“El mercado argentino es firme, estable y predecible”

    PORTADA | Ranking del lujo

    Por Valeria Melon


    Karl-Heinz Handke

    La marca Montblanc nació en 1908 de la mano de Claus-Johannes Voss, el banquero Alfred Nehemias y el ingeniero August Eberstein. En 1934 fue la primera en introducir el sistema de llenado a pistón de las lapiceras, el mismo que se sigue usando en las plumas de lujo hoy en día.
    Su emblema característico de estrella de seis puntas redondeadas es un ícono de la cima del Mont Blanc, la montaña más alta de Europa. Esta mide 4.810 metros y es el número de piezas que Montblanc utiliza para la mayoría de sus ediciones limitadas.
    Montblanc perteneció a sus fundadores hasta 1973, cuando fue comprada por Dunhill.
    Si bien nació y siempre fue reconocida por sus magníficas plumas, desde 1988 la marca pertenece al grupo Richemond (socio también de Cartier, Van Cleef & Arpels, Piaget, Polo Ralph Laurent, Vacheron Constantin, Jaeger-LeCoultre, IWC, Panerai, entre otras) y en estos años Montblanc fue sumando alta relojería suiza, joyería, marroquinería y perfumes a sus colecciones.
    El año pasado, la marca alemana dio a conocer una hazaña que le llevó seis años de trabajo y que marcó la historia de la alta joyería. Se trata de la invención de un nuevo corte de diamante, que lleva la forma de su logotipo. El diamante Montblanc fue utilizado hasta el momento por la marca tanto en joyería como en una magnífica versión de su célebre lapicera Meisterstuck, cuyo capuchón está coronado con un diamante Montblanc que flota en una cápsula transparente. Un desafío que promete nuevas sorpresas en el futuro.
    “Este año tuvimos una muy grata sorpresa en la tienda de Buenos Aires que fue la venta de una pluma de edición limitada a 888 piezas –la más selecta de la marca– a un coleccionista argentino”. Se trató de la pieza dedicada a Gauis Mecenas, una colección que cumple este año su 20 aniversario, en oro macizo y platino.
    Cómodamente instalados en el living de la nueva tienda de Avenida Alvear 1920, Handke, miembro del Executive Board de Montblanc, recibió a Mercado para hablar sobre el presente y futuro de la compañía alemana y de sus perspectivas sobre el mercado del lujo en la región.

    –¿Cuál fue la razón de su viaje a la Argentina?
    –Básicamente para disfrutar del buen vino… (se ríe). En realidad mi viaje esta vez tuvo que ver con la apertura de nuestras dos nuevas tiendas. El mercado en la Argentina ha cambiado en los últimos tres años y vine a reconfirmar esto. Que la Argentina hoy es un mercado fuerte y estable.
    Desde el punto de vista europeo, vemos el mercado local mucho más predecible. En los últimos años era un mercado errático con subidas y bajadas. Para que una empresa extranjera quiera invertir, no es tan necesaria la fuerza de las ventas como la seguridad para poder desarrollar proyectos. Ahora vemos el panorama más claro y por eso decidimos invertir en la ampliación de la tienda de Avenida Alvear y la apertura de la tienda en Unicenter.

    –Recién se refirió al punto de vista europeo: ¿existen diferencias en las estrategias de marketing en Europa y Latinoamérica?
    –No, no hay diferencias en cuanto a las estrategias de marketing. Montblanc es una marca internacional y no creemos que el cliente sea distinto en los diferentes países. Obviamente existen países donde el oro es lo que más seduce como en Asia o personas que prefieren la plata esterlina como ocurre en Inglaterra.
    Pero al final, quien compra en Montblanc es alguien que conoce la marca y en la Argentina esto es igual que en Alemania. Por eso la línea de productos, las campañas de publicidad, el diseño de las tiendas, todo eso es igual en todo el mundo.

    –A su entender, ¿cuál fue el lanzamiento más importante de la marca en 2011?
    –Es una pregunta interesante porque no sé si contestar desde el punto de vista corporativo o personal. Hubo dos en realidad que me dan mucho orgullo. Una son las variaciones nuevas que se incorporaron al reloj Rieussec, que fueron presentadas en SIHH y la segunda, definitivamente, es la edición de la Pluma “Tributo al Montblanc”.
    Una pluma blanca cuyo concepto y técnica de decoración son realmente innovadores. Tuvo mucho éxito y las proyecciones son que se venderán, al final del año, el doble de piezas de lo que habíamos estimado. Esto realmente fue muy llamativo.

    –En 2010 llegó el diamante de Montblanc que fue una verdadera hazaña de alta joyería. ¿Qué éxito tuvo la pluma que lleva en su capuchón un pequeño diamante?
    –La pluma, por lejos, fue un éxito muy grande ya que a la vez se basaba en la célebre Meisterstück de Montblanc. Sin embargo, con el actual aumento del precio de los diamantes –que subieron 50%– deberemos ver si este éxito continúa y evaluar la continuidad de la pluma.
    Nosotros no vamos a bajar la calidad ni la genuina procedencia de nuestros excelentes diamantes, es por eso que el precio de la gema hace subir el precio de la pluma, o de las joyas que lo llevan.

    –¿Cuánto tiempo demanda manufacturar una pluma de edición limitada o un reloj de Montblanc?
    –Es verdad que el tiempo y la dedicación de nuestros orfebres, maestros relojeros, joyeros que realizan cada pieza a mano es muy importante, pero tenemos una larga trayectoria y mucha confianza en ellos. Sin embargo, lo que más tiempo demanda, el mayor desafío, es el diseño.
    En Hamburgo tenemos un Art Design Studio, que es donde verdaderamente nacen las plumas, y esto puede llevar desde meses hasta años. Para darnos una idea, en este momento estamos creando las piezas para 2014, ya tenemos los prototipos y estamos en la etapa final de su diseño.

    –Así como SIHH es la exposición internacional donde Montblanc lanza sus novedades relojeras ¿Cuál es el evento de plumas más importante para ustedes?
    –Desde hace varios años ya no participamos de las grandes exposiciones, sino que organizamos nuestros propios eventos. Creemos que ya no son los escenarios apropiados. Recientemente organizamos un tributo a Grace Kelly en Mónaco, con la presencia del príncipe Alberto y personalidades y clientes VIP de todo el mundo. El año pasado, con el lanzamiento de la pluma dedicada a John Lennon, se realizó un evento simultáneo en siete países de tres continentes junto a Yoko Ono También el lanzamiento de la pluma de Unicef en Los Angeles. Fueron todos momentos muy importantes para la marca.

    –Luego de la aparente democratización del lujo que se dio en los años 80 ¿Cómo define al lujo en este momento?
    –Alguien dijo: “Si es democratización del lujo es el fin del lujo”. Si la rareza, lo inusual y lo único son el verdadero atributo del lujo, entonces no lo puede tener todo el mundo.
    Pero aquí puedo precisar lo que en Montblanc estamos haciendo a este respecto. Una de las estrategias es justamente actualizar nuestras tiendas, que ahora son mucho más grandes, y también seleccionar los lugares donde se venden. A la vez diseñamos muebles especiales de exhibición para estas librerías o papeleras que, en general, son muy reconocidas y antiguas.
    Esto es algo que el cliente actual valora, la atención al momento de la compra. Y lo que acabamos de hacer en Buenos Aires es un excelente ejemplo. Por 12 años tuvimos una tienda pequeña de 40 m² y este año inauguramos esta nueva que tiene 200 m², con el salón principal, la galería de ediciones limitadas, un jardín de invierno y un gran living. Nuestro compromiso es crear lo mejor, no importa el precio que tenga.

    –Por último ¿cómo ve a Buenos Aires como mercado en relación a la región?
    –Buenos Aires es una ciudad que me encanta. Tiene una idiosincrasia muy especial, paisajes y arquitectura que mezclan la nostalgia y el presente, la historia y la cultura. Es una ciudad realmente creativa. Sin embargo, por los constantes avatares económicos de los últimos 20 años, a los que me referí antes, no ha habido un crecimiento.
    Es llamativo que aquí tengamos solo dos tiendas cuando en Ecuador hay ocho o en Brasil hay 14. Pero soy muy optimista en este sentido y las dos nuevas aperturas creo que hablan por sí mismas, la Argentina tiene un alto potencial.