La pasión de los coleccionistas

    ¿Quién no padeció en su adolescencia una incontrolable pasión por coleccionar? Juntar etiquetas de cigarrillos, cajas de fósforos, postales, discos, cualquier cosa era oportuna para alimentar la manía.Para algunos, la cuota de fetichismo era imprescindible. Entonces, el peine que rozó el jopo de Elvis Presley o el botón que Lennon perdió en un recital podían suscitar verdaderos delirios. La velocidad de los tiempos terminó transformando esas pequeñas colecciones en objetos de interés para el mercado de antigüedades, para satisfacción de alguna madre que supo contener impulsos de mandarlas al tacho de basura. La crisis del mercado de arte, que durante 1991 zambulló a las más hondas profundidades los valores de la pintura impresionista y moderna, reflotó, en cambio, piezas menos sofisticadas: estampillas, recuerdos de Hollywood, del rock, del mundo deportivo y originales de tiras animadas e historietas. Una de las primeras subastas de este tipo que organizó Sotheby´s en los años ´70 sacó a la venta originales de dibujos animados de Walt Disney y de la Warner Brothers filmados entre 1920 y 1950. Dos décadas después, en agosto pasado, se vendieron los originales de tiras de los años ´60 y ´70, como la de Charlie Brown, que aún se pasa por la televisión de los Estados Unidos. Las circunstancias aceleraron los tiempos de añejamiento y, como el cielo no puede esperar, cada uno de los rubros se lanzó a conquistar el firmamento de los récords.En los Estados Unidos las palmas se las llevaron los objetos relacionados con la memoria del béisbol.En marzo del año pasado, la venta de la colección James Copeland, un distribuidor de elementos deportivos de la zona de Los Angeles, superó los 7 millones de dólares en la tarima de subastas de Sotheby´s en pleno corazón de Manhattan.La vedette del conjunto, reunido en el lapso de cinco años, fue una tarjeta impresa por la fábrica de cigarrillos Piedmont con la imagen de Honus Wagner, un legendario bateador de la primera década del siglo. Lo singular de esta pieza está vinculado con la decisión de Wagner de retirarla de circulación para evitar que su imagen se asocie al consumo de tabaco. La tarjeta, una de las dos que quedaron por azar, se vendió en 451.000 dólares, una suma que ningún pintor argentino ha logrado aún en el mercado internacional.Mucho más universal es la “memorabilia” del rock y la música pop. Allí se ofrecen las reliquias que pertenecieron a Michael Jackson, Madonna, Elvis Presley y los Beatles.En diciembre pasado salieron a la venta en una sola subasta una de las primeras guitarras que usó Jimi Hendrix en 1955, escritos líricos de Bob Dylan de sus primeras épocas en Nueva York y el vestido que usó Madonna para la portada de su album “Like a Virgin”. Los precios oscilaban entre 5.000 y 40.000 dólares. Desde ya que los coleccionables no aportan a las casas de subastas las sumas que arriman las ventas de muebles o pintura. Sin embargo un cliente de la Casa Christie´s Nueva York comentó, después de haber pagado varios miles de dólares por una estampilla, que el costo por superficie era mayor que el que había pagado el japonés Ridei Saito por el retrato del Dr. Gachet de Vincent Van Gogh, hasta ahora la pintura más cara de la historia.