonial, pasó a convertirse en un punto
estratégico durante la Segunda Guerra, cuando los norteamericanos
construyeron allí una base. En la actualidad, es, sencillamente,
un rincón privilegiado del planeta.
La isla cuenta con varias opciones para la práctica del
buceo y la caza submarina. La principal es el Carrafon, un parque
cuya fauna acuática ha sido preservada y donde, por un
precio accesible, se puede disfrutar de una belleza natural difícil
de describir. Ahí se alquilan los equipos básicos
para una mejor visualización de los arrecifes de coral,
habitados por una infinidad de peces que conviven, sin sobresaltos,
con los curiosos invasores. La visibilidad varía de 20
a 30 metros.
La Virgen Sumergida es una estatua de bronce colocada a casi dos
metros de profundidad en una pared de coral, y allí se
levanta el Farito, que señala la entrada del puerto de
la isla.
Otro lugar donde prevalece el criterio ecológico es la
isla Contoy, una reserva para descanso y procreación de
pájaros migratorios. Se llega en alrededor de 90 minutos,
y en el viaje se pesca el almuerzo, que luego será servido
en la sede de la reserva: barracudas a la parrilla, rayas con
paltas, cebolla y tomate.
La isla es minúscula y se la puede recorrer a pie mientras
mariposas e iguanas cruzan el camino y sorprenden a los exploradores.
Terminada la excursión, casi nadie se resiste a beber cerveza
mexicana con los pescadores y, de paso, comprar algunas langostas.
Lógicamente, el ingrediente básico de la cocina
isleña son los peces y frutos de mar. Junto a las playas,
los restaurantes tipo palapas (cabañas con techo de paja)
sirven, entre otros bocados, el delicioso tikinchik, una variedad
de lenguado a las brasas.
Concluidos los placeres de la buena mesa, alguien relatará
la última visita de Jacques Cousteau o, mejor aún,
la historia de Fermín Mundaca, el pirata traficante de
esclavos que se enamoró de La Tigrena, una muchacha del
lugar, y para conquistarla le hizo construir una mansión
con parque en el sur de la isla. Pero ella prefirió a un
nativo con el que tuvo muchos hijos. El pirata, desconsolado,
perdió la razón y terminó muriendo solo en
el continente. Una historia que vale la pena escuchar mientras
se apaga el mágico crepúsculo.
COMO LLEGAR.
Hay un servicio continuo de transporte cuyos puntos de partida
quedan en los alrededores de Cancún. Para el traslado de
vehículos por ferry, hay que ir hasta Punta Sam, a cinco
minutos de Puerto Juárez.
HOTELES.
El precio de una habitación doble oscila entre los US$
21 del Rocamar hasta los US$ 80 del Condotel Nautibeach. Hay posibilidades
intermedias en el Berny, el Cabañas María del Mar
y el Cristalmar Beach Club.
