Nueva moneda: los certificados de privatización

    El Estado gasta US$ 500 millones mensuales; 375 millones en sueldos. A los militares, activos y en retiro, se les paga US$ 168,5 millones; a los maestros, US$ 105 millones.
    Se suponía que Domingo Cavallo sería sinónimo de reactivación y crecimiento. No pudo ser. La culpa es de la maldita brecha fiscal que obliga a aumentar la presión tributaria y a hacer malabarismos con las tasas de interés. Entre tanto, la Secretaría de Planificación se ha convertido en un bastión de los intentos de reactivación.
    Vittorio Orsi, un corpulento italiano de 73 años y con un acento, cuando habla, que no oculta su origen, es un motor de ideas diferentes, atractivas, que son transmitidas con singular convicción.
    Orsi cree que es imperioso una política energética integrada con los países vecinos; propicia recrear el crédito con “obligaciones negociables” de empresas estatales; creciente utilización del dólar como moneda de valor y de transacción; y emisión de certificados de privatización.
    Lo que sigue es el reportaje exclusivo que concedió a MERCADO el domingo 24 de febrero a las 10 de la mañana, en su oficina del Ministerio de Economía. “Yo siempre trabajé de la misma manera y no tengo por qué cambiar ahora”, explicó sin un vestigio de excusa por lo insólito de la cita.
    -¿Cómo vamos? ¿Seguimos mal pero vamos bien, como decía no hace mucho el presidente?
    -Las simplificaciones tienen siempre poco contenido. La sociedad está afligida en casi todos los negocios.
    -Hay excepciones.
    -Sí, por ejemplo, la que se dio con la apertura en materia de gas y petróleo.
    -¿Cómo concibe la política energética?
    -Con Brasil, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia podemos llegar a una optimización del costo de la energía eléctrica y del gas en toda la zona.
    -Esto está estrechamente vinculado con los insumos industriales y su influencia en los costos internos.
    -Exacto. Muchas veces se escuchan lamentos de parte de los empresarios por las diferencias de los costos con Brasil. El punto es ver cómo podemos resolver estas asimetrías.
    -Hay que convenir que, de todas maneras, el problema económico argentino no se arregla sólo con la energía.
    -No, no. Luego voy a avanzar más a fondo en los otros elementos.
    -¿Entonces?
    -Entonces no hay ninguna duda de que si se logran la interconexión eléctrica con Brasil y Chile, la reutilización del gas de Bolivia en una joint-venture privada binacional, la privatización de las redes de distribución, la desregulación del sistema de transporte, la producción de la energía nuclear,
    armonizando las tarifas actualmente dispersas entre los países, habremos dado un primer salto importante en las posibilidades de reactivación económica.
    -Para que haya reactivación también es necesario recrear el crédito.
    -Ese es el segundo punto importante de esta estrategia.
    -¿Cuál es su propuesta para que esa financiación sea accesible?
    -Mi propuesta es lograr que el Parlamento apruebe las llamadas “obligaciones negociables” para empresas estatales. Actualmente hay un proyecto en el Congreso. Segundo, ver cómo -con prudencia- se puede aumentar la base de la utilización del dólar como moneda de valor y de transacción.
    -¿Usted se refiere a la libre convertibilidad?
    -No. La convertibilidad depende a priori de un sustancial balance fiscal.
    -Volviendo a la recreación del crédito, hay otro condimento importante que es la confianza. ¿Cree que el gobierno genera suficiente confianza para reanimar los mercados de capitales?
    -El discurso de la confianza y de la credibilidad radica en generar todos los días hechos que la gente perciba como serios y concretos.
    -Usted estaba enumerando una serie de condiciones para retornar el crédito.
    -El tercer aspecto es rescatar una serie de líneas que en estos momentos no son utilizadas.
    -¿Son del exterior?
    -Sí. Están a disposición en el Banco Mundial, en el BID, en los tratados económicos con Italia y España, y en muchos otros países. Lo que hay que hacer es reunir a toda la gente que, por distintos motivos, no se entendió bien respecto a cada caso y destrabar cada gestión. El otro punto clave es la
    emisión (como se hizo en Brasil) de los certificados de privatización.
    -¿En qué consisten y cómo funcionan?
    -Se trata de un bono que permita a los individuos adquirir bienes del Estado. En otras palabras: el Estado, que está en una situación difícil, remunera a sus acreedores o proveedores con esos bonos.
    -¿Se utilizarán en los casos de privatización futuros?
    -Claro. En cada caso se establecerá qué mezcla de bonos externos, de bonos internos y de dinero se puede conjugar en función de los bienes y servicios que se licitan.
    -¿Está a favor de la venta directa de empresas estatales?
    -Yo lo que digo es que la privatización y la concesión son dos elementos de racionalización del sector público. A lo que tenemos que estar atentos es a que el proceso de privatización no sea hecho de manera tal de producir un insumo caro.
    -Esa es toda una definición. Es lo que no ocurrió precisamente con los peajes camineros y los teléfonos.
    -Sí. Entonces es necesario que exista una autoridad regulatoria que proteja al usuario durante la vida de prestación del servicio.
    -¿Se van a revisar los contratos de los peajes?
    -En los próximos días la Subsecretaría de Obras Públicas considerará con atención, contrato por contrato, si se han cumplido las condiciones de la licitación. En particular, las inversiones referidas a la calidad del servicio.
    -¿También se van a rever los contratos de Aerolíneas Argentinas y ENTel?
    -ENTel hasta el momento no presenta ningún problema. El contrato está cerrado. En Aerolíneas hay que solucionar algunos incumplimientos por parte de los compradores. El punto está en que el servicio de Aerolíneas no sea caro.
    -En los últimos años hemos asistido a una serie interminable de ajustes que siempre exigían otro ajuste para salir de la inflación o del déficit del presupuesto. En cambio, nada se habla de reactivación.
    -Por eso mi discurso no es de ajuste. Necesitamos cierto equilibrio en las cuentas fiscales para encarar luego la reactivación.
    -¿Qué se puede hacer con el equilibrio fiscal?
    -Este punto es grave. Le doy algunas cifras: el gobierno nacional gasta para su actividad el equivalente de US$ 500 millones mensuales. De ese total 75% es para pagar sueldos. De este 75%, 45% es para pagar a militares activos y pasivos. Otro 28% es para pagar a los maestros. Y el resto va gastos varios y deudas. Por su parte, la provincias gastan US$ 600 millones y casi siempre están en desequilibrio. Al que se suman los originados en el sector externo. Entonces tenemos dos frentes para atacar el problema.
    -¿Cómo se reactiva?
    -Lo primero es racionalizar lo que tenemos. Segundo, reencontrar las vías del crédito. Tercero, constituir foros en cada segmento industrial.
    ¿Para detectar las ventajas comparativas?
    -…yo diría las ventajas competitivas. Las grandes acerías como Techint, Acindar, Somisa, Bragado, Altos Hornos Zapla, tendrán que racionalizarse para alcanzar una estructura de costos competitiva con el Brasil. Esta racionalización pasa por una mayor conveniencia en la compra de materias primas, energía eléctrica, menor influencia del transporte interno y externo, aportes de capital, renovación de equipamiento, etc.
    -Si usted se autoproclamó ciudadano del mundo y vivía cómodamente en San Pablo, ¿por qué le sigue interesando la Argentina?
    -¿Se pueden explicar con términos racionales los problemas afectivos?
    -Como ex directivo de SADE, empresa ligada a la llamada patria contratista, ¿se considera un privatizador convencido y confeso?
    -Yo ya he cantado esta canción. La privatización en sí no tiene que ser considerada como el fin. Es un medio para que los productos al consumidor sean más económicos.
    -¿Cuál es su Idea con respecto al tema petrolero?
    -El tema petrolero, junto con el energético, le da a la Argentina una posición de privilegio respecto a los países limítrofes. Pero hay que ser prudentes porque este planteo no resuelve el problema de la industrialización del país.
    -¿Qué necesita el país para industrializarse?
    -Necesita tener una agricultura fuerte, una infraestructura sólida, volver a racionalizar muchos de sus elementos industriales.
    -¿Cree en el pacto social?
    -Los pactos tienen un foro que se llama Parlamento y punto.
    -¿El empresario argentino está a la altura de las circunstancias de sacrificio que exige el momento actual?
    -¿Qué piensa, que hay una categoría de hombres buenos y otra de hombres malos? Todos somos frágiles. El sistema democrático es bueno porque reconoce que los hombres son frágiles y que el príncipe benevolente es peligroso.
    -¿Sabe que hay muchos sectores que dicen que usted se está preparando para ministro de Economía?
    -Ni pensarlo. Son cosas absurdas. La gente que actualmente forma el gabinete económico me merece mucho respeto. Sus integrantes son muy buenos y responsables. Ahora, esto no significa que funcionemos bien. Esto es como un equipo de fútbol. Hay que ver qué pasa en la cancha.
    -¿Cómo va a ser la economía del 91?
    -No lo sé.